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Hablando de la Eucaristía.

Actualizado: 22 nov 2023

Lo que sigue es una catequesis concreta para un grupo concreto dentro de la parroquia de San Francisco. Deseo sirva a todos para amar la eucaristía, pero se limita a un punto concreto. Dada la limitación de tiempo me limitaré a un momento concreto de la eucaristía que nos suele pasar desapercibido: La presentación de ofrendas.


*¿Sabes que el evangelio de Juan no cuenta la institución de la eucaristía, sino tan solo el lavatorio de los pies?

*¿Sabes que la narración más antigua de la institución de la eucaristía la cuenta San Pablo en 1 Cor 11,23-27.?

*Las otras narraciones de la eucaristía están en Lc 22,7-20; cf Mt 26,17-29; Mc 14,12-25; 1 Co 11,23-26.


Juan 6.

En tiempos en que escribe Juan, muy probablemente, la celebración de la eucaristía ya estaba asentada en las comunidades y Juan no ve necesario contar el hecho. Pero sí cuenta el gran significado y la centralidad de la eucaristía en el capítulo 6


El capítulo 6 comienza con el relato de Juan de la multiplicación de los panes y es un modo increíble de introducirnos en el mensaje central de Jesús: 'Yo soy el Pan de vida'.


Este milagro de la multiplicación de los panes está en los cuatro evangelios así que caló hondo en los primeros cristianos, pero tal como Juan lo desarrolla estaba destinado a ser leído más en un nivel teológico.

Juan, en esa narración, está explicando la eucaristía, tal como la explica en la historia de Emaús.


Escuchad la descripción en Juan

Jesús fue a la gran multitud congregada y le dijo a Felipe: “¿cómo compraremos pan para que coman estos?


Andrés le dijo: "Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescado".

¿Podría Dios alimentar a su gente sin nuestra cooperación?

Sí seguro, Dios puede hacer lo que quiera

Pero uno de los grandes temas maestros de la biblia es que Dios se deleita en sacar a la luz nuestra cooperación. +


En cada misa Cristo alimenta a su pueblo con su cuerpo y su sangre, pero necesita que nosotros le presentemos lo poco que tenemos para que pueda tomarlo y elevarlo, multiplicarlo 'transustanciado' para que así podamos ser alimentados con el pan de vida.


+Esos cinco panes es la vida misma de un sacerdote, su proyecto de vida

+Esos cinco panes que Jesús pide para hacer su milagro y hacerse pan es el tiempo de un lector, de un cantor, del que abre la puerta, es el sacrificio de quien deja su trabajo o su ocio, para venir a la misa a construir comunidad, a sostener a los hermanos.

+Esos cinco panes que Jesús pide son tu madrugar de cada día, tu paciencia con el hermano, tu sacrificio por tus hijos, y por ese vecino difícil al que le hiciste un favor, esos panes es tu oración diaria, tu entrega a los demás, tu caridad con los que humanamente no se merecen tu caridad, etc.


¿Qué ocurre tras la oración de los fieles?

Hay un momento en la misa, tras la oración de los fieles, todos se sientan, habitualmente se toca un poco de música y luego pasan los que hacen la colecta y juntan la donación de dinero del pueblo de Dios- y después se prepara el altar, un momento en que alguien lleva pan y vino y un poco de agua.

Para muchos católicos esa es una especie de pequeña pausa en la acción, ahí aprovechas para comentar algo con el que tienes al lado...

Así es que tuvimos la primera parte de la misa y ahora estamos haciendo una pausa por un momento, mientras se hace la colecta de dinero y luego vamos a retomar la misa una vez que eso termine.

no no no no , esa es una parte importante de la misa porque es Cristo que nos está llamando a darle lo poco que tenemos, entonces él observa, es Cristo quien va a alimentar a esa multitud, con el pan de vida PERO primero le dice a sus apóstoles, que tienen que conseguir una pequeña ofrenda de la gente que está en la montaña, ¿Sabes que en los principios la gente traía el pan y el vino?

Y Así, nosotros, en cada misa,

ofrecemos a Cristo lo poco que tenemos, estas donaciones de dinero y este pequeño ofrecimiento de pan y vino y agua. Pero SOBRE TODO: tu afán del día de hoy, tus sacrificios, oraciones, trabajos, preocupaciones, todo lo que traes para ponerlo en manos del Señor, y recojerlo, después, multiplicado, sanado, o bendecido de manos de Dios.

Todo lo que le entregas para que Jesús lo bendiga y transfigure, junto con el pan blanco y el vino, para que se convierta en alimento para la vida eterna.


En ese momento en que el sacerdote está preparando el altar… ¿¿tú qué haces?

¿Estás diciéndole a Dios lo que le ofreces? El tiempo, el trabajo, el silencio, la entrega…?


Juan continúa ...

Tomó Jesús los panes y dio gracias, es lo que sucede en la elevación

La plegaria eucarística justamente es la plegaria de ‘acción de gracias' por los dones que tú has traído a Jesús, para que él alimente a la multitud.


