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'Una misa de Concepción cada día hasta mi regreso"

500 años de la muerte de Juan Sebastián Elcano

Una misa de Concepción = 'Concepción de Santa Ana'


Quién de vosotros no conoce las consecuencias del pecado original?

Quién de vosotros no conoce el poder de la GRACIA en tu propia vida?


I.- La Inmaculada Concepción en los primeros siglos

En los primeros siglos del cristianismo, los Santos Padres no se propusieron el problema de la Concepción Inmaculada de María. Pero la doctrina sobre el privilegio de María está contenida, como el árbol en la semilla, en las enseñanzas de los mismos Padres al contraponer la figura de María a la de Eva en relación con la caída y la reparación del género humano; y al tratar sobre la realidad de su maternidad divina.


Como ejemplo de la fe del primer cristianismo en la santidad de María desde su concepción, cito a San Efrén de Siria canta de este modo a la Virgen: «Ciertamente tú (Cristo) y tu Madre sois los únicos que habéis sido completamente hermosos; pues en ti, Señor, no hay defecto, ni en tu Madre mancha alguna». Y en otras partes llama a María, Inmaculada, incorrupta, santa, alejada de toda corrupción y mancha, mucho más resplandeciente que el sol, etc.

La lista de alusiones es inmensa. los Santos Padres no se proponen la pregunta sobre la Inmaculada Concepción, pero son tales las alabanzas que dirigen a la pureza de María, que, caso de plantearse la cuestión, hubieran llegado a la verdad por el mismo camino que seguían.


II.- La Inmaculada Concepción hasta la Edad Media

El cristianismo va definiendo su fe a medida que es cuestionado.


II.-A Nestorio, cuestiona en el s.V la maternidad divina de María.  

el Concilio de Éfeso proclamó el dogma de la Maternidad Divina de María (año 431), Y ya desde el siglo VII se celebraba en Oriente, en Irlanda en el siglo IX, en Inglaterra en el siglo XI, se afirma la concepción extraordinaria de María:

Proclo, secretario de San Juan Crisóstomo, en el mismo siglo V, dice de María que está formada «de barro limpio», de naturaleza humana, pero incontaminada.

En Oriente se habla ya en estos siglos V-VII de María como «Santa, inmaculada de alma y cuerpo, libre totalmente de todo contagio».

En adelante, la palabra Inmaculada, Purísima, ya no se refiere solo a la sola virginidad de María. Sino que va significando también la idea de la Concepción Inmaculada: la exención de María del pecado original.


II.-B En Occidente, en esta misma época, el hereje Pelagio niega el pecado original, y cada h puede alcanzar la santidad por su propio esfuerzo, sin ayuda de la gracia. desfiguraba el concepto de pecado original. por lo que los Padres se ven constreñidos a tratar antes de la universalidad del pecado que de la gloriosa excepción que representa la Virgen.

San Agustín afirma la universalidad del pecado y de ahí comienza a pensarse si también María tenía ese pecado.

Pero En la Iglesia occidental, el proceso hasta llegar a la confesión clara y paladina de la Concepción Inmaculada de María resultó más lento debido a esta concepción de San Agustín frente a Pelagio.


San Agustín no define que María no tuviera pecado original, sino que no tuvo pecado actual ninguno en vida.

Pero entonces queda la pregunta para el debate histórico si María tuvo esa condición que todos tenemos del pecado original, tendencia al egoísmo, ambición, mentira. .... a la concupiscencia.


EL mismo San Bernardo, tan amante de la Virgen María, a cuya autoría se atribuye la Salve, que aún hoy rezamos, no reconoce la Inmaculada Concepción en el momento de su concepción


III. En los siglos XIII y XIV surgen dos visiones en este asunto:


PARIS: MACULISTA:

III.-A: Los Doctores de París se inclinaron por la opinión maculista, En París, los Maestros se plantean la cuestión en estos términos:

¿Cuándo fue santificada la Virgen María? 

Santificada aquí equivale, como se verá por el contexto de toda la cuestión, a purificada. Por lo que en el mismo planteamiento del problema ya se da algo como presupuesto y seguro: que hubo en María algo que necesitaba purificación.

La conclusión es que fue santificada después de la concepción, aunque antes de nacer.

San Alberto Magno dice ser de fe que María fue concebida en pecado original, pues las Escrituras, en el célebre texto de San Pablo, enseñan «que en Adán todos pecaron», y si todos, también Ella.

E igualmente Santo Tomás y San Buenaventura.

Argumento: Si no tiene culpa no necesita la gracia, no sería salvada

San Buenaventura, en esta misma posición afirma que la Virgen fue sostenida en el acto de caer para que no cayera,

 

OXFORD: INMACULISTA:

El Beato Juan Duns Escoto (Escocia) llega a París y ve que la cuestión sobre la Concepción de María estaba definitivamente ventilada y resuelta en sentido negativo. Su doctrina sobre la exención de María de todo pecado chocó con el ambiente reinante en la Universidad, y, según el estilo de la época, tuvo que defender su opinión en una disputa pública con los doctores de la misma.


