El obispo de Alcalá de Henares aborda la "cultura anti-vocacional" actual, influenciada por el emotivismo y el individualismo, que desvincula los valores de la verdad y el bien. Critica el enfoque egocéntrico de la juventud actual, que busca el bienestar sin relación con Dios o los demás. Llama a los cristianos a ser más coherentes con su fe, lo que fomentaría vocaciones. A pesar de la disminución del cristianismo en Europa, destaca la importancia de vivir la vida como vocación, respondiendo a la llamada de Dios.
Con motivo de la celebración este próximo fin de semana del Congreso de Vocaciones, el obispo de Alcalá de Henares, monseñor Antonio Prieto Lucena, ha escrito una carta dirigida a sus fieles diocesanos sobre vocación.
«La hipótesis de trabajo del Congreso es que, por diferentes razones, se ha instaurado entre nosotros una “cultura anti-vocacional”. Nos encontramos en un cambio de época marcado por el emotivismo. El hombre contemporáneo vive más de emociones y deseos que del razonamiento vinculado con la verdad», comienza diciendo el prelado complutense.
El problema del emotivismo
Monseñor Antonio Prieto escribe en su misiva que en estos tiempos «nuestros deseos subjetivos enseguida queremos convertirlos en derechos. Queremos exaltar tanto nuestros sentimientos que los absolutizamos por encima de las leyes de la naturaleza. Parece que nada puede interponerse a lo que cada uno de nosotros quiera hacer con su vida. Hoy se reivindica mucho la libertad personal, el derecho a decidir como mejor nos parezca, pero totalmente desconectados de la realidad y de la verdad de las cosas».

El obispo de Alcalá de Henares señala que «la modernidad quiso poner al hombre en el centro. Para ello tuvo que desplazar a Dios a un segundo plano, para acabar expulsándolo de la vida pública y encerrándolo en los estrechos límites de la conciencia individual». Para Prieto Lucena, hemos llegado a tal punto que «el hombre tiene que negociar su puesto en el centro del cosmos con los animales o con las máquinas, habida cuenta del enorme desarrollo del biocentrismo, el desarrollo tecnológico y la Inteligencia Artificial».
Valores orientados al bien y verdad
Prieto Lucena destaca un asunto relevante del que pocas veces se habla al afirmar que «es cierto que hablamos de valores, pero de valores que no se conectan con el bien ni con la verdad» ya que «si los valores se desvinculan del bien y la verdad se convierten en banderas, fácilmente manipulables por el viento de las ideologías que están de moda en cada época». En este sentido, el sucesor de Reig Pla en Alcalá de Henares lamenta que para muchos jóvenes sus aspiraciones «se reducen a sentirse bien, sin demasiada relación con Dios ni con lo que les pasa a los demás».
El deterioro de la vocación cristiana
Para el obispo de Alcalá de Henares, estos son algunos elementos de lo que podríamos llamar una “cultura anti-vocacional”. Prieto Lucena entona también el ‘mea culpa’ porque «nosotros los cristianos tenemos algo de culpa en el deterioro de la vocación cristiana
«. Esa culpa la achaca a «nuestra falta de compromiso, de testimonio y de coherencia entre que lo que decimos y lo que hacemos no ayuda a que nuestros contemporáneos se planteen la posibilidad de vivir la vida como vocación. El divorcio entre nuestra fe y nuestra vida no contribuye precisamente a que podamos ser luz del mundo y sal de la tierra». Prieto Lucena hace hincapié en que «recuperar una cultura vocacional requiere nuestra conversión personal y una vida planteada según el radicalismo evangélico. Cuando uno vive con intensidad su fe cristiana, su ejemplo suscita vocaciones».
No cabe duda que el cristianismo está en retroceso en Occidente, por lo que avisa que «tendremos que acostumbrarnos a ser más pequeños, pero no por ello menos significativos«. En ese sentido, insiste como tarea «fundamental», en que
«aprendamos a vivir nuestra vida como vocación, es decir, como respuesta a una llamada de Dios».
«Hemos recibido un enorme regalo, que es nuestra vocación cristiana. Sobre ella se fundamentan las diferentes vocaciones a los estados de vida del cristiano. Quiera Dios que el próximo Congreso vocacional de la Iglesia en España nos estimule a todos a ser más generosos en nuestra personal respuesta a la llamada de Dios», concluye la misiva del obispo de Alcalá.
Paz y bien.
Comments