Es el momento en el que lo poco que ofrecimos es elevado y transfigurado para alimento de la multitud.

El sacerdote en cada misa no está actuando en nombre propio o con su propia autoridad, Es la razón por la que el sacerdote usa vestiduras, destinadas a cubrir su individualidad y personalidad y pobreza, porque no está actuando en su propia persona sino in persona christi, en la persona misma de Cristo, así es que el sacerdote toma estos pequeños dones que la gente ha ofrecido y luego actuando y hablando en la persona misma de Cristo, pronunciando esas palabras de la última cena, tiene efecto la transubstanciación, la transfiguración de esos elementos (explicaré el concepto de Aristóteles: Sustancia versus accidentes)


Juan 6 cuenta que Jesús distribuye los panes multiplicados y tuvieron tanto como quisieron, se describe allí algo físico, seguro, en esta instancia histórica,

Pero todos estamos hambrientos del pan de vida.

Todos estamos hambrientos de la vida eterna, nada en este mundo puede satisfacer los profundos anhelos de nuestro corazón. lo único que puede satisfacernos es Cristo mismo.

Por eso ese trozo de pan y de vino es pequeña ofrenda que por sí misma no nos saciaría, si no se lo entregamos a Cristo para que lo bendiga, lo multiplique y se nos dé en ellos a sí mismo.

Y sobraron doce cestos:

Se juntaron los pedazos sobrantes doce canasto, doce es una cifra de plenitud: las doce tribus de Israel

Tras la distribución de la comunión, juntamos los pedazos sobrantes, los preservamos en el sagrario, los llevamos a los enfermos.


Juan 6 nos narra el milagro de cada misa

¿No es trágico que una mayoría de nuestros propios hermanos católicos permanecen alejados con frecuencia de la misa, dejando de presentar al Señor su vida de cada día, dejando morir su esfuerzo, afán, entrega sin entregárselo a Dios apra sumarlo a Su redención?

Discurso de Jesús, el pan de vida:

1. Jesús subió a una montaña con sus discípulos, -las montañas en la biblia son invariablemente símbolos del encuentro entre los seres humanos y Dios, incluso el jardín del edén es una montaña, porque los ríos fluyen a partir de él, ya sea el monte Sinaí donde es entregada la ley, ya sea el monte Sión donde se encuentra la ciudad sagrada de Jerusalén y el templo.

Las montañas son lugares de encuentro, nosotros subimos, Dios baja. Y los dos se encuentran en este lugar elevado. La Eucaristía es la experiencia de estar en la cima de la montaña, el lugar en donde ascendemos, donde Dios desciende a hablarnos y donde ambos conversamos es un lugar de encuentro.


Discurso de Jesús en Cafarnaúm. Juan 6.

Él da un discurso en ese lugar y la gente viene a causa de la multiplicación de los panes y peces y porque estaban fascinados con Jesús que les pide trabajar no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece hasta la vida eterna.

Después específica:

‘Yo soy el pan vivo que descendió del cielo,

si alguno come de este pan vivirá para siempre’

Un momento en el cual la multitud entró en desacuerdo y es muy importante entender por qué:

para un judío del primer siglo es difícil imaginar algo más teológicamente problemático y francamente más desagradable que lo que acaba de decir Jesús, debido a que en todo el antiguo testamento existen todo tipo de prohibiciones contra el consumo de carne animal con su sangre.

Esto debido a que la sangre era vista como la vida misma de la persona, y la vida pertenece a Dios. EStá claro que estas palabras eran imposibles de inventar en un contexto judío del s. Isi Cristo no las hubiese dicho.

Y por lo tanto

estaba estrictamente prohibido que un judío comiera carne con sangre


Juan 6,50: Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.


Aquí está Jesús hablando a una audiencia judía y está sugiriendo no solo comer carne animal con su sangre sino su propia carne humana con sangre así que ya vemos la razón por la que Juan nos dice la gente simplemente se resistió :

52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede este darnos a comer su carne? 53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.


Discutían, decían: cómo es posible que nos esté dando su carne para comer

Aquí a Jesús se le dan todas las oportunidades para explicar sus palabras


Más que una metáfora:

No se trata de una metáfora como por ejemplo lo hace con Nicodemo cuando le dice: a menos que uno nazca de nuevo no tendrá vida eterna y Nicodemo le pregunta: ¿acaso se puede entrar por segunda vez en el vientre de una madre? Y Jesús no dice: si, justamente, es lo que tienes que hacer: volver al vientre de tu madre, no, él lo aclara y le hace saber que está hablando en una manera espiritual.

Así que al igual que se explicó con Nicodemo, también se le da la oportunidad de presentar lo que dijo de una manera metafórica o simbólica .


