La paz esté con vosotros. Amigos, nuestra primera lectura y nuestro evangelio para este fin de semana creo que tienen una repercusión especial en nuestro tiempo, porque ambos hablan claramente sobre la vida después de la muerte. Digo que tienen repercusión en nuestro tiempo, porque se está volviendo más y más dominante una ideología secularista o materialista que dice:
“Todo lo que existe es el mundo que podemos ver y medir empíricamente. Todo lo que existe es materia en movimiento. Sucedió el Big-Bang. El mundo vino a la existencia y algún día desaparecerá de la existencia. Vivimos por un breve tiempo y cuando morimos nuestros cuerpos regresan a la tierra. El universo mismo se desinflará”.
Esa es la visión materialista, secularista del mundo. Sorprende a mucha gente religiosa, pero la visión de que no hay nada para nosotros tras esta vida es verdad sostenida comúnmente a lo largo del período del Antiguo Testamento.
Si miras al texto del Antiguo Testamento, encontrarás que comienza haciendo una especie de referencia tentativa de un más allá o hacia una vida después de la muerte.
Pero en el Antiguo Testamento, la visión estándar era que la muerte era el final y regresábamos a la tierra.
Cuando el salmista, por ejemplo, alaba al Señor: “¿Acaso el polvo te alabará?”. El punto que está planteando es: “Bueno, sí, ahora que estoy vivo, puedo alabarte. Pero el polvo, una vez que me he ido, no puede darte ninguna alabanza”.
Bueno, nuestra lectura, la primera lectura para hoy es del segundo libro de los Macabeos y es uno de los textos más extraordinarios en el Antiguo Testamento porque es uno de los relativamente pocos pasajes del Antiguo Testamento que indica claramente la existencia de la vida después de la muerte.
Y la ambientación es fascinante: Estamos mirando al segundo siglo a.C. en Israel.
Una época en que una cultura helenizante estaba intentando imponerse sobre Israel. Aquí estoy entonces hablando sobre los descendientes culturales y políticos de Alejandro Magno, trasladados a esta parte del mundo, y están intentando imponer sobre el conquistado Israel, cierto modo de vivir griego.
Pero en aquel tiempo fue visto por muchos en Israel como una afrenta. Era intolerable. Me resulta interesante que, a través de todos los siglos, encontrarán naciones conquistando desde los tiempos antiguos hasta nuestro tiempo siempre están ofreciendo algo bueno. Es por eso que todos quieren extender sus imperios alrededor del mundo. Y los antiguos griegos no eran diferentes. Querían helenizar al mundo.
Pero se encontraron en Israel con una enérgica resistencia. Fue liderada por este Judas Macabeo, de allí el libro de los Macabeos. Macabeos significa el martillo. Judas y sus hermanos, Judas y su familia reunieron un montón de seguidores alrededor de ellos y resistieron la influencia helenizante. Se levantaron en armas contra los griegos. Leed los libros de los Macabeos para todos
Lo que sucedió es que esta madre y siete de sus hijos habían sido capturados y son obligados a comer cerdo, lo cual era contra las leyes judías. Era de esperar probablemente que, si lograban que esta gente se rindiera, causaría que los otros se rindieran. Ese es el método habitual que utilizan los conquistadores. Si puedo lograr que algunos líderes de la sociedad se derrumben, el pueblo los seguirá pronto.
Así que supongo que esta mujer y sus hijos eran actores importantes. Así que los presionan mucho para que claudiquen. Pero no lo hacen. Y lo que sigue es un cuento espeluznante, cuando uno por uno, en la presencia de su madre, estos hijos son ejecutados.
Pero los discursos que pronuncian antes de morir son magníficos y están en el corazón de nuestra lectura. Esto es lo que dice uno de ellos: “Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres”. Y luego otro hijo, extiende sus manos, porque los torturadores están amenazando cortarle sus miembros. Dice, “De Dios recibí estos miembros y por amor a su ley los desprecio, y de él espero recobrarlos”. Es extraordinario, ¿verdad? Está a punto de morir y extiende sus propias manos y dice, “por amor a su ley los desprecio”. Pero al mismo tiempo, al modo en que me las dio, confío en que Él me las devolverá.
El último hermano, justo antes de morir dice esto, “Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se tiene la firme esperanza de que Dios nos resucitará”.
Nuevamente, esta no era una visión común en el Antiguo Testamento, pero la vemos aquí exhibida vívidamente. Ved, es más que una historia de gran valentía. Es eso, por supuesto, y honramos a estas personas por su valentía, pero es una historia de gran importancia teológica, por la afirmación de la creencia en la vida después de la muerte.
Observad que estos jóvenes no están actuando a partir de una especie de puritanismo o dualismo o Platonismo que diría, “Seguro, estos cuerpos son fallidos y estoy ansioso de deshacerme de ellos y deseo morir así puedo ir al cielo”.
No hay un desdén del cuerpo en sí. En los primeros siglos de la Iglesia, tuvimos la herejía gnóstica, que decía exactamente eso, que el cuerpo era una especie de prisión de la cual el alma anhela escaparse.
Bueno, eso no es todo lo que alienta a estos hermanos. No, no.
Ellos están ofreciendo sus manos y sus lenguas y que les corten sus lenguas, sus extremidades, sus cuerpos mismos con la esperanza de que los recibirán de nuevo.
La vida resucitada —aquí está el asunto interesante— la vida resucitada que están esperando no es una puramente espiritual, no es la fantasía de Platón de la existencia incorpórea, sino es una que involucra el cuerpo resucitado a un campo de perfección más elevado.
