El libro de los Jueces muestra el caos que viene tras la muerte del justo cuando él pueblo no ha visto la misericordia de Dios, mientras estaba con nosotros.
Luego de la muerte de Sansón, el último de los jueces de Israel, las tribus, se cuenta, derivaron en la desunión y comenzaron a manifestar una violencia estremecedora de uno con el otro
Una sociedad saludable necesita líderes —políticos, económicos, culturales, religiosos, etc.— que estén animados por un sentido agudo del valor moral objetivo, que esté por encima del mero egoísmo subjetivo.
La disfunción humana, el caos moral es causado por la desaparición de todo liderazgo moral en el pueblo. Cuando los jueces desaparecían, la ley no se enseñaba ni se hacía cumplir, y por lo tanto el pueblo deambulaba en un comportamiento pésimo.
Sin timón y sin capitán, el barco sencillamente se hace añicos contra las rocas. La frase final del libro de los Jueces resume la situación espiritual: “En aquel tiempo no había rey en Israel, y cada uno hacía lo que le parecía bien”. reyes en cuanto a liderazgo en el sentido moral. Una sociedad saludable necesita líderes —políticos, económicos, culturales, religiosos, etc.— que estén animados por un sentido agudo del valor moral objetivo, que esté por encima del mero egoísmo subjetivo.
Los héroes de la Biblia nunca son aquellos que “se encuentran a sí mismos”, sino que son aquellos que acatan la voz de Dios y permanecen obedientes a la misión que Dios les ha dado.
Y siempre en comunión con la IGLESIA
Y esta es la llamada de una fiesta como hoy:
El 11 de agosto se celebra la fiesta de la fundadora de las Hermanas Clarisas pobres y primera abadesa de San Damián, Santa Clara de Asís.
1.-Regla de vida:
En su Regla encontramos definida la identidad franciscana de su proyecto y forma de vida, al estilo de la obediencia de al Virgen María.
el seguimiento, en fraternidad, de la pobreza y humildad de Cristo, en el recinto de la familia franciscana y en la comunión eclesial;
la vida franciscana en el marco de una comunidad monástica, fraterna, en la acogida, el silencio y la oración, como María, la Virgen creyente, mujer y madre.
2.-cuatro Cartas,
de lo que parece que fue su numerosa correspondencia epistolar, destinadas a Santa Inés de Praga o de Bohemia, hija del rey Otocar, la cual, después de renunciar al matrimonio con el emperador Federico II, en 1234 se hizo damianita en el monasterio de San Francisco por ella misma fundado en Praga.
Sus Cartas a Inés de Praga -a quien la Santa considera como «la mitad de su alma», pues en ella ardió la misma pasión por el seguimiento franciscano de Cristo en la pobreza incondicional, y sostuvo idéntica lucha por el «privilegio de la pobreza»- están cargadas de afecto y confianza, como expresión del papel determinante que el amor fraterno tiene en el proyecto de vida contemplativa de Clara, y son, al mismo tiempo, un eco fiel de la hondura excepcional de su experiencia espiritual y mística.
2.1.- Ésta encuentra su clave en la contemplación del «pobre y humilde» Jesucristo, y en el seguimiento alegre e incondicional de «sus huellas y pobreza»:
«Míralo [a Cristo] hecho despreciable por ti -escribe en la segunda carta- y síguelo, hecha tú despreciable por él en este mundo. Reina nobilísima, mira atentamente, considera, contempla, con el anhelo de imitarle, a tu Esposo, el más bello de los hijos de los hombres, hecho para tu salvación el más vil de los varones» (2 CtaCla 19-20).
2.2.- el amor esponsal: «Dichosa en verdad, aquella a la que se ha dado gozar de este sagrado banquete [los desposorios con Cristo] y apegarse con todas las fibras del corazón a aquel cuya belleza admiran sin cesar todos los bienaventurados ejércitos celestiales» (4 CtaCla 9-10).