((((( En el aula magna de la Universidad, aguardaban al Doctor todos los Maestros. Presidían la Asamblea los Legados del Papa, presentes a la sazón en París para negociar ciertos asuntos con el Rey. Sea de ello lo que fuere, la tradición nos dice que se opusieron al Doctor Mariano doscientos argumentos, que él refutó y pulverizó después de recitarlos uno tras otro de memoria. El número de argumentos, aun sin llegar a los doscientos, fue grande, porque de los fragmentos de la disputa que han llegado hasta nosotros se pueden recoger cincuenta. La nobilísima Asamblea se levantó aclamándole unánimemente vencedor. Una defensa similar del privilegio mariano tuvo lugar en Colonia, donde el triunfo alcanzado por el Defensor de María fue tal, que hasta los niños le aclamaban por las calles: ¡Vencedor Escoto!


Intelectualmente París rechaza la Inmaculada Concepción: Si María no tuvo pecado no fue salvada. Si María no tuvo pecado, no necesitó ser salvada por Cristo, la salvación de Cristo no es universal.


el hecho conocido con el nombre de Disputa de la Sorbona, 

el Beato Juan Duns Escoto se plantea la cuestión de modo completamente diferente al de los que le precedieron:

«¿Fue concebida María en pecado original?».

Este modo de preguntar no presupone ni prejuzga nada, y tiene un sentido claro y terminante: ¿Tuvo o no tuvo el pecado original?. Para el Beato Escoto, el pecado original no consiste más que en la negación de la gracia que se debiera poseer. Y por eso no ha de preguntarse nada sobre la carne, como hacían los anteriores.

A la pregunta, pues, de si María fue concebida en pecado, responde: No. ¿Motivos?

 «Se afirma que en Adán todos pecaron y que en Cristo y por Cristo todos fueron redimidos. Y que si todos, también Ella.

Y responde que sí, Ella también, pero Ella de modo diferente.

Como hija y descendiente de Adán, María debía contraer el pecado de origen, pero redimida perfectísimamente por Cristo, no incurrió en él. 

¿Quién actúa más eximiamente, el médico que cura la herida del hijo que ha caído, o el que, sabiendo que su hijo ha de pasar por determinado lugar, se adelanta y quita la piedra que provocaría el traspié?

Sin duda que el segundo. Cristo no fuera perfectísimo redentor, si por lo menos en un caso no redimiera de la manera más perfecta posible. Ahora bien, es posible prevenir la caída de alguno en el pecado original. Y si debía hacerlo en un caso, lo hizo en su Madre».


Su argumento quedó sintetizado para la posteridad con aquellas cuatro celebérrimas palabras: Potuit, decuit, ergo fecit, pudo, convino, luego lo hizo. Podía hacer a su Madre Inmaculada, convenía lo hiciera por su misma honra, luego lo hizo.


De todo lo cual se deduce,

. María debía contraerlo por ser descendiente de Adán, pero no lo contrajo porque fue preservada. Por eso, su preservación se llama privilegio.


El Doctor Mariano concilia a perfección la preservación de María y su dependencia de la Redención de Cristo. Esto lo consigue distinguiendo entre la Redención curativa y la preservativa. Esta última es, en opinión suya y ante el testimonio de la razón, redención más perfecta.


Al cabo de tantos siglos de disquisiciones científicas, se llegó a la definición dogmática sin que se pudiese añadir a sus palabras de Scoto ni una idea, ni un argumento, ni una distinción más.


La Orden de los franciscanos se mostró muy favorable a la doctrina y fiesta de la Inmaculada.


No ocurrió lo mismo con los dominicos, que preferían hablar de una santificación de María en el seno materno (como había enseñado San Bernardo) a hablar de una concepción inmaculada; así, por mucho tiempo, ellos celebrarían esta fiesta con el título de «Santificación de la Bienaventurada Virgen María».


 Toda la Orden Franciscana en general aceptó la doctrina de su Maestro de modo que, al poco tiempo, a la Concepción Inmaculada se la llamó la opinión franciscana, nombre con que fue designada hasta la definición dogmática.


La opinión contraria apeló al Papa Juan XXII en su corte de Aviñón. Y a pesar de que el Pontífice estaba en grave disensión con la Orden Franciscana a causa de las controversias sobre la pobreza, el Papa se inclinó por la opinión inmaculista, y como conclusión mandó celebrar la fiesta en la capilla papal.  Y nos hallamos en 1325, es decir, a unos veinte años solamente de la Defensa de Escoto.


