Cada año celebramos memoria, el 10 de julio, de los mártires de Damasco.
Este año invitamos a todas las comunidades franciscanas a celebrarlo:
el miércoles 10 de julio, por ser el día de su martirio.
Y a destacarlo el domingo 14 de julio en las misas del domingo, para favorecer la participación de los fieles en la Misa, y para comunicar que este próximo 20 de octubre de 2024, serán canonizados.
Subsidio Litúrgico Ofm Santiago:
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Cada año, el 10 de julio, el calendario litúrgico propio de la Custodia de Tierra Santa recuerda a los “Mártires de Damasco”. Son ocho frailes menores y tres laicos maronitas, asesinados “por odio a la fe” la noche del 9 al 10 de julio de 1860. Pío XI los beatificó en 1926.
La historia de los mártires
La violencia desencadenada en Damasco en 1860 se enmarca en el contexto de persecución por parte de los drusos chiitas, que se había extendido a Siria desde el Líbano. Se dice que miles de cristianos perdieron la vida. La noche entre el 9 y el 10 de julio de 1860 un comando druso entró en el convento franciscano del barrio cristiano de Bab Touma y masacró a ocho frailes – Emanuele Ruiz, Carmelo Volta, Nicanore Ascanio, Nicola M. Alberca y Torres, Pietro Soler, Engelbert Kolland, Francesco Pinazo Peñalver, Juan Jacobo Fernández – y tres cristianos de rito maronita, los hermanos Francesco, Abdel-Mooti y Raffaele Massabki.
El recuerdo en Damasco
La tarde del domingo 9 de julio, víspera de la memoria litúrgica, se llevó a cabo una celebración en la iglesia latina dedicada a San Pablo en pleno centro de Damasco. Aquí también hay una capilla con la urna que guarda los restos mortales de los once mártires. Tras la misa, los fieles formaron una procesión, encabezada por las reliquias de los mártires. Recorrieron las calles de la ciudad vieja, como homenaje también a los miles de mártires, muchos desconocidos, que perecieron durante la misma persecución. Entre las paradas, también hubo una ante la casa de los hermanos Massabki. La procesión terminó en la iglesia maronita, donde se impartió la bendición final.
El mensaje
Fray Firas Lufti es el guardián del convento de Bab Touma. Cuenta así la importancia de esta memoria para los cristianos de Damasco, que desde hace más de diez años viven el drama de la guerra: “La vida heroica de estos mártires, su entrega por los demás, son una llamada a la perseverancia en la fe hasta el final. La sangre de los mártires nos da valor, nos da la fuerza para permanecer. Creo que nuestra presencia hoy aquí es una prolongación de lo que hicieron nuestros mártires: acogida y diálogo con todos”.
Ecumenismo de los mártires
Hermanos en el bautismo, hermanos en el martirio. Aun siendo de ritos y confesiones religiosas distintas, los “mártires de Damasco” dieron su vida por el mismo Cristo. Con vistas al jubileo de 2025, el papa Francisco instituyó recientemente la “Comisión de los Nuevos Mártires – Testigos de la Fe” para elaborar un “catálogo de todos los que han derramado su sangre por confesar a Cristo”. El estudio “se extenderá a todas las confesiones cristianas”. Es el concepto de “ecumenismo de los mártires”, del que los “mártires de Damasco” son un ejemplo. “Dios transforma el odio en bien, en paz y en abundancia de gracia – dice fray Firas –. Por eso en 1926 fueron proclamados beatos y esperamos que el papa Francisco proceda pronto a su canonización.
Marinella Bandini
El 23 de mayo de 2024, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia al Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, y aprobó los votos favorables de la Sesión Ordinaria de los Cardenales y Obispos Miembros de la Congregación relativos a la Canonización del Beato Emanuele Ruiz y de siete Compañeros de la Orden de los Hermanos Menores, así como de los Beatos Francisco, Mooti y Rafael Massabki, fieles laicos maronitas, Mártires de Damasco en 1860.
El acontecimiento del martirio de los once Beatos Mártires candidatos a la canonización se sitúa en el contexto de la persecución contra los cristianos que tuvo lugar en la ciudad de Damasco el 9 de julio de 1860 y que causó miles de víctimas. Aquella misma noche, un comando de alborotadores, animados por un odio religioso profundamente arraigado, consiguió penetrar por una puerta oculta, indicada por un traidor, en el convento franciscano de San Pablo. Allí fueron bárbaramente masacrados ocho frailes menores -siete de nacionalidad española y uno de nacionalidad austriaca- y tres cristianos laicos maronitas, hermanos entre ellos. Fue claramente una muerte de mártires: de hecho, antes de infligir brutalmente los golpes mortales a las once víctimas, los atacantes les pidieron que renunciaran a la fe cristiana y abrazaran el Islam, invitación que rechazaron con decisión.
Los Beatos en vías de canonización son:
Fr. Manuel Ruiz López, sacerdote OFM, Superior, nacido en 1804 en San Martín de las Ollas, Burgos, España.
Fr. Carmelo Bolta Bañuls, sacerdote OFM, párroco, nacido en 1803 en Real de Gandía, Valencia, España.