En su lugar, Juan intensifica su lenguaje diciendo: ‘en verdad, en verdad os digo, si no coméis la carne del hijo del hombre y no bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros y se intensifica al decir porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida


El verbo griego detrás de ‘si no coméis la carne del hijo del hombre’ no es, como uno espera, el verbo que significa comer en el sentido normal o sea en la forma en la que los humanos comen

El verbo utilizado es roer o mordisquear: Fagite

La forma en la que un animal come así que estaban desconcertados con el realismo de su lenguaje pero él lo intensifica aún más: "a menos que mordisque en la carne del hijo del hombre y beban su sangre no tendréis vida en vosotros

"

ἐὰνCOND si alguna vez

μὴPRT-N no

φάγητεV-2AAS-2P coméis

, fágite, fagocitar, absorber

τὴνT-ASF la

σάρκαN-ASF carne


Esa es la base bíblica de esta certeza católica de que Cristo está verdaderamente realmente y substancialmente presente bajo las especies del pan y del vino.

Ahora si tú todavía estás confundido preguntándote cómo puede ser

Considera el poder de las palabras

Por un segundo nuestras palabras, nuestras insignificantes palabras humanas, pueden ser enormemente poderosas .

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GESTO para que nos quede grabado este momento en las próximas eucaristías:

A cada persona se le ha proporcionado un pequeño pan, en este pan ha de visualizar todo su trabajo de hoy, sus esfuerzos por ser eficiente, puntual, entregada, caritativa, su madrugar, su servicio, su oración de hoy, su amor por los demás, su humildad en tal momento, etc.... y le entrega su Pan al compañero, viendo en él la comunidad y Cristo mismo, de modo que en la próxima eucaristía haga lo mismo entregando su día a día a Cristo.

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II. CADA UNA DE LAS PARTES DE LA MISA


01 Ritos iniciales, tienen el carácter de exordio (Introducción o explicación con que se introduce un discurso hablado o escrito para llamar la atención o preparar el ánimo del oyente o lector.), de introducción y de preparación. Su finalidad es hacer que los fieles reunidos en la unidad construyan la comunión y se dispongan debidamente a escuchar la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía.


011. Entrada. Estando el pueblo reunido, cuando avanza el sacerdote con el diácono y con los ministros, se da comienzo al canto de entrada. La finalidad de este canto es abrir la celebración, promover la unión de quienes se están congregados e introducir su espíritu en el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, así como acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.

Si no hay canto de entrada, los fieles o algunos de ellos o un lector, leerán la antífona propuesta en el Misal, o si no, el mismo sacerdote, quien también puede adaptarla a manera de monición inicial (cfr. n. 31).


012.Saludo al altar y al pueblo congregado

Cuando llegan al presbiterio, el sacerdote, el diácono y los ministros saludan al altar con una inclinación profunda. como signo de veneración, el sacerdote y el diácono besan el altar; y el sacerdote, según las circunstancias, inciensa la cruz y el altar.

Concluido el canto de entrada, el sacerdote de pie, en la sede, se signa juntamente con toda la asamblea con la señal de la cruz; después, por medio del saludo, expresa a la comunidad reunida la presencia del Señor. Con este saludo y con la respuesta del pueblo se manifiesta el misterio de la Iglesia congregada.


013. Monición de entrada: Terminado el saludo del pueblo, el sacerdote, o el diácono o un ministro laico, puede introducir a los fieles en la Misa del día con brevísimas palabras. Diciendo por qué estamos aquí o qué celebramos hoy o invitando a la participación


02. Acto penitencial

Después el sacerdote invita al acto penitencial que, tras una breve pausa de silencio, se lleva a cabo por medio de la fórmula de la confesión general de toda la comunidad, y se concluye con la absolución del sacerdote que, no obstante, carece de la eficacia del sacramento de la Penitencia.

El domingo, especialmente en el tiempo pascual, a veces puede hacerse la bendición y aspersión del agua en memoria del Bautismo, en vez del acostumbrado acto penitencial.


(Me gusta contar aquí la relación entre el acto penitencial y el acto creador de Dios en el que Adán se le escapó cuando aún no había terminado de construir su corazón de carne y barro) (


03.Señor, ten piedad

Después del acto penitencial, se tiene siempre el Señor, ten piedad, a no ser que haya tenido lugar ya en el mismo acto penitencial. Por ser un canto con el que los fieles aclaman al Señor e imploran su misericordia, deben hacerlo ordinariamente todos, es decir, que tanto el pueblo como el coro o el cantor, toman parte en él.

Cuando el Señor, ten piedad se canta como parte del acto penitencial, se le antepone un “tropo” a cada una de las aclamaciones.


04.Gloria a Dios en el cielo

El Gloria es un himno antiquísimo y venerable con el que la Iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y glorifica y le suplica al Cordero. El texto de este himno no puede cambiarse por otro. Lo inicia el sacerdote o, según las circunstancias, el cantor o el coro. Si no se canta, lo dirán en voz alta todos simultáneamente, o en dos coros que se responden el uno al otro.

Se canta o se dice en voz alta los domingos fuera de los tiempos de Adviento y de Cuaresma, en las solemnidades y en las fiestas, y en algunas celebraciones peculiares más solemnes.


