“Escuchar la voz del Buen Pastor”. Domingo IV Pascua 2025
- Fray Dino
- hace 4 días
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Palabras de Jesús (Jn 10,27):
“Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen.”
Jesús se presenta como el Buen Pastor, una imagen bíblica profunda tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Aunque el lenguaje del pastor pueda parecer lejano hoy, es una metáfora poderosa de relación personal, guía y conocimiento mutuo entre Cristo y los creyentes.
El misterio de seguir a Jesús:
A pesar de ser “ovejas” (frágiles y limitadas), podemos reconocer y seguir su voz entre tantas otras.
La atracción hacia Cristo va más allá del contexto familiar o cultural: su voz es interiormente convincente.
Cristo no es uno más:
Jesús no es solo otro líder espiritual: Él es el único Buen Pastor, y la voluntad de Dios es que todos lo escuchen y lo sigan.
Misión de la Iglesia:
Los Apóstoles fueron enviados (“apostello”) a llevar esa voz a todas las naciones (cf. Hechos de los Apóstoles).
San Pablo entendió que el propósito de Israel y de la Iglesia era reunir a las naciones en torno a Cristo.
La Iglesia como multitud universal:
El Apocalipsis presenta una visión de una multitud innumerable de todas las naciones delante del Cordero: una imagen de la Iglesia como el pueblo reunido por la voz del Pastor.
¿Cómo escuchar hoy su voz?:
A través de:
La enseñanza de la Iglesia.
Los santos y los sacramentos.
La predicación.
Pero sobre todo, a través de la conciencia.
La conciencia como voz del Pastor:
San John Henry Newman la llamó “el Vicario aborigen de Cristo en el alma”.
La conciencia guía hacia el bien objetivo y aleja del mal, nos recompensa o reprende interiormente según nuestras acciones.
Refutación de errores modernos sobre la moral:
No es solo opinión personal: Ejemplos históricos como la esclavitud o el nazismo demuestran que hay males objetivos.
No es consenso cultural: Lo que es moralmente correcto no depende de las modas sociales.
No es solo evolución biológica: La moralidad no es un subproducto de la supervivencia tribal; si así fuera, podría “evolucionar” hacia el mal.
Llamado final:
No silencies tu conciencia. No la cubras con adicciones o ruido.
Escucha esa voz profunda: es Cristo mismo hablándote.
“El Señor te conoce. Su voz resuena en lo profundo de tu alma. Escúchalo y síguelo.”

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