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La iglesia de San Francisco de La Coruña. Historia y Arquitectura

CARACTERÍSTICAS Y EVOLUCIÓN DE LA ORDEN FRANCISCANA EN GALICIA: SU INCIDENCIA EN LA ARQUITECTURA- 


El incipiente desarrollo urbano al que se asiste a partir del siglo XI será el responsable de la aparición de unos nuevos esquemas sociales y de una nueva mentalidad. Las poderosas comunidades religiosas, sólidamente arraigadas en el ámbito rural, se muestran impotentes para hacer frente a las necesidades espirituales del hombre de la ciudad. Las órdenes de dominicos y franciscanos aparecen en este momento como respuesta a esas nuevas necesidades. .


La Orden Franciscana surge en el siglo XIII en torno a la figura de San Francisco de Asís, hijo de un rico mercader italiano nacido en 1181 o 1182. A la edad de veinticinco años Francisco Bernardone se vería afectado por una profunda crisis que le impulsa a dedicarse a la oración, la predicación y la pobreza.

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En torno a él se constituirá en 1205 una fraternidad, cuyos miembros deseaban imitar la vida apostólica vistiendo humildemente y practicando la pobreza y la predicación errante. Inocencio III reconoce a la nueva Orden y en 1209 le otorga el derecho a predicar la penitencia y el evangelio.


A los pocos años, siguiendo sus impulsos misioneros, San Francisco realizará un viaje a España, llegando en peregrinación hasta Santiago (1214). En esta época sus seguidores compostelanos carecían de edificio conventual y de morada fija "excepto unas miserables chozas en la Porciuncula, en donde solían reunirse unos con otros por breves temporadas, para reanudar, luego, nuevamente su vida de peregrinación por los pueblos.. Los frailes en sus viajes, solían recibir hospedaje en las moradas eclesiásticas o de buenos cristianos, y luego en albergues destinados exprofeso para ellos en distintos puntos por la piedad de los fieles" (1).


Durante su viaje a España, el Santo de Asís fundaría el convento de Compostela,, el convento franciscano más antiguo de Galicia.. A partir de este momento la comunidad inicia un proceso de afianzamiento y al mismo tiempo tiende a convertirse en una Orden nueva. En 1223 Honorio III aprueba la regla de los "Hermanos Menores" como una milicia al servicio de la Iglesia.. La nueva regla presuponía la existencia de edificios apropiados "al organizar la Orden en provincias, establecer los noviciados, etc, cosas todas ellas que no podían existir sin edificios a propósito, cuya propiedad se reservaba la Santa Sede" (2).


La institucionalización de la Orden sentó las bases para la expansión del ideal franciscano, pero también supuso un motivo de desasosiego para San Francisco:: "La constitución de una Orden ¿no suponía para los hermanos la tentación de poseer?" (3). Será en este momento cuando se retire a meditar, dejando a Elías de Cotorna la dirección de la Orden en su calidad de vicario general.


En 1224 recibirá los estigmas de la Pasión. del Señor y en 1226 muere dejando tras de sí una corriente de acercamiento a la Naturaleza, que se pondría de manifiesto tanto en las formas de piedad como en el arte.


La comunidad franciscana experimenta`un rápido crecimiento:: en 1212 se forma una Orden femenina basándose en el espiritu de San Francisco, las Clarisas, y en 1221 se funda la Orden Tercera, que permitía a los seglares seguir una vida de acuerdo con el ideal franciscanista.


En Galicia se sucederán las fundaciones de nuevos conventos y así en el siglo XIII los franciscanos se encuentran ya en Santiago, Orense, Coruña, Pontevedra, Lugo, Vivero y Ribadeo. "Treinta conventos cuenta Molina, a mediados del siglo XVI, refiriéndose a solos los de franciscanos de la Primera Orden, en tanto que los de Dominicos no pasaron de doce de frailes, cuatro de monjas y tres residencias con cargo parroquial (4).