TRENTO:

Y de triunfo en triunfo, llegamos al Concilio de Trento que, al hablar de la universalidad del pecado original, aunque no define el dogma de la excepción de María, significó su opinión con estas palabras: «Declara, sin embargo, este santo Concilio que, al hablar del pecado original, no intenta comprender a la bienaventurada e inmaculada Virgen María, sino que hay que observar sobre esto lo establecido por Sixto IV».


Las palabras del Concilio fueron decisivas para la extensión de la doctrina inmaculista y no tardó mucho en ser opinión universal. Jesuitas, Carmelitas, agustinos e incluso los dominicos.


España particularmente trabajo por la definición de este dogma, con la legaciones de nuestros reyes a los Sumos Pontífices pidiendo la definición del dogma. Por eso Pío IX quiso que el monumento a la Inmaculada, después de su definitivo oráculo, se levantara en la romana Plaza de España.

 

1644: EMPEL

España celebra a la Inmaculada como patrona y protectora desde 1644, años después del milagro de Empel durante las guerras en Flandes. Por este motivo, la Inmaculada Concepción es patrona de la Infantería Española desde el año 1892 por Real Orden de la Reina doña María Cristina de Habsburgo-Lorena.

Resumen. España celebra a la Inmaculada como patrona y protectora desde 1644, años después del milagro de Empel durante las guerras en Flandes. Por este motivo, la Inmaculada Concepción es patrona de la Infantería Española desde el año 1892 por Real Orden de la Reina doña María Cristina de Habsburgo-Lorena


1568 -

La iconoclastia calvinista y la Guerra de Flandes

A mediados del siglo XVI, los protestantes calvinistas emprendieron la llamada "Beeldenstorm" o "Tormenta de imágenes" en el territorio de la actual Holanda, destruyendo numerosas imágenes e iconos religiosos. Muchas obras de arte sacro acabaron destruidas como consecuencia de esa ola de fanatismo. Otras fueron salvadas por los católicos de Flandes escondiéndolas en los lugares más variados. En 1568 estalló en Flandes una rebelión contra la Monarquía Hispánica, rebelión que hoy recordamos como la Guerra de Flandes. Católicos y más leales a la monarquía española contra los clavinsitas holandeses.


1585

Fue una guerra muy larga: duró nada menos que 80 años, y en ella los españoles se vieron en situaciones tan desesperadas como la que afrontaron en la noche del 7 al 8 de diciembre de 1585 en una aldea holandesa situada a orillas del río Mosa: Empel.


Situada al norte de la ciudad de Balduque, Empel tenía un carácter estratégico por su ubicación. Aquella noche, cinco mil hombres del Tercio Viejo de Zamora afrontaban su quinta jornada en medio del frío, del hambre y de la lluvia en Bommelward, entre los ríos Mosa (al sur) y Waal (al norte). Los rebeldes holandeses habían abierto los diques y la zona había quedado anegada, dejando a los españoles cercados y en una situación desesperada ante los barcos del comandante holandés Felipe de Hohenlohe-Neuenstein. Todo parecía indicar que la derrota de los españoles estaba próxima. Consciente de su enorme ventaja, el comandante holandés ofreció a sus enemigos una rendición honrosa, que les habría permitido salvar sus vidas. El maestre de campo del Tercio, Francisco Arias de Bobadilla, le dio una respuesta : "Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos".


La respuesta española enfadó al comandante holandés, y dio orden de abrir más diques y el nivel de las aguas subió aún más, obligando a los españoles a agruparse en la colina donde se alzaba la Iglesia de Empel. Sin esperanza de victoria y confiando su suerte a Dios, los españoles empezaron a cavar trincheras para defenderse. Durante esas labores, un soldado español encontró una tabla con una imagen de la Inmaculada Concepción, seguramente enterrada por fieles católicos para salvarla de la tormenta ca calvinista dos décadas antes. Aquel descubrimiento dio ánimos a los españoles, que lo interpretaron como una señal del Cielo. La tabla fue colocada en la Iglesia de Empel y se rezó una "Salve Regina".

Por la noche ocurrió algo muy extraño y muy inusual en aquellas tierras: un viento gélido descendió sobre el río Mosa y las aguas se congelaron. Este hecho, que los españoles consideraron milagroso, cambió completamente el signo de la batalla: los barcos holandeses tuvieron que retirarse para no quedar encallados en el hielo, y los españoles pudieron romper el cerco y lanzarse al ataque contra los rebeldes, que huyeron despavoridos. Se dice que el comandante holandés, atónito ante lo ocurrido, comentó: "Tal parece que Dios es español al obrar tan grande milagro".


1644 Felipe IV
Protectora de los Tercios y patrona de España

Tras la inesperada victoria, los Tercios declararon a la Inmaculada Concepción su protectora. En 1644 el Rey Felipe IV proclamó el 8 de diciembre como fiesta de guardar en todos los dominios del Imperio español, dedicada a la Inmaculada Concepción y coincidiendo con el aniversario del "Milagro de Empel".