3.- el Testamento,
Un memorial estimulante y agradecido al «Padre de las misericordias», por la vocación y elección, y por la vida evangélica de las hermanas de San Damián; y es también la expresión de su legado: deja su gratitud a ++Dios y al padre ++San Francisco, su amor apasionado a ++Cristo pobre y a las ++hermanas de San Damián, su profunda fe y amor a la ++santa madre Iglesia.
4 y la Bendición a sus hermanas.
La Bendición, que es prácticamente un unicum en la historia del cristianismo al estar escrito por una mujer, recoge la bendición de la Santa en su lecho de muerte a las hermanas de San Damián y a «todas las demás hermanas, presentes y futuras, que perseverarán hasta el fin en todos los demás monasterios» de su Orden.
A.- mujer de intensa oración, oración contemplativa, oración de escucha de la Palabra de Dios, a la que ella, convertida por la predicación de Francisco, concede un protagonismo excepcional en su experiencia religiosa; y para que nada obstaculice la escucha atenta de la palabra, prohíbe incluso el canto de la Liturgia de las Horas,
B.- Clara es también una mujer de la penitencia, en un contexto en el que hay una verdadera «cultura de la penitencia». Sin embargo, sus penitencias fueron tales que el propio San Francisco, mediando el obispo de Asís, la obligó a la moderación, que más tarde ella aconsejó a Inés de Praga: «Mas, como nuestra carne no es de bronce, ni nuestra resistencia es la de las piedras, sino que, por el contrario somos frágiles y débiles corporalmente, te ruego y suplico en el Señor, queridísima, que desistas, sabia y discretamente, del indiscreto e imposible rigor de las abstinencias que te has propuesto, para que viviendo alabes al Señor y le ofrezcas tu culto espiritual» (3 CtaCla 38-41). .
C.- Clara es además una mujer de exquisita y tierna caridad, cargada de afecto para con sus hermanas, lo que, sin duda, contribuyó grandemente a aliviar el peso de la pobreza común. Siguiendo a Francisco escribe en la Regla: «Y manifieste confiadamente la una a la otra su necesidad, porque si la madre ama y nutre a su hija carnal, ¡cuánto más amorosamente debe cada una amar y nutrir a su hermana espiritual!» (RCla 8,15-16). Pero así como su clausura no es puro cerramiento y aislamiento, y su comunidad no es un gueto, sino, muy al contrario, un espacio abierto en la acogida de los de fuera, también lo es su caridad, como lo prueba el hecho de ser éstos los destinatarios de una gran parte de los «milagros» que los testigos del Proceso de canonización atribuyen a Clara.
D.- Como verdadera seguidora de Francisco vive la verdadera alegría en medio de la pobreza, y ambas, alegría y pobreza, son dos de las grandes constantes de sus cartas a Inés de Praga: la alegría que brota de la identificación afectiva y efectiva con Cristo pobre y humilde en Belén y en la cruz, la alegría de las bienaventuranzas.
Clara de Asís es una llamada permanente a correr la aventura de la fe, viviendo el radicalismo evangélico con alegría y sencillez; su lucha respetuosa pero tenaz por el reconocimiento de la originalidad de su vida y misión, es un estímulo para vivir creativa y responsablemente la propia comunión eclesial; su fraternidad y minoridad proclaman la urgencia de recrear los modelos de vida eclesiales y sociales, impregnándolos de un verdadero espíritu fraterno; el mismo signo profético de la clausura de Clara es una llamada al cristiano de hoy a reconocer la propia necesidad de concentrarse en Dios y en Cristo; y su «altísima pobreza» nos habla del primado del Dios Altísimo, no menos que de la comunión en la justicia y la solidaridad con la humanidad doliente y desgarrada por el hambre, la guerra, la marginación.
Santa Clara forma parte y formará siempre parte de este pueblo, y celebrar hoy esa eucaristía es una invitación a vivir nuestra vida, como Clara, en obediencia, comunión, caridad, oración, alegría y penitencia.
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