Pienso que hay una inmensa cantidad de Cristianos que sostiene algo que es más platónico que bíblico. Me refiero a que tienden a pensar en la vida en el más allá como el alma escapando del cuerpo y elevándose a este sitio puramente espiritual llamado cielo.
Pero ved que ese no el objeto de la esperanza Cristiana.
¿En qué esperamos?
No en una existencia incorpórea, puramente espiritual. Esperamos la resurrección del cuerpo. En la resurrección de Cristo de la muerte, vemos esto en completa realización. Pero qué maravilloso es que sea anticipado en esta historia de los macabeos. Estos siete hermanos están dando voz a esta esperanza muy profunda, de una auténtica vida resucitada.
De acuerdo.
Sobre ese trasfondo —por eso es que la Iglesia nos dio esta lectura, la primera lectura— porque tenemos que mirar nuestro evangelio a la luz de aquél.
El escenario es una conversación, muy acalorada me imagino, ente los saduceos y Jesús.
((( ¿Quiénes son los saduceos? Son una especie de partido político religioso dentro del judaísmo y tienen muchas características, pero una de ellas era que ellos —y nuevamente, para ser justos, en línea con la corriente principal de mucha de la tradición del Antiguo Testamento— ellos no creían en la vida después de la muerte.
Jesús,
— los saduceos pueden advertirlo por su predicación—
ciertamente cree en la resurrección.
Y entonces se lo plantean y probablemente presentaron
sus personas más inteligentes.
Los saduceos plantean entonces este famoso caso.
Está esta mujer que se casa con una serie de siete hermanos, cada uno de los cuales muere. Luego muere la mujer y va al más allá. Bueno, ¿de quién será la esposa? ¿Quién es su marido? Se casó con los siete. Reductio ad absurdum.
Si realmente crees en la esta vida después de la muerte,entonces ¿cómo es posible esta clase de situación? )))
Jesús no está de acuerdo.
Él proclama clara y enérgicamente su creencia en la vida después de la muerte, en la resurrección.
¿Y cuál es su primera evidencia?: Moisés
Moisés, en el corazón mismo del Antiguo Testamento, habla de Dios como el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos. Para el tiempo de Moisés, Abraham, Isaac y Jacob estaban muertos largo tiempo atrás, y sin embargo Dios es descripto siendo el Dios de estos tres hombres.
¿Cómo es posible a menos que en algún sentido estos tres hombres estén todavía vivos? Están todavía vivos en la presencia de Dios.
¿Cómo continúa respondiendo a los saduceos?:
En el reino celestial, la gente no se casará ni será dada en matrimonio. Corta el dilema entonces de raíz. ¿Pero por qué?
¿Porque casarse es algo malo?
¿Porque no podemos esperar a elevarnos más allá de este mundo de cuerpos y sexualidad y matrimonio e ir a un espacio espiritual más elevado?
No, no, no, no,
porque en el reino celestial, que es un reino encarnado, los judíos nunca lo concebirían de otra manera. En el reino celestial, amaremos de una manera tan intensa que va más allá incluso de la más intensa expresión de amor aquí abajo que nosotros llamamos matrimonio.
No es que en el cielo se exhiba algo menos que el matrimonio, sino algo mucho mayor que el matrimonio. Habrá una intimidad de uno con otro que es posible porque estamos unidos tan íntimamente a Dios y a través de Dios a los demás.
La gente no se casará ni será dada en matrimonio,
porque hay algo mucho mayor que se pone
de manifiesto en el cielo.
Un último punto ahora, mientras cierro:
Algo que escucharán de los secularistas y materialistas hoy es, “ustedes, la gente religiosa que cree en el cielo, una quimera cuando nos morimos. Ustedes son el problema, porque todo este fanatismo sobre el otro mundo los conduce a ignorar las injusticias y el sufrimiento de este mundo”.
Ved que eso es un sinsentido mayúsculo, porque es en verdad lo contrario.
Si eres un estricto materialista, entonces esto es todo lo que existe, esta vida, este cuerpo, que va a morir y regresará a la tierra, el universo se desvanecerá. ¿Por qué debería yo particularmente cuidar de las injusticias repugnantes que están diseminadas por el mundo?
Oh, hay un niño en África ahora mismo muriendo de hambre y es causado por la corrupción política y la injusticia. De acuerdo, él va a morir. Yo voy a morir. Todos vamos a morir. El universo se va a desvanecer. ¿A quién le importa?
Pero ahora denle la vuelta. Tú eres una persona religiosa y crees en la vida después de la muerte, crees, primero que todo, que ese niño sufriendo ahora en África, ese niño famélico fue amado a la existencia por Dios y está destinado a la vida eterna con Dios. Les advierto, no solo su alma que escapa de su cuerpo, sino él mismo, cuerpo y alma está destinado a vivir con Dios. Por lo tanto, por supuesto que estoy interesado en lo que es justo y bueno para él. Por supuesto, estoy interesado en aliviar su sufrimiento.
No es que eso sea indiferente a las personas religiosas.
Al contrario. ¿quiénes fueros los mayores activistas sociales del siglo XX?
Gente como Martin Luther King, que creía en la vida después de la muerte.
Gente como Juan Pablo II, que creía en la vida después de la muerte.
Gente como Mahatma Gandhi en India, un hombre espiritual que creía en la vida después de la muerte.
No me fastidien con este tema de que la gente religiosa es la indiferente al sufrimiento de este mundo.
Al contrario. Son aquellos que creen como aquellos siete heroicos hermanos del Antiguo Testamento. Aquellos que creen como Jesús creyó en la vida después de la muerte, los que están más comprometidos con la justicia aquí debajo.
Dios os bendiga.
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