05.-Colecta: El sacerdote invita al pueblo a orar, y todos, juntamente con el sacerdote, guardan un momento de silencio para hacerse conscientes de que están en la presencia de Dios. Entonces el sacerdote dice la oración que suele llamarse “colecta” por recoger toda la oración de la comunidad en una sola oración. Por una antigua tradición de la Iglesia, la oración colecta ordinariamente se dirige a Dios Padre, por Cristo en el Espíritu Santo y termina con la conclusión trinitaria: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

El pueblo uniéndose a la súplica, con la aclamación Amén la hace suya la oración.


06. Primera Lectura: La parte principal de la Liturgia de la Palabra la constituyen las lecturas tomadas de la Sagrada Escritura, junto con los cánticos que se intercalan entre ellas; En las lecturas, que la homilía explica, Dios habla a su pueblo, le desvela los misterios de la redención y de la salvación que está realizando en este momento, y le ofrece alimento espiritual; Cristo, por su palabra, se hace presente.

La Palabra de Dios abre para ellos los tesoros de la Biblia… Conviene, por lo tanto, que se conserve la disposición de las lecturas, que aclara la unidad de los dos Testamentos y de la historia de la salvación; y no es lícito que las lecturas y el salmo, que contienen Palabra de Dios, sean cambiados por textos no bíblicos.

Según la tradición, el servicio de proclamar las lecturas no es presidencial, sino ministerial. Por consiguiente, que las lecturas sean proclamadas por un lector; en cambio, que el diácono, o estando éste ausente, otro sacerdote, anuncie el Evangelio. Si no está presente un diácono u otro sacerdote, corresponde al mismo sacerdote celebrante leer el Evangelio; y si no se encuentra presente otro lector idóneo, el sacerdote celebrante proclamará también las lecturas.


07. Salmo responsorial: Conviene que el salmo responsorial sea cantado, al menos la respuesta que pertenece al pueblo. Así pues, el salmista o el cantor del salmo, desde el ambón proclama las estrofas del salmo, mientras la asamblea permanece sentada, escucha y, participa por medio de la respuesta, a menos que el salmo se proclame de modo directo, es decir, sin respuesta. Pero, para que el pueblo pueda unirse con mayor facilidad a la respuesta salmódica, se escogieron unos textos de respuesta y unos de los salmos, según los distintos tiempos del año o las diversas categorías de Santos, que pueden emplearse en vez del texto correspondiente a la lectura, siempre que el salmo sea cantado. Si el salmo no puede cantarse, se proclama de la manera más apta para facilitar la meditación de la Palabra de Dios.


08. Aclamación antes de la lectura del Evangelio: Después de la lectura, que precede inmediatamente al Evangelio, se canta el Aleluya u otro canto determinado por las rúbricas, según lo pida el tiempo litúrgico. Esta aclamación constituye por sí misma un rito o acto, por el que la asamblea de los fieles acoge y saluda al Señor, quien le hablará en el Evangelio, y en la cual profesa su fe con el canto.


09. El Aleluya se canta en todo tiempo, excepto durante la Cuaresma. En tiempo de Cuaresma, en vez del Aleluya, se canta el versículo antes del Evangelio que aparece en el leccionario. El Aleluya o el versículo antes del Evangelio, si no se canta, puede omitirse.

La Secuencia, que sólo es obligatoria los días de Pascua y de Pentecostés, se canta antes del Aleluya.


10. La lectura del Evangelio constituye la cumbre de la Liturgia de la Palabra. La Liturgia misma enseña que debe tributársele suma veneración, cuando la distingue entre las otras lecturas con especial honor, sea por parte del ministro delegado para anunciarlo y por la bendición o la oración con que se prepara; sea por parte de los fieles, que con sus aclamaciones reconocen y profesan la presencia de Cristo que les habla, y escuchan de pie la lectura misma; sea por los mismos signos de veneración que se tributan al Evangeliario.


11. Homilía: La homilía es parte de la Liturgia y es muy recomendada, pues es necesaria para alimentar la vida cristiana. Conviene que sea una explicación o de algún aspecto de las lecturas de la Sagrada Escritura, o de otro texto del Ordinario, o del Propio de la Misa del día, teniendo en cuenta, sea el misterio que se celebra, sean las necesidades particulares de los oyentes.

La homilía la hará de ordinario el mismo sacerdote celebrante, o éste se la encomendará a un sacerdote concelebrante, o alguna vez, según las circunstancias, también a un diácono, pero nunca a un laico. En casos especiales, y por justa causa, la homilía puede hacerla también el Obispo o el presbítero que esté presente en la celebración sin que pueda concelebrar.

Los domingos y las fiestas del precepto debe tenerse la homilía en todas las Misas que se celebran con asistencia del pueblo y no puede omitirse sin causa grave, por otra parte, se recomienda tenerla todos días especialmente en las ferias de Adviento, Cuaresma y durante el tiempo pascual, así como también en otras fiestas y ocasiones en que el pueblo acude numeroso a la Iglesia.


