Amigos, en el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús se lamenta por Jerusalén porque no lo reconoció. Él dice: “Te derribarán a tierra y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán dentro de ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.”
Esto es una conmoción, algo altamente subversivo. Sería algo así como un presidente electo que llega a la Casa Blanca en medio de una multitud de sus seguidores y dice: “Todo esto será destruido”.
Pero esto es precisamente lo que Jesús hace aquí: nada en este mundo dura. Nada en este mundo debe, por tanto, ser objeto de nuestros más profundos anhelos o de nuestros más poderosos compromisos.
Bonito mensaje para el día de Santa Isabel por cuánto ella dejó toda vanidad de este mundo para servir solo a Dios.
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