La amplia difusión de la nueva Orden en territorio gallego sólo puede explicarse teniendo en cuenta su arraigo popular, conseguido gracias a su labor existencial, que comprendía desde la distribución de la famosa sopa de los conventos hasta el servicio en hospitales y el mantenimiento de Escuelas de Filosofía y Artes o de Teología, que más tarde se vería ampliado a las Escuelas de Primera Enseñanza, todas ellas gratuitas.


Sin embargo, su gran labor en el campo de la beneficencia sólo fue posible por el apoyo de las clases más poderosas de la sociedad, apoyo que se pone de manifiesto en todos los ámbitos. "La primitiva propaganda franciscana fue tan eficaz que logró captarse las simpatias y adhesión de la clase de los señores sin la cual no se explica la construcción de sus soberbios templos en los siglos XIII, XIV y XV, ni la multiplicación asombrosa de sus conventos en territorio relativamente tan reducido, por parte de unos frailes que vivían de limosna" (5)


Esta multiplicación de iglesias y de conventos pone de manifiesto la importancia que alcanzaron las Ordenes mendicantes desde el punto de vista arquitectónico, importancia no sólo cuantitativa, sino también estilística. "Parece como que la Orden de Asís se hizo durante el siglo XIII y los siguientes la enamorada protectora del arte ojival. Mil doscientas iglesias góticas levantadas en medio siglo y dedicadas al Santo, testimonio son de los lazos que unían a esta hermosísima arquitectura con la Orden de hermanos menores" (6).


Puede afirmarse que la introducción del estilo ojival en la región gallega se debe a la labor de franciscanos y dominicos, cuyos templos presentan importantes dificultades de datación por la carencia de documentos históricos precisos y por la gran similitud de todos los edificios


En líneas generales, ambas Ordenes introducen una serie de disposiciones de acuerdo con su ideal de pobreza, que se refieren, sobre todo, a la modestia de la construcción. Los estatutos de la Orden franciscana, dictados en Narbona en 1210 prohiben las grandes dimensiones, las torres, las vidrieras historiadas, etc... y se reserva el abovedamiento para la capilla mayor. El mismo San Francisco en sus testamento resaltará este aspecto al decir: "Guárdense los frailes de que las iglesias y pobrecillas moradas y todas las cosas que para ellos se edifican en ninguna manera las reciban si no fuesen conformes a la santa pobreza, la cual en la Regla prometimos, siendo en ellas hospedados como advenedizos y peregrinos" (7)


Franciscanos y dominicos suelen presentar un mismo tipo de templo dentro de cada región. A Galicia corresponde un tipo de templo gótico cuyo primer ejemplo lo constituye la primitiva iglesia de San Francisco de Santiago, destruida en el siglo XVIII. Puede citarse como antecedente de la misma a la basilica de Asís, de la primera mitad del siglo XIII, doble iglesia totalmente abovedada y de planta de cruz latina, sin olvidar tampoco a los pequeños templos románicos de planta de cruz latina, con cubierta de madera y ábsides semicirculares en la cabecera, extendidos por toda la región. 


Así el tipo de iglesia franciscana gallega, también adoptado por los dominicos, es de planta de cruz latina con cubierta de madera y tres ábsides poligonales en la cabecera cubiertos con bóveda de crucería. Dentro de esta norma general se observan diversas variaciones, entre las que destaca la presencia de capillas absidiales rectangulares en S. Francisco de Betanzos y S. Francisco de La Coruña. "Entre los precedentes de estas cabeceras con ábsides rectangulares puede citarse en Galicia la del templo monástico de Meira, de capilla mayor semicircular y dos capillas rectangulares y menores por lado" (8)