(Me gusta hablar aquí de la relación ente las tres o cuatro lecturas de cada día) y de la continuidad de los días, que trabajamos en la actividad que llamamos CAFARNAUM)





12. Silencio: La Liturgia de la Palabra se debe celebrar de tal manera que favorezca la meditación; por eso hay que evitar en todo caso cualquier forma de apresuramiento que impida el recogimiento. Además conviene que durante la misma haya breves momentos de silencio, acomodados a la asamblea reunida, gracias a los cuales, con la ayuda del Espíritu Santo, se saboree la Palabra de Dios en los corazones y, por la oración, se prepare la respuesta. Dichos momentos de silencio pueden observarse oportunamente, por ejemplo, antes de que se inicie la misma Liturgia de la Palabra, después de la primera lectura, de la segunda y, finalmente, una vez terminada la homilía.


13.- Profesión de fe: El Símbolo o Profesión de Fe, se orienta a que todo el pueblo reunido responda a la Palabra de Dios anunciada en las lecturas de la Sagrada Escritura y explicada por la homilía. Y para que sea proclamado como regla de fe, mediante una fórmula aprobada para el uso litúrgico, que recuerde, confiese y manifieste los grandes misterios de la fe, antes de comenzar su celebración en la Eucaristía.


14. Oración universal: En la oración universal, u oración de los fieles, el pueblo responde en cierto modo a la Palabra de Dios recibida en la fe y, ejercitando el oficio de su sacerdocio bautismal, ofrece súplicas a Dios por la salvación de todos. Conviene que esta oración se haga de ordinario en las Misas con participación del pueblo. Las serie de intenciones de ordinario será:

a) Por las necesidades de la Iglesia.

b) Por los que gobiernan y por la salvación del mundo.

c) Por los que sufren por cualquier dificultad.

d) Por la comunidad local. por esta comunidad, por las familias, jóvenes, nuestras realidades y por los enfermos.

Sin embargo, en alguna celebración particular, como la Confirmación, el Matrimonio o las Exequias, el orden de las intenciones puede tener en cuenta más expresamente la ocasión particular.

e)Finalmente por intenciones especiales del momento.

Pertenece al sacerdote celebrante dirigir las preces desde la sede. Las introduce con breve monición, en la que invita a los fieles a orar, y la termina con la oración y presentación a Dios. Las intenciones deben ser sobrias, compuestas con sabia libertad y pocas palabras y reflejar a toda la comunidad. Por su parte, el pueblo, de pie, expresa su súplica, sea con una invocación común después de cada intención, sea orando en silencio.


15 Liturgia Eucarística: En este momento comienza el centro y la cumbre de toda la celebración, esto es, la Plegaria Eucarística, que ciertamente es una oración de acción de gracias y de santificación. El sacerdote invita al pueblo a elevar los corazones hacia el Señor, en oración y en acción de gracias, y lo asocia a sí mismo en la oración que él dirige en nombre de toda la comunidad a Dios Padre, por Jesucristo, en el Espíritu Santo. El sentido de esta oración es que toda la asamblea de los fieles se una con Cristo en la confesión de las maravillas de Dios y en la ofrenda del sacrificio. Los principales elementos de que consta la Plegaria Eucarística pueden distinguirse de esta manera:

En la última Cena, Cristo instituyó el sacrificio y el banquete pascuales. Por estos misterios el sacrificio de la cruz se hace continuamente presente en la Iglesia, cuando el sacerdote, representando a Cristo Señor, realiza lo mismo que el Señor hizo y encomendó a sus discípulos que hicieran en memoria de Él.

Cristo, pues, tomó el pan y el cáliz, dio gracias, partió el pan, y los dio a sus discípulos, diciendo: Tomad, comed, bebed; esto es mi Cuerpo; éste es el cáliz de mi Sangre. Haced esto en conmemoración mía. Por eso, la Iglesia ha ordenado toda la celebración de la Liturgia Eucarística con estas partes que responden a las palabras y a las acciones de Cristo, a saber:


16. Preparación de los dones: Al comienzo de la Liturgia Eucarística se llevan al altar los dones que se convertirán en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, los mismos elementos que Cristo tomó en sus manos.

En primer lugar se prepara el altar, o mesa del Señor, que es el centro de toda la Liturgia Eucarística, y en él se colocan el corporal, el purificador, el misal y el cáliz, cuando éste no se prepara en la credencia.

En seguida se traen las ofrendas: el pan y el vino, que es laudable que sean presentados por los fieles. Cuando las ofrendas son traídas por los fieles, el sacerdote o el diácono las reciben en un lugar apropiado y son ellos quienes las llevan al altar. Aunque los fieles ya no traigan, de los suyos, el pan y el vino destinados para la liturgia, como se hacía antiguamente, sin embargo el rito de presentarlos conserva su fuerza y su significado espiritual.

También pueden recibirse dinero u otros dones para los pobres o para las necesidades de la parroquia, o tantas veces para diversas causas y fines de la iglesia. Serán traídos por los fieles o recolectados en la iglesia, los cuales se colocarán en el sitio apropiado, fuera de la mesa eucarística.