1708 el Papa Clemente XI declaró y extendió esa fiesta a toda la Iglesia Católica.

Por fin, el 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción de María mediante la bula "Ineffabilis Deus". 

1892

El 12 de noviembre de 1892, la Reina Regente María Cristina de Habsburgo declaró a la Inmaculada Concepción como "Patrona del Arma de Infantería", título que ha seguido ostentando hasta el día de hoy, con el único paréntesis de la Segunda República, que eliminó todos los patronazgos militares. La Inmaculada es, además, la Patrona de los capellanes castrenses españoles, del Estado Mayor del Ejército, del Cuerpo Jurídico Militar, de la Farmacia Militar, del Cuerpo de Veterinaria Militar, del Servicio Geográfico del Ejército y de las Oficinas Militares. 

Entre las numerosas unidades militares que celebran esta festividad año tras año en el aniversario de la Batalla de Empel figura, por cierto, la unidad heredera del Tercio Viejo de Zamora: el Regimiento de Infantería "Isabel la Católica" nº29, con base en Figueirido (Pontevedra) y que forma parte de la Brigada "Galicia" VII (BRILAT) del Ejército de Tierra.

 

 1854
El dogma de la Inmaculada Concepción de María,

fue proclamado el día 8 de Diciembre de 1854 por el papa Pío IX, donde afirma que la santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha del pecado, que está revelado por Dios y por lo tanto, debe ser constantemente creído por los fieles.

Hoy celebramos en toda la Iglesia universal, la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, patrona de España. La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que por una gracia singular de Dios, María fue preservada de todo pecado, desde su concepción.

Es lo que confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado en 1854 por el Papa Pío IX: «... la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de ...

 

Mas para dar este paso, el Pontífice quería conocer la opinión y parecer de todos los Obispos, pero al mismo tiempo le parecía imposible reunir un Concilio para la consulta. La Providencia le salió al paso con la solución. Una solución sencilla, pero eficaz y definitiva. San Leonardo de Porto Maurizio había escrito una carta al Papa Benedicto XIV, insinuándole que podía conocerse la opinión del episcopado consultándolo por correspondencia epistolar... La carta de San Leonardo fue descubierta en las circunstancias en que Pío IX trataba de solucionar el problema, e hizo exclamar al Papa: «Solucionado». Al poco tiempo conoció el parecer de toda la jerarquía.

Y la respuesta del obispo de Bogotá fue: «Los americanos, con la fe católica, hemos recibido la creencia en la preservación de María».

Y aquí es donde volvemos un poco atrás para encontrarnos con Juan Sebastián Elcano


1492: Cisneros

ya es confesor de la Reina Isabel: en 1495 es arzobispo de Toledo que conlleva el ser Canciller Mayor del Reino; y más tarde llegó a ser Regente de España  como titular de las nuevas tierras incorporadas «Islas y Tierra Firme del Mar Océano»,

El prelado, con el deseo y objetivo de misionar y evangelizar a los nativos recién descubiertos, envió misioneros de su orden, ya sujeta a la observancia


 La devoción a la Madre de Dios, tan entrañada en nuestro país, fue llevada por los navegantes españoles y misioneros, con diferentes advocaciones, desde el primer momento del descubrimiento, conquista y colonización, después fue asimilada y venerada por los nuevos hispanos:

- Cristóbal Colón llevaba consigo la Virgen de los Milagros.

- Hernán Cortés llevó la Virgen de los Remedios a México.

 - Valdivia a la Virgen del Socorro a Chile, y la de las Mercedes a Perú.

- Pizarro dejó en Lima a la Virgen del Rosario.

- Almagro a la Virgen del Carmen, venerada con el nombre de la Tirana en las pampas de Chile.

 - Magallanes veló toda la noche el estandarte de Nuestra Señora de la Victoria, en Triana.

 - Yánez Pinzón descubrió Brasil llevando con él a la Virgen de la Consolación.

- Sebastián El Cano se acompañaba de La Inmaculada Concepción en su vuelta al mundo. Así la llevó a Argentina

Llamó Concepción de María a la segunda isla descubierta:

La nao en la que partió Elcano como Maestre, en la expedición primera de Magallanes se llamaba CONCEPCIÓN

 

 

 Y en esta iglesia encargó una misa de CONCEPCIÓN, llamada así,' Concepción de Santa Ana' antes de llamarse fiesta de la Inmaculada Concepción.


Esta celebración ha de ser para todos nosotros no un mero memorial de Juan Sebastián Elcano sino una motivación apra llevar el amor a María Inmaculada a cada uno de vuestros hogares.


 

 

 


 

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