La disposición de los conventos parece haber estado inspirada en la de S.Gall, aunque se presentan diversas modificaciones, entre las que se pueden citar la orientación de las salas capitulares, no a continuación del brazo de la iglesia, sino en el ala que aparece enfrente a ésta. Por lo demás. las habitaciones comunales estaban alrededor del claustro que se construía con relativa monumentalidad. "Los claustros son de tipo románico absoluto: alto podio, columnas pareadas que sostienen arcos de medio punto o apuntados, de sencillas molduras, con archivoltas de puntas de diamante; techos de madera; en algunos (S. Francisco de Orense) templete de lavatorio, apertura de arcos (tres 6 cinco) más ricos, como ingreso de los capítulos". (9)


Este tipo de construcción irá surgiendo por toda Galicia durante la etapa que se podría considerar de esplendor de las órdenes religiosas, esplendor que se vería truncado con las medidas desamortizadoras del siglo XIX, causantes de importantes daños en el patrimonio cultural y artístico que habían conseguido reunir estas comunidades a lo largo de los siglos.


DESAMORTIZACIÓN

Jurídicamente el término desamortización sirve para designar "al conjunto de disposiciones tomadas por el poder político con objeto de liberar la propiedad acumulada en determinadas manos, "las manos muertas", restituyéndola al tráfico juridico" (10)


Desde el punto de vista histórico se denomina desamortización al proceso de venta de bienes eclesiásticos y de instituciones que se desarrolla fundamentalmente en el siglo XIX con el objetivo de paliar la difícil situación económica nacional. Durante la Edad Media se dan algunos casos de desamortización, pero casi siempre convenida entre el poder civil y el eclesiástico, mientras que la desamortización violenta de los bienes eclesiásticos se inicia en España en el siglo XVIII con los Borbones y se intensifica con los decretos de los Bonaparte y las disposiciones de Mendizábal a su paso por el Ministerio de Hacienda.


En 1798 se ponen a la venta los bienes de casas de beneficencia, hermandades, obras pías y patronatos de legos, venta suspendida por la Junta Central en 1808, cuando ya se había vendido una sexta parte del patrimonio de la Iglesia. "Se podría hablar de un elevado coste social de ésta y otras desamortizaciones (se venden patrimonios de instituciones de beneficencia, Instrucción Pública y bienes de propios y comunes de los pueblos). El Estado había prometido pagar cuidadosa y puntualmente a las instituciones afectadas el interés del capital aportado por las ventas de su patrimonio, pero ello no fue así desde el mismo comienzo" (11)


Posteriormente Napoleón mandará reducir el número de conventos a una tercera parte y su hermano José acabará por suprimir todas las Ordenes religiosas. Este período marcadamente anticlerical encontrará su contrapunto en el reinado de Fernando VII, que devuelve su patrimonio al clero. 


Tras la muerte de este monarca se inician nuevas disposiciones contra la Iglesia, que culminarán con las medidas adoptadas por Mendizábal, que en 1835 suprime las Ordenes religiosas y en 1836 pone a la venta sus bienes.. Una orden del 8 de Marzo de 1836 del Ministerio de Gracia y Justicia firmada por Alvaro Gómez Becerra decretaba que quedaban "suprimidos todos los monasterios; conventos, colegios y demás casas de comunidad o de instituto religioso de varones, incluso los de clérigos regulares, los de las cuatro Ordenes militares y San Juan de Jerusalén, existentes en la Península, islas adyacentes. y posesiones de España y Africa". (12)


Todas estas medidas causarían gravísimos daños en el terreno artístico y cultural: "Los destrozos que causó la desamortización fueron enormes, ruina y demolición de muchos edificios de valioso estilo arquitectónico, pérdida y destrucción de numerosísimas obras artísticas, abandonos, destrozos, venta de innumerables fondos de los ricos archivos y bibliotecas que tantos e importantes conventos poseían". (13)


Por otra parte, tampoco se logró superar el grave problema social y económico en que se hallaba sumido el país. "La desamortización de Mendizábal,-genial en su concepción y torpe en sus medios, pudo resolver el problema agrario español dando las tierras a los campesinos, y a la larga crió la rica burguesia terrateniente nacional del siglo XIX (14)


