El belén se ha convertido en la máxima expresión de la Navidad junto con el árbol, la estrella y los villancicos.
Y MUY NECESARIA, hoy día en que tantos felicitan las fiestas pero no la Navidad o decoran con tiernos duendes o renos y no con pastores o la sagrada familia.
NO DEJES de poner al niño Jesús en el CENTRO DE TU HOGAR, y de tu familia.
¿Sabes cuál es el origen del Belén de Navidad?
Las primeras representaciones belenísticas hay que buscarlas en las catacumbas romanas, concretamente en un fresco de principios del siglo II hallado en la conocida Capella Greca, en las catacumbas de Priscila en la Vía Salaria de Roma. La escena muestra a la Virgen María estrechando en su pecho al niño Jesús envuelto en pañales. Frente a ellos aparecen los tres Magos de Oriente, que visten una túnica corta, sin manto, gorro ni corona.
Entre los años 432 y 440, el papa Sixto III trasladó a Roma desde Tierra Santa algunos fragmentos de la "santa cuna” y los dispuso en una pequeña capilla en la iglesia de Santa Maria ad Preasepe (Santa María en el Pesebre), donde empezó a celebrar representaciones que recreaban el nacimiento de Cristo.
En 1233, Francisco de Asís llegó, junto con su hermano León, en la población de Greccio, en la región italiana del Lazio pidió permiso al papa Honorio III para crear el primer belén en una cueva muy cerca de la ermita de la localidad.
La tradición "belenística"
La primera forma moderna de belén se la debemos a san Cayetano de Thiene, que en 1534 ideó un pesebre con figuras de madera pintadas que iban cubiertas con ropajes de la época y cuya cabeza estaba hecha de terracota, cartón piedra o madera. Asimismo era habitual que en el interior de las figuras se introdujera un alambre con el objetivo de articular los miembros para facilitar el movimiento. Durante el Barroco, la tradición del belén alcanzó también a las casas señoriales, aunque muy pronto los hogares más humildes quisieron imitar también a los señores.
Muy reconocidos a nivel mundial son los belenes napolitanos del siglo XVIII, que mezclaban lo sagrado y lo profano, e incluían a personajes populares de la ciudad.
El rey Carlos III y su esposa, María Amalia de Sajonia, importaron aquella costumbre a nuestro país y la introdujeron en sus palacios construyendo una sala especial para el conocido "Belén del Príncipe", un típico belén napolitano en el que se representaban las costumbres y vestimentas locales. A mediados del siglo XIX, esta costumbre fue extendiéndose a todos los hogares españoles y fue entonces cuando se empezaron a fabricar las figuras de belén en serie.
Carlos III habilitó una sala especial para un típico belén napolitano en el que se representaban las costumbres y vestimentas locales.
De hecho, España se distingue por su gran tradición belenística. Así, entre los belenes más populares de nuestro país se encuentran el Belén Bíblico de Jerez de los Caballeros, en Badajoz; el Belén viviente de Buitrago del Lozoya, en Madrid; el Belén mudéjar de Sevilla; el Belén de Salzillo, que se expone en el Museo Salzillo de Murcia; el Belén de Ocaña, en Toledo; el Belén con luz y sonido de la Concatedral de Guadalaja, y el original Belén de Rute, en Córdoba, creado íntegramente en chocolate.
Película: SE ARMÓ EL BELÉN
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