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Actualizado: 2 may
O Cebreiro es ya un lugar franciscano de referencia, donde peregrinos de muy diversos lugares llegan preguntando por un franciscano: '¿Es usted Fray Paco?'. Les respondes que volverá pronto, y esperan lo que haga falta para hablar con él. Y recibir más que una bendición: Han escuchado que en este lugar se encuentra PAZ

Fray Paco Castro (Santiago de Compostela, 1971), franciscano y párroco del santuario de Santa María la Real, se dedica a socorrer peregrinos y a celebrar la Misa al atardecer. Y si alguno camina solo, «le doy mi número de teléfono, por si tiene algún incidente o quiere compartir la experiencia».
Puerta Jubilar 2025
La diócesis de Lugo ha abierto la puerta de este santuario como Puerta Jubilar, donde ganar la indulgencia plenaria quien durante este año , visita el santuario, con las condiciones habituales de Confesión, Eucaristía, y oración por las intenciones del Papa.
¿Qué importancia tiene O Cebreiro dentro del Camino?
Es el primer pueblo de Galicia viniendo por el Camino francés. A los peregrinos se les pone cara de emoción por estar ya en la tierra de Santiago.
Cuenta con una historiografía importante. El Códice Calixtino, del siglo XII, ya habla de O Cebreiro como lugar de paso de los peregrinos. Aquí se establecieron los monjes benedictinos hace 800 años y montaron un hospital para caminantes. Sabemos también que en 1486 pasaron los Reyes Católicos y le dieron un impulso al lugar.
El santuario también tiene historia.
El templo es de factura prerrománica, siglo IX, sumergido en la tierra para protegerse de las fuertes tempestades.
Es coetáneo de las iglesias prerrománicas de estilo asturiano que se construyen en Asturias, aunque por su mayor sobriedad pueda provocar dudas. Su construcción es contemporánea de la Capilla de la Corticella, en tiempos del obispo asturiano Sisnando I, quien trajo consigo de Asturias talleres y artesanos que extendieron su influjo hasta: San Saturnino de Goians (Porto do Sin); San Pedro de Ansemil (Silleda); San Pedro de Orazo (La Estrada), San Xes de Francelos (Ribadavia)Para nosotros es un privilegio y una responsabilidad estar aquí.
¿A qué os dedicáis?
Es una labor de acogida. Tenemos el santuario siempre abierto y celebramos a diario la Misa del peregrino al atardecer. Después impartimos la bendición, en más de 49 idiomas.
Aquí abrazamos a los peregrinos, dándoles la bienvenida a Galicia y animándolos en su camino a Santiago.
¿Es cierto que ustedes son socorristas de peregrinos?
Sí. Cuando llegué aquí tuve que socorrer a un peregrino que había decidido subir a O Cebreiro al atardecer con una fuerte nevada. Llegó al borde de la hipotermia. Tras una primera acogida en nuestra casa lo llevamos al albergue para que se diera una ducha caliente. En otras ocasiones, me ha tocado socorrer a otros peregrinos con el coche. A los que van solos, les doy mi número de teléfono por si tienen algún tipo de incidente o simplemente quieren compartir la experiencia. Y me llaman. La Providencia me trajo a «socorrer a peregrinos».
¿Cuál fue el milagro de O Cebreiro?
Los documentos lo cuentan así: en un día de nieve el sacerdote comenzó estando sólo. A mitad de la celebración, a pesar de la ventisca, apareció un hombre y se dice que el cura pensó: «Esfuerzo inútil para ver un poco de pan y vino». Entonces, se produjo el milagro de la transubstanciación: el pan se convirtió en auténtica Carne de Cristo y el vino en Sangre, visible a los ojos. Hoy se conservan un trozo pequeño de carne y una gota de sangre en un relicario que nos donaron los Reyes Católicos. También conservamos el cáliz y la patena del milagro. Y hay dos sepulcros que se cree que pueden ser los de los protagonistas del milagro.
¿Qué aporta un franciscano en O Cebreiro?
Estamos en O Cebreiro por lo que este lugar nos aporta a nosotros, y para hacer posible que siga aportando toda su riqueza a cuantos pasan por este santuario.
Cada día es una riqueza espiritual máxima, cada uno viene con su vida a cuestas. Y tantos peregrinos que están caminando con su búsqueda espiritual. La mayor riqueza de este lugar es su belleza, como lugar físico, en lo alto de estas montañas, en el invierno por la hermana nieve, en la primavera por el verde de sus caminos. Sobre todo una belleza espiritual como lugar alejado del mundanal ruido.
Pero también la paz y serenidad que uno encuentra lejos de todo afán y tanta prisa en que nos obliga a vivir nuestro mundo actual, Los franciscanos usamos la palabra SIMPLICIDAD para definir un estilo de vida donde no hacen falta muchas cosas para ser feliz, y las que necesitamos, las necesitamos poco, decía San Francisco.
O Cebreiro es un “hogar espiritual” en el Camino Francés. La presencia franciscana recuerda al peregrino que Dios camina con nosotros, que la fraternidad es posible, y que la santidad se vive en lo pequeño y cotidiano.


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