"Si alguno ganó económicamente con medida tan funesta, fueron los aprovechados, que adquirieron conventos y huertas a precio irrisorio, y los que antes de la venta entraron a saco en las mansiones claustrales, prevalidos del abandono de las mismas" (15)


A Galicia pueden ser aplicadas de modo integro estas consideraciones. El golpe que supuso esta política gubernamental para la comunidad franciscana se vió paliado, en cierto modo, por el apoyo de algunos sectores de las clases más privilegiadas, que llegaron a comprar conventos en subasta público para restituir posteriormente a sus primitivos dueños. 


La orden de expulsión recibió una respuesta tajante por parte de los frailes franciscanos de Santiago al asegurar que llevaban viviendo más de seiscientos años en Compostela "sin que en tan dilatado tiempo mereciesen los religiosos là menor desconfianza y desafecto públicos, y antes bien el aprecio general. Y añadía "Ni en esta ciudad ni en otro pueblo dieron los religiosos franciscanos motivo para que se dudase de su virtud y conducta política y religiosa' (16)


A pesar de ello, los frailes debieron abandonar los monasterios, regresando al lado de sus familias. Algunos templos se mantuvieron abiertos al culto gracias a las Terceras Ordenes, pero los destrozos ocasionados a los mismos fueron 'considerables "de encargarlos y protegerlos se encargaron los Prelados diocesanos a los que fueron confiados, sin que muchas veces, y aún a despecho de tan alta protección, consiguieran nuestras iglesias conservar nuestros tesoros allí acumulados por la pie dad de los fieles" (17).


Este período de decadencia no sería demasiado dilatado, al menos en en el caso gallego. El resurgimiento de la Orden Franciscana se inicia con la fundación del Colegio de Misiones para Tierra Santa y Marruecos, instalado inicialmente en Priego (Cuenca) y trasladado después a Santiago. "El 25 de Septiembre de 1862 abandonaba Priego la comunidad misionera, compuesta ya de 42 misioneros y el 16 de Octubre era recibida triunfalmente por la población en masa de la ciudad del Apóstol" (18). La apertura de esta nueva etapa, de enfoque claramente misionero, servirá para reforzar la implantación de la Orden en Galicia, lo que se verá acompañado de una política de recuperación de los bienes perdidos durante el periodo desamortizador, política dentro de la cual cabe insertar la restauración de la iglesia del convento franciscano de La Coruña

III-LA IGLESIA DE SAN FRANCISCO DE LA CORUÑA

IIIa. Aspectos históricos


La iglesia de San Francisco de La Coruña, monumento histórico-artístico nacional, ((cuya restauración todavía no ha concluido)), formaba parte del convento del mismo nombre situado en la Ciudad Vieja, "fuera de murallas", como el de Sto. Domingo. Concretamente se alzaba a la salida de la calle de San Francisco, lindando con el cuartel de Macanaz y la capilla de la Venerable Orden Tercera, y frente al jardín de S. Carlos y el Hospital Militar. En sus proximidades se emplazaba también una de las puertas de la ciudad, a la que dió su nombre.


El archivo de la comunidad fue extraviado durante el período de la exclaustracción. Careciéndose por tanto de documentos directos, actualmente resulta difícil precisar la fecha en que se iniciaron las obras. A pesar de ello, han sido hechas diversas dataciones por parte de historiadores y eruditos tomando como base referencias documentos marginales.