Acompaña a esta procesión en la que se llevan los dones, el canto del ofertorio (cfr. n.37 b), que se prolonga por lo menos hasta cuando los dones hayan sido depositados sobre el altar.

El sacerdote coloca sobre el altar el pan y el vino acompañándolos con las fórmulas establecidas; el sacerdote puede incensar los dones colocados sobre el altar, y después la cruz y el altar mismo, para significar que la oblación de la Iglesia y su oración suben como incienso hasta la presencia de Dios. Después el sacerdote, por el sagrado ministerio, y el pueblo por razón de su dignidad bautismal, pueden ser incensados por el diácono, o por otro ministro.

En seguida, el sacerdote se lava las manos a un lado del altar, rito con el cual se expresa el deseo de purificación interior.


17. Oración sobre las ofrendas: Depositadas las ofrendas y concluidos los ritos que las acompañan, con la invitación a orar junto con el sacerdote, y con la oración sobre las ofrendas, se concluye la preparación de los dones y se prepara la Plegaria Eucarística. En la Misa se dice una sola oración sobre las ofrendas, que se concluye con la conclusión más breve, es decir: Por Jesucristo, nuestro Señor;

El pueblo uniéndose a la súplica con la aclamación Amén, hace suya la oración.


18. Prefacio: Es una oración de acción de gracias y alabanza a Dios, al tres veces santo.

La finalidad del prefacio, es agradecer a Dios todos los dones, todos los beneficios que a lo largo de la historia de la salvación nos ha concedido. Reconocer su grandeza, reconocer sus obras, conlleva dos actitudes: a) Acción de gracias (que se expresa especialmente en el Prefacio), en la cual el sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da gracias por toda la obra de salvación o por algún aspecto particular de ella, de acuerdo con la índole del día, de la fiesta o del tiempo litúrgico.

En primer lugar una acción de gracias porque esas obras han sido realizadas de modo gratuito en nuestras almas para que nosotros podamos alcanzar la salvación. Pero también el reconocer la grandeza de Dios conlleva una segunda actitud: la de alabanza. Alabamos a Dios porque realmente esas obras son magníficas, esas obras son grandes, esas obras son realmente dignas de un Dios poderoso, de un Dios que ama.


19.) Aclamación: con la cual toda la asamblea, uniéndose a los coros celestiales, canta el Santo. Esta aclamación, que es parte de la misma Plegaria Eucarística, es proclamada por todo el pueblo juntamente con el sacerdote.


20) Epíclesis: Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad....

con la cual la Iglesia, por medio de invocaciones especiales, implora la fuerza del Espíritu Santo para que los dones ofrecidos por los hombres sean consagrados, es decir, se conviertan en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la Comunión sirva para la salvación de quienes van a participar en ella.

El celebrante extiende sus manos sobre el pan y el vino e invoca al Espíritu Santo, para que por su acción los transforme en el cuerpo y la sangre de Jesús.


21) Narración de la institución y consagración: por las palabras y por las acciones de Cristo se lleva a cabo el sacrificio que el mismo Cristo instituyó en la última Cena, cuando ofreció su Cuerpo y su Sangre bajo las especies de pan y vino, y los dio a los Apóstoles para que comieran y bebieran, dejándoles el mandato de perpetuar el mismo misterio.

Consagración: El sacerdote hace "memoria" de la última cena, pronunciando las mismas palabras de Jesús. El pan y el vino se transforman en el cuerpo y en la sangre de Jesús.


22) Anámnesis: Recuerdo de nuestra historia., por la cual la Iglesia, al cumplir el mandato que recibió de Cristo por medio de los Apóstoles, realiza el memorial del mismo Cristo, renovando principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y su ascensión al cielo.

«A imagen tuya creaste al hombre y le encomendaste el universo entero, para que, sirviéndote sólo a ti su, su creador, dominara todo lo creado. Y cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte, sino que, compadecido, tendiste la mano a todos, para que te encuentre el que te busca. Reiteraste, además, tu alianza a los hombres; por los profetas los fuiste llevando con la esperanza de salvación. Y tanto amaste al mundo, Padre san[1]to, que, al cumplirse la plenitud de los tiempos, nos enviaste como salvador a tu único Hijo»


23) Oblación: por la cual, en este mismo memorial, la Iglesia, principalmente la que se encuentra congregada aquí y ahora, ofrece al Padre en el Espíritu Santo la víctima inmaculada. La Iglesia, por su parte, pretende que los fieles, no sólo ofrezcan la víctima inmaculada, sino que también aprendan a ofrecerse a sí mismos, y día a día se perfeccionen, por la mediación de Cristo, en la unidad con Dios y entre ellos, para que finalmente, Dios sea todo en todos.


24) Intercesiones: por las cuales se expresa que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia, tanto con la del cielo, como con la de la tierra; y que la oblación se ofrece por ella misma y por todos sus miembros, vivos y difuntos, llamados a participar de la redención y de la salvación adquiridas por el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Ofrecemos este sacrificio de Jesús en comunión con toda la Iglesia. Pedimos por el Papa, por los obispos, por todos los difuntos y por todos nosotros.