Fr. Engelbert Kolland, sacerdote OFM, vicario parroquial, nacido en 1827 en Ramsau, Salzburgo, Austria.
Fr. Nicanor Ascanio Soria, sacerdote OFM, nacido en 1814 en Villarejo de Salvanés, Madrid, España.
Fr. Nicolás María Alberca Torres, sacerdote OFM, nacido en 1830 en Aguilar de la Frontera, Córdoba,
Fr. Pedro Nolasco Soler Méndez, sacerdote OFM, nacido en 1827 en Lorca, Murcia, España
Fr. Francisco Pinazo Peñalver. religioso OFM, nacido en 1802 en la aldea de El Chopo de Alpuente, Valencia, España.
Fr. Juan Jacob Fernández, religioso OFM, nacido en 1808 en la aldea de Moire, Ourense, España.
Francisco Massabki, laico maronita, comerciante de seda.
Mooti Massabki, laico maronita, profesor en la escuela franciscana.
Raphael Massabki, laico maronita. hermano menor de Francisco y Mooti.
El resurgimiento de la Causa ha sido posible por la creciente reputación del martirio y el número cada vez mayor de signos atribuidos a la intercesión de los once Mártires de Damasco, así como por la difusión de su culto. A ello se asoció la esperanza de que su canonización pudiera ser un mensaje de diálogo, paz y unidad en el contexto de Oriente Medio, cada vez menos sereno y más agitado por vientos de guerra.
Con este fin, el Santo Sínodo de los Obispos Maronitas presentó en el año 2022 al Papa Francisco una petición de canonización de los Beatos Mártires Massabki, exponentes heroicos de la santidad laica maronita. Los Superiores Mayores de la Orden de los Hermanos Menores, el Ministro general y el Custodio de Tierra Santa se asociaron también a la súplica, solicitando la Canonización para todo el grupo de los once Mártires de Damasco, subrayando la inminencia del octavo centenario de la muerte de San Francisco de Asís, 1226-2026, que sería así honrado con la canonización de ocho de sus dignos hijos. El Papa Francisco, el 23 de marzo de 2023, autorizó el procedimiento especial para la redacción y el estudio de la peculiar Positio super Canonizatione.
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SEGUNDA LECTURADe la Exhortación apostólica Sacramentum caritatis, de Benedicto XVI, papa(Núm.85)
El martirio, testimonio de la victoria contra el mal
La misión primera y fundamental que recibimos de los santos misterios que celebramos es la de dar testimonio con nuestra vida. El asombro por el don que Dios nos ha hecho en Cristo imprime en nuestra vida un dinamismo nuevo, comprometiéndonos a ser testigos de su amor.
Nos convertimos en testigos cuando, por nuestras acciones, palabras y modo de ser, aparece el Otro y se comunica. Se puede decir que el testimonio es el medio con el que la verdad del amor de Dios llega al hombre en la historia, invitándolo a acoger libremente esta novedad radical. En el testimonio Dios, por así decir, se expone al riesgo de la libertad del hombre. Jesús mismo es el testigo fiel y veraz; ha venido para dar testimonio de la verdad.
Con estas reflexiones deseo recordar un concepto muy querido por los primeros cristianos, pero que también nos afecta a nosotros, cristianos de hoy: el testimonio hasta el don de sí mismos, hasta el martirio, ha sido considerado siempre en la historia de la Iglesia como lacumbre del nuevo culto espiritual: presentad vuestros cuerpos.
Se puede recordar, por ejemplo, el relato del martirio de san Policarpo de Esmirna, discípulo de san Juan: todo el acontecimiento dramático es descrito como una liturgia, más aún, como si el mártir mismo se convirtiera en Eucaristía. Pensemos también en la conciencia eucarística que Ignacio de Antioquía expresa ante su martirio: él se considera «trigo de Dios» y desea llegar a ser en el martirio «pan puro de Cristo».
El cristiano que ofrece su vida en el martirio entra en plena comunión con la Pascua de Jesucristo y así se convierte con él en Eucaristía. Tampoco faltan hoy en la Iglesia mártires en los que se manifiesta de modo supremo el amor de Dios.
Sin embargo, aun cuando no se requiera la prueba del martirio, sabemos que el culto agradable a Dios implica también interiormente esta disponibilidad, y se manifiesta en el testimonio alegre y convencido ante el mundo de una vida cristiana coherente allí donde el Señor nos llama a anunciarlo.
RESPONSORIO Heb 11, 33.34.39; Sab 3, 5R. Los santos, por medio de la fe, conquistaron reinos, practicaron la justicia, vieron cumplidas promesas, fueron valientes en la guerra. Todos estos fueron acreditados por su fe.V. Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí. Todos estos.
La oración como en Laudes.
Laudes
Benedictus, ant. A vosotros os digo, amigos míos: «No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más».
Oración
Atiende, Señor, nuestras súplicas en la fiesta de los santos mártires Manuel y compañeros, para que, del mismo modo que los has vestido de fortaleza en la confesión de tu nombre, nos concedas a nosotros experimentar su poderosa intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo.
Vísperas
Magníficat, ant. No les tengáis miedo, porque se os ha concedido la gracia no sólo de creer en Cristo sino de padecer por él.
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