La fecha más antigua que se otorga al convento es la de 1214. El historiador coruñés Enrique Vedía la da como segura basándose en las crónicas de un fraile franciscano cuyo nombre no cita. Según esta misma fuente el fundador sería el padre Fray Benincasa de Tuderto, enviado por el propio S. Francisco desde Santiago para este fin. "La fundación se hizo en el mismo sitio en que se halla, sepultando al padre Benincasa a su fallecimiento bajo el arco toral de la capilla mayor al lado del Evangelio" (19)


Tanto el padre Manuel Pazos como Fray Atanasio López aportan la misma fecha y atribuyen la fundación a Fray Benicasa de Todi. "Los habitantes de la capital del reino de Galicia mostraron siempre una singular predilección por aquel monasterio, fundado ya, aunque en pequeñas proporciones, por los discípulos del Serafín de Asís en el año 1214, según refiere el cronista P. Jacobo de Castro" (20)


Sin embargo, parte de los historiadores que se han ocupado del tema coinciden en dudar de unos orígenes tan lejanos. En cualquier caso, su existencia documental se remonta al año 1262, en que aparecen citados los "frailes menores de La Coruña" en el testamento de Doña Teresa Yáñez de Deza. (En dicho testamento se incluía la siguiente clausula: "Et mando fratibus Minoribus de Cruna cc sólidos" (21) )


Desgraciadamente existen pocos documentos del s. XIII relativos al convento, contándose además del testamento anterior, con uno del año 1279 en que D. Pedro Abril, tesorero de la iglesia compostelana, lega "Fratibus Minoribus de Crunia XX sls." (22)


Otro importante dato que se ha podido recoger para determinar la fecha de construcción del edificio franciscano es el epitafio que Waddingo, copia de un sepulcro existente en su tiempo en la iglesia: "Hic iacet famulus Dei Hernandus Joannes de Gube, qui obiit sub aera millessima trecentesima, id est, anno Domini MCCLXII "(23)


Don Angel del Castillo, autor de un estudio de enorme trascendencia, ya que en él se aborda por primera vez la descripción artística del edificio y se hace referencia a elementos hoy desaparecidos, desarrolló su propia teoría acerca de la antigüedad del convento basándose en un hallazgo realizado entre sus ruinas: "nosotros hemos hallado una inscripción al parecer funeraria, que sirve de dintel a una ventana moderna de la nave principal en el lado de la Epístola, y en lo poco que puede leerse porque la piedra se introduce en el muro, dice escrito con letra gótica: LEDO. M: CCC: XXVII, fecha en la cual aún no se contaba por años, por lo cual hay que referirse a Eras y daría 1289, fecha la más antigua que podemos conceder al convento" (24)


Esta conclusión, a la que llega a principios de siglo, sufrirá modificaciones con el transcurso del tiempo, y así en su "Inventario de la riqueza monumental y artística de Galicia" de 1972 se puede leer: "En documentos de los años 1262 y 1279 se citan ya "los frailes menores de La Coruña", lo que prueba que entonces estaba este convento fundado" (25)


Otros historiadores aportan fechas más tardías. En este sentido Tettamancy afirma que la fecha más antigua que se le puede otorgar a esta construcción es la de 1345, año en el que serviría de hospedaje al rey Alfonso XI y Villaamil y Castro hace alusión a un documento inédito que acredita que ya existía en 1402, lo cual no aclara el año de construcción.


Esta es la documentación y las opiniones con las que se cuenta a la hora de establecer la cronología del edificio conventual, pero es necesario considerar que la datación de la iglesia debe ser abordada de modo independiente, puesto que la mayor parte de los investigadores están de acuerdo en que es de construcción posterior. 


Según Angel del Castillo "hasta el año de 1423 no se encuentra testimonio escrito de la existencia de esta iglesia; sin embargo, entre sus ruinas recordamos haber visto una lápida sepulcral del año 1289" (26). De esto deduce en su estudio de 1907 que los franciscanos habrían levantado en el siglo XIII un primer templo románico de transición al que con el tiempo se irían añadiendo diversos elementos.


Estudios posteriores, especialmente el de Caamaño Martínez, pondrán en duda esta cronología suponiendo que los elementos más antiguos de la iglesia corresponden al siglo XIV, aún en su segunda mitad. El propio Castillo, por su parte, modificando su idea inicial, se declarará partidario de esta posibilidad, como se puede apreciar por esta frase:: "Ejemplar del estilo ojival típico de Galicia, del siglo XIV al XV, la iglesia con supervivencias románicas en la ornamentación" (27).