25) Doxología final: por la cual se expresa la glorificación de Dios, que es afirmada y concluida con la aclamación Amén del pueblo.

El sacerdote ofrece al Padre el cuerpo y la sangre de Jesús, por Cristo, con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo. Todos respondemos: "Amén".


26. Rito de la comunión: Puesto que la celebración eucarística es el banquete pascual, conviene que, según el mandato del Señor, su Cuerpo y su Sangre sean recibidos como alimento espiritual por los fieles debidamente dispuestos. A esto tienden la fracción y los demás ritos preparatorios, con los que los fieles son conducidos inmediatamente a la Comunión.


26. Oración del Señor: Padre nuestro Preparándonos para comulgar, rezamos al Padre como Jesús nos enseñó. En la Oración del Señor se pide el pan de cada día, que para los cristianos indica principalmente el pan eucarístico, y se implora la purificación de los pecados, de modo que, en realidad, las cosas santas se den a los santos. El sacerdote hace la invitación a la oración y todos los fieles, juntamente con el sacerdote, dicen la oración. El sacerdote solo añade el embolismo, que el pueblo concluye con la doxología. El embolismo que desarrolla la última petición de la Oración del Señor pide con ardor, para toda la comunidad de los fieles, la liberación del poder del mal. La invitación, la oración misma, el embolismo y la doxología con la que el pueblo concluye lo anterior, se cantan o se dicen en voz alta.


27.- Rito de la paz: Sigue el rito de la paz, con el que la Iglesia implora la paz y la unidad para sí misma y para toda la familia humana, y con el que los fieles se expresan la comunión eclesial y la mutua caridad, antes de la comunión sacramental.En cuanto al signo mismo para dar la paz, establezca la Conferencia de Obispos el modo, según la idiosincrasia y las costumbres de los pueblos. Conviene, sin embargo, que cada uno exprese la paz sobriamente sólo a los más cercanos a él.


28.- Fracción del Pan: . El sacerdote parte el pan eucarístico, con la ayuda, si es del caso, del diácono o de un concelebrante. El gesto de la fracción del Pan realizado por Cristo en la Última Cena, que en el tiempo apostólico designó a toda la acción eucarística, significa que los fieles siendo muchos, en la Comunión de un solo Pan de vida, que es Cristo muerto y resucitado para la salvación del mundo, forman un solo cuerpo (1Co 10, 17). La fracción comienza después de haberse dado la paz y se lleva a cabo con la debida reverencia, pero no se debe prolongar innecesariamente, ni se le considere de excesiva importancia. Este rito está reservado al sacerdote y al diácono.

El sacerdote parte el pan e introduce una parte de la Hostia en el cáliz para significar la unidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor en la obra de la redención, a saber, del Cuerpo de Cristo Jesús viviente y glorioso.


29. La súplica Cordero de Dios se canta según la costumbre, bien sea por los cantores, o por el cantor seguido de la respuesta del pueblo el pueblo, o por lo menos se dice en voz alta. La invocación acompaña la fracción del pan, por lo que puede repetirse cuantas veces sea necesario hasta cuando haya terminado el rito. La última vez se concluye con las palabras danos la paz.


30. Comunión. El sacerdote se prepara para recibir fructuosamente el Cuerpo y la Sangre de Cristo con una oración en secreto. Los fieles hacen lo mismo orando en silencio.

Después el sacerdote muestra a los fieles el Pan Eucarístico sobre la patena o sobre el cáliz y los invita al banquete de Cristo; además, juntamente con los fieles, pronuncia un acto de humildad, usando las palabras evangélicas prescritas.

Es muy de desear que los fieles, como está obligado a hacerlo también el mismo sacerdote, reciban el Cuerpo del Señor de las hostias consagradas en esa misma Misa, y en los casos previstos (cfr. n. 283), participen del cáliz, para que aún por los signos aparezca mejor que la Comunión es una participación en el sacrificio que entonces mismo se está celebrando.

Mientras el sacerdote toma el Sacramento, se inicia el canto de Comunión, que debe expresar, por la unión de las voces, la unión espiritual de quienes comulgan, manifestar el gozo del corazón y esclarecer mejor la índole “comunitaria” de la procesión para recibir la Eucaristía. El canto se prolonga mientras se distribuye el Sacramento a los fieles. Pero si se ha de tener un himno después de la Comunión, el canto para la Comunión debe ser terminado oportunamente. Téngase cuidado de que también los cantores puedan comulgar en el momento más conveniente.

Por otra parte, cuando no hay canto, se puede decir la antífona propuesta en el Misal. La pueden decir los fieles, o sólo algunos de ellos, o un lector, o en último caso el mismo sacerdote, después de haber comulgado, antes de distribuir la Comunión a los fieles.


