Carta de Fray León de Asís a los jóvenes.
- Fray Dino
- hace 5 horas
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Queridos jóvenes:
Os habla un hermano de San Francisco, el más pequeño de todos. Dios me regaló conocer y vivir al lado de un santo que cambió la vida de tantos, cientos de jóvenes. Sin poder, sin vanidad, sin aplausos, en el silencio y la obediencia a Dios. Viviendo el Evangelio sin glosa ni excusas: sirviendo a todos, viviendo con alegría y sencillez, confiando en Dios que nos ha dado todo en Cristo.
Yo también nací en Asís, y fui testigo de aquella tarde en que Francisco abandonó sus riquezas en la plaza de la ciudad; aquel día sentí lástima de su locura, pero a los pocos días me lo encontré anunciando el amor de Dios en esa misma plaza, y sentí mi corazón latir y arder. Poco a poco, su alegría me llevó a despreciar también la vanidad de este mundo, frente al misterio de Dios y Su amor por nosotros. Dios me regaló ser discípulo y confesor de Francisco, y ver así Su obra en él, y a través de él también en mí. .
Muerto ya Francisco, me tocó defender su modo de vida en pobreza y confianza en Dios. Frente a los poderosos del mundo que quieren comprar nuestra confianza en Dios a cambio de vanas riquezas, perecederas vanidades, egoístas razones. Y en esto estoy. Vengo a decirte que nada material en este mundo merece tu vida sino el seguimiento de Cristo, pobre y crucificado.
Francisco me enseñó que la voluntad de Dios se descubre en el amor, sirviendo humildemente, sin buscar recompensa alguna; en la obediencia a sus hijos, los pobres. Os transmito lo que escuché de Francisco: haced lo que os lleve a amar más a Jesús, a vivir como Él, y si necesitáis consuelo, fuerza o paz, luz o entendimiento, presentaos ante el Señor, en cualquier sagrario del mundo. No entreguéis vuestra vida a otro afán ni a otro señor que no sea eterno.
Jóvenes: vosotros sois el rostro más cercano de Dios a cuantos por el mundo se mueven y afanan. No tengáis miedo de la pobreza evangélica, de la fraternidad radical, del Evangelio que exige todo, para darte TODO: Vida en abundancia. Dejad que la locura de Francisco mueva vuestros pies. Cristo te necesita. No os aferréis a nada en este mundo sino al Evangelio de Cristo. Y si alguna vez os sentís sólos, recordad: aquí estoy para rezar por ti y contigo.
Paz y Bien, vuestro hermano menor, Fray León de Asís.
“El Señor te bendiga y te guarde.
Te muestre su rostro y tenga misericordia de ti.Vuelva a ti su mirada y te conceda la paz.El Señor te bendiga, Hermano…”

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