“Cuando falleció, familiares y amigos pensaban que era una santa”
El 13 de abril de 2021 el papa Francisco ha firmado el decreto de virtudes heróicas de la española Amparo Portilla Crespo y la ha declarado venerable.
¿Quién es la nueva venerable con que cuenta la Iglesia?
Amparo nació en Valencia el 26 de mayo de 1925, siendo la mayor de cuatro hermanos. La muerte de su padre en la Guerra Civil cuando ella tenía 12 años la hizo madurar anticipadamente. Estudió bachillerato en el colegio del Sagrado Corazón de Godella (Valencia), y posteriormente curso Magisterio y Puericultura. Ya desde joven tuvo predilección por los marginados por la pobreza, lo que la llevó a participar e impulsar la catequesis en la Parroquia de la Santa Cruz, una barriada humilde de Valencia.
En 1950 se casó con Federico Romero Pérez y marchó a vivir a Madrid. Fue un matrimonio enamorado y feliz del que nacieron once hijos. Su vida estuvo dedicada a su familia; fue una madre cariñosa, paciente y abnegada, trabajadora infatigable y siempre alegre y generosa, dando a los demás permanente ejemplo de vida.
Diariamente agradecía al Señor los dones cotidianos que decía no merecer y ofrecía las adversidades por quienes estaban en peor situación. Preocupada y volcada hacia las necesidades de los demás, con especial amor por los más desprotegidos, pobres, enfermos o alejados de Dios, a los que, sin aceptar el pecado, defendía resaltando sus cualidades y disculpando los defectos. Nunca tuvo rencor a nadie, aunque la hubieran perjudicado en algo, sino que perdonaba y se esmeraba con ellos dándoles más cariño.
En febrero de 1994 aceptó con serenidad cristiana el diagnóstico de cáncer de pulmón, considerando su enfermedad como instrumento de acercamiento al Señor para ella y para todos los que estaban a su alrededor. Luchó para vencer su enfermedad; soportó y ofreció con alegría las numerosas intervenciones quirúrgicas que se le practicaron, sin queja alguna, animando y dando cariño a los que la trataban, a su familia y conocidos.
Falleció en olor de santidad en Madrid en la madrugada del 10 de mayo de 1996, mirando una imagen de la Virgen de los Desamparados. Dejó en los que la conocieron el poso de su profunda y auténtica vida cristiana.
Está enterrada en la capilla de San Fernando de la cripta de la Catedral de la Almudena de Madrid.
Cuando falleció familiares y amigos pensaban que era una santa. Este sentir también se manifestó en muchas de las personas que acudieron al tanatorio y al posterior entierro, que le comenzaron a rezar a ella y no por ella. Estas acciones se fueron repitiendo espontáneamente por parte de otras personas y se instó a iniciar un proceso de canonización.
Cinco años después de su muerte se abrió el proceso diocesano para su canonización, convencidos de su santidad y de la gran relevancia pastoral que hoy tiene su vida; su ejemplo de mujer católica, de madre de familia y de esposa. Una mujer que luchó por la santidad en medio del mundo actual, que comprendió el valor de la familia como núcleo de la sociedad, donde mejor se recibe la formación humana y se transmite la fe.
En la actualidad, su fama de santidad está muy extendida y constantemente se reciben testimonios y favores atribuidos a su intercesión desde muchas partes del mundo.
Amparo Portilla Crespo fue y es un modelo de fe y de adecuación de la vida de una mujer de nuestro tiempo a la de Cristo. Un ejemplo para nuestros días de una persona cristiana en medio del mundo.
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