Una vez abordado el problema de los orígenes, la evolución histórica del convento se presenta más nítida, aunque los documentos referentes al mismo siguen siendo escasos. Básicamente se trata de referencias testamentarias, así se ha encontrado el testamento de doña Elvira Pérez de 7 de Junio de 1348 en el que se incluye la siguiente clausula: "It mando aos frayres de san francisco da Cruña XV libras para huna pitança. Iten dez mrs. para a obra et outros dez para o lume do dito moesteyro" (28),. 


En el año 1402 Don Gonzalo Ozores de Ulloa deja en su testamento cuarenta maravedís para el convento de S. Francisco, con el objeto de que los religiosos encomendaran su alma a Dios, y en 1418 Fray Juan de Fragoso, religioso del convento franciscano hace entrega al monasterio de Sta. Clara de Santiago de ciertas heredades existentes en tierra de Borragueiros, que pertenecían a dicho monasterio, en cumplimiento del testamento de Inés Vázquez.


Los últimos documentos de este tipo que se conservan son el testamento de Pedro Lago, en el cual dispone que su cuerpo sea trasladado desde la villa de Sta. Eulalia al templo de S. Francisco de La Coruña, en 1423 y el de Gómez Pérez das Mariñas del 4 de Noviembre de 1474 en el que manda al "monasterio de san francisco de la Coruña porque roguen a dios e a la virgen maría por mi alma dos mill pares de brancas" (29).


Aún siendo escasa, esta documentación refleja la importancia que había alcanzado la comunidad franciscana, lo que se vería confirmado durante la visita del rey Alfonso XI a tierras gallegas en 1345, año en que viene en peregrinación a Santiago y se traslada a La Coruña, para mediar en la disputa establecida entre La Coruña y Betanzos sobre la facultad o no de descargar en el segundo de los puertos, siendo alojado en el convento de S. Francisco. "La historia de este rey nada dice de este viaje, pero no es extraño, pues está incompleta y faltan en ella los sucesos de cuatro ó cinco años; la verdad de este hecho está consignada de un modo indudable, por una carta Real fecha en la Coruña a diez y siete de Julio de dicho año" (30)


Para poder servir de hospedaje al monarca y sus acompañantes el edificio debía ser amplio y reunir ciertas comodidades, impresión que se ve justificada por los importantes acontecimientos que se desarrollarán posteriormente en el mismo y por ser el lugar donde el pueblo se congregaba para presenciar los autos sacramentales


"El convento de S. Francisco de la Coruña fue de los más importantes de la Provincia de Santiago y el segundo de los que en sus extensos ámbitos abrazaron la Regular Observancia, pues se redujo a ella hacia 1424 por industria del P. Fr. Luis de Sala, a quien favorecía en sus santas empresas el Excmo. Sr. Conde de Benavente" (31).


A lo largo del siglo XV sería sede de destacadas reuniones de la Orden Franciscana, y así en 1452, siendo Vicario Provincial de la Observancia el P. Fr. Alonso de Palenzuela, se celebrará una Congregación Capitular en La Coruña. En 1464 tendrá lugar un nuevo capítulo, en el transcurso del cual resultará elegido Vicario Provincial el P. Fr. Juan de Espinosa, que había sido canónigo en la S.I.C. de León.


Finalmente, el convento herculino acogería a los partici pantes en el capitulo de 1480, en el que sería elegido Vicario Provincial el P. Fr. Juan Tamaricio y Comisario de Galicia el Guardián de San Francisco de La Coruña.