32. Oración final. la comunión: Terminada la distribución de la Comunión, si resulta oportuno, el sacerdote y los fieles oran en silencio por algún intervalo de tiempo. UN SILENCIO AGRADECIDO, o una acción de gracias. Si se quiere, la asamblea entera también puede cantar un salmo u otro canto de acción de GRACIAS


33. Oración final. Para terminar la súplica del pueblo de Dios y también para concluir todo el rito de la Comunión, el sacerdote dice la oración después de la Comunión, en la que se suplican los frutos del misterio celebrado. En la Misa se dice una sola oración después de la Comunión, que termina con conclusión breve, es decir: Por Jesucristo, nuestro Señor.El pueblo hace suya la oración con la aclamación: Amén.


33. Rito de conclusión

a) Breves avisos, si fuere necesario.

b) la bendición del sacerdote, que en algunos días y ocasiones se enriquece y se expresa con la oración sobre el pueblo o con otra fórmula más solemne.

c) La despedida del pueblo, por parte del diácono o del sacerdote, para que cada uno regrese a su bien obrar, alabando y bendiciendo a Dios.

d) El beso del altar por parte del sacerdote y del diácono y después la inclinación profunda al altar de parte del sacerdote, del diácono y de los demás ministros.






Anexo sobre El poder de las palabras:

Las palabras pueden describir, por ejemplo, lo que está pasando en esta habitación pero las palabras también pueden afectar a la realidad y no solo describirla

Si una figura querida, entrenador, maestro o padre, te dice algo que te alabe o te anime eso podría cambiar tu vida entera.

Todos podemos volver al poder de las palabras pronunciadas por alguien que tiene una enorme autoridad sobre nosotros.

Si alguien te critica, alguien te ataca, o alguien debilita tu confianza, eso podría cambiar toda tu vida. Una persona de 85 años de edad puede aún estar impactada por los efectos de palabras escachadas de niños.

Nuestras palabras pueden cambiar las actitudes de la gente, los corazones o algo tan simple como un policía diciendo que estás bajo arresto. O un juez diciendo que estás en libertad.

Ahora si yo digo estás bajo arresto estaría bromeando o se podría pensar que he perdido la razón y mis palabras no tendrían efecto en la realidad, sin embargo si un oficial de la ley te dice ‘estás bajo arresto’ te guste o no te guste, estarás bajo arresto porque sus palabras tienen el poder de cambiar la realidad; o como el árbitro en un partido que dice que estás fuera, te guste o no, si el árbitro dice que estás fuera significa que no juegas.

Así que nuestras pequeñas palabras no solo pueden describir sino también cambiar la realidad

Ahora piensa en la palabra divina

La biblia dice que Dios llama al mundo a la existencia. Dios dice ‘hágase la luz y hubo luz’

Dios dice que se produzca la tierra y así fue, lo que significa que Dios no se limita a, simplemente, describir las cosas

Dios hace las cosas por su palabra por su expresión inteligente.


Un paso más: Jesús

No solo un maestro entre muchos, no solo uno más, en una larga línea de profetas.

La afirmación de la iglesia, la afirmación central del nuevo testamento, es que Jesús es la palabra hecha carne, eso significa que la misma palabra con la que Dios crea el universo, EL VERBO existía en el Principio, ahora se vuelve personalmente presente en Jesús


Por eso, en los evangelios, lo que Jesús dice acontece:

+“¡niña: levántate! le dice a la hija de Jairo que había muerto.

los evangelios recuerdan el arameo talitá kum, le dice a ella, “¡niña: levántate!”

y se levantó porque las palabras no sólo describían sino afectaban la realidad

+Le dice a Lázaro: “sal fuera” y el que había muerto salió porque la palabra de Jesús transforma la realidad

+‘Hijo, tus pecados te son perdonados’ y estaban perdonados por aquel que hablaba

+la noche antes de morir Jesús se sentó en una cena de pascua tomo el pan sin levadura de la cena y dijo: “tomad y comed todos de él porque esto es mi cuerpo”

Después sobre la copa de la bendición, que es la copa de vino, después de la cena de pascua, él dijo “tomad y bebed todos de él porque este es el cáliz de mi sangre”


Ahora si yo dijera algo así estaría, como mucho, dando un tipo de gran discurso poético o metafórico

Cuando Jesús dice sus palabras, por ser quién es, tienen el poder de transformar la realidad, en el nivel más fundamental y esto es la afirmación de la iglesia.

Que la sustancia del pan y del vino, que la realidad más profunda del pan y el vino, se transformó en la sustancia del cuerpo y la sangre de Jesús.

Es la afirmación de la iglesia, que es la base de Juan capítulo 6


El poder de la palabra divina presente en Jesús, ocurre cuando el sacerdote, en misa, las pronuncia revestido in persona christi; ocasiona el cambio eucarístico que está pasando

él no está hablando sus propias palabras insignificantes

sino que el sacerdote habla en persona christi, en la persona misma de cristo, él rememora lo que Jesús hizo, moviéndose a esta palabra en primera persona: “tomad y comed todos de él porque esto es mi cuerpo”

él habla con la autoridad de Cristo y es por eso que sus palabras tienen el poder de cambiar los elementos,





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