23 oct
13 sept
13 sept

Se le llama también Domingo de la Pasión porque se proclama la Pasión según uno de los evangelistas sinópticos (este año, San Lucas).
Los evangelios son en el fondo “narraciones de la Pasión con largas introducciones”: todo culmina en ese momento.
Ambos están profundamente ligados al tema del perdón:
Solo en Lucas aparece este diálogo entre Jesús y los dos criminales.
Se contrastan dos actitudes frente al pecado y al sufrimiento:
El mal ladrón: se burla, es amargado, proyecta su culpa, exige ser salvado sin conversión.
El buen ladrón (Dimas): reconoce su culpa, no culpa a otros, no presume méritos. Solo pide humildemente:“Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino.”
Jesús responde con una de las frases más conmovedoras:“Hoy estarás conmigo en el Paraíso.”
Este diálogo es un modelo de contrición sincera y esperanza confiada.

Solo en Lucas: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.”
Frente a todo el pecado y maldad humana que se vuelca sobre Él, Jesús responde con perdón, no con venganza.
Esto revela el corazón mismo de Dios:el amor que perdona incluso al ser rechazado.
Este perdón es radical porque viene de Dios mismo en la cruz, no solo de un hombre sabio o profeta.
Hoy se tiende a excusar todo: “no es culpa mía”, “es la sociedad”, “mi historia”, etc.
Pero la gracia no entra donde no hay reconocimiento de pecado.
La contrición (estar “quebrantado” por el pecado) es clave para recibir el perdón.
Es una ley espiritual: sin reconocer el pecado, no se puede recibir la misericordia.
Jesús resucitado muestra las llagas (símbolo de sus traiciones) y dice “Shalom” (paz).
Su respuesta al pecado no es rechazo, sino paz y reconciliación.
El pecado no es solo una falta ética, es una rebelión contra Dios mismo.
En la cruz, la humanidad se enfrenta a Dios... y Dios responde con misericordia.
La cruz no es solo un evento trágico, es el corazón de nuestra fe:la victoria del amor sobre el pecado.
Reconocer el pecado.
Pedir humildemente: “Jesús, acuérdate de mí”.
Confiar en que el perdón es real y siempre ofrecido.
“Si no puedes admitir tu pecado, no puedes recibir el perdón.”
“Jesús no responde con venganza, sino con paz.”
“El pecado humano se lanza contra Dios, y Dios responde: ‘Padre, perdónalos’.”
“Una sola lágrima de arrepentimiento basta.”

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