"En la Congregación, celebrada en 1479 por el mes de Abril, se ordenó que en el convento de la Coruña hubiese estudios, pero ya antes de esta fecha habitaron en el mismo religiosos muy doctos" (32). Esta frase sirve para ilustrar acerca de la labor intelectual y educacional llevada a cabo por los franciscanos, y de la que naturalmente participaba la comunidad coruñesa, aspecto ya considerado al tratar de la evolución de la Orden franciscana en Galicia.


En la historia de este convento figura como uno de los hechos más relevantes el haber servido de escenario a las sesiones de las Cortes de Carlos V en 1520. En ese año, el monarca convoca Cortes en Santiago para después trasladarse a La Coruña con objeto de embarcar rumbo a Alemania, después de haber conseguido el dinero suficiente para todos estos gastos (a pesar de la oposición de algunos miembros de dichas Cortes) y de dejar el gobierno de España al Cardenal Adriano.


"Permaneció el Emperador en Santiago la Semana Santa y la Pascua hasta el jueves siguiente (12 de Abril) en que salió para la Coruña á donde llegó el sábado. Hizole la ciudad toda honra y acatamiento, saliendo á recibirle hasta el lugar de Palavea y acompañándole luego hasta su posada, que era la casa donde hoy están las oficinas de la hacienda militar" (33). Además del prestigio que otorgaría al convento esta reunión, el rey, agradecido a las atenciones de que fuera objeto por parte de los religiosos, dejaría como donativo cuarenta ducados, según documento que se conserva en el Archivo Ibero-Americano. (34)


Este sería el período de mayor esplendor del edificio conventual. que en un principio debió ser muy pobre, debido al emplazamiento: a orillas del mar y expuesto a todos los vientos y a que su templo tuvo que ser en parte ocultado por diversas obras de ensanche realizadas posteriormente.


A los pocos años de esta destacada visita el célebre marino Juan Sebastián el Cano incluye en su testamento, otorgado el 26 de Julio de 1526 a bordo de la nave Victoria en el mar del Sur, esta clausula: "Ytem digo que yo concerté con el guardián e frailes del monasterio de S. Francisco de la Coruña para que dijesen una misa de Concepción cada día, e tuviesen cargo de rogar a Dios por mi ánima e de todos cuantos en esta armada veníamos, e por la dicha armada, fasta tanto que yo volviese a España, e para ello hice una obligación de sesenta ducados por ante Cristóval de Polo, escrivano de número de dicha ciudad de la Coruña: mando que sean pagados al dicho guardián e monasterio e frailes"(35).


Otro de los grandes acontecimientos que tuvo como escenario a la residencia franciscana coruñesa fue el alojamiento de Felipe II y los embajadores ingleses que vinieron a concertar su matrimonio con María Tudor, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón. En esa época (año 1554) el convento estaba siendo reedificado y el entonces príncipe dejaría para dicha obra una limosna de 500 ducados de su real patrimonio, además de fundar dos capellanías, denominadas de la guerra. (36)


"El título de Real que disfrutaba es un error que pudo provenir de haberse alojado en él dicho monarca, ó de limosnas y donaciones que le hicieron diferentes Reyes, pues su fundación como hemos visto fue hecha por uno de los compañeros de S. Francisco" (37).


En 1589 una armada inglesa, al mando del capitán Drake ataca y sitia al puerto coruñés causando grandes estragos en la ciudad y destruyendo diversos edificios. Se conservan documentos que testifican el heroísmo de los religiosos franciscanos y de otras Ordenes durante el asalto:


"Habiendo combatido (Drake) la noche que llegó a la Coruña el Burgo, que es una gran lengua de tierra de la Coruña a la parte de Castilla, adonde un fraile franciscano que fué de Orense por capitán de 24 frailes que fueron con cruces azules levantando gentes, acompañados de cien arcabuceros, defendió el puente del Burgo gran rato matando diecisiete ingleses, hasta que lo mataron, y luego le defendió un monje benito que mató ocho..." (38)


El 16 de Mayo D. Juan Pacheco Osorio, marqués de Cerralbo, continaurá.

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