¿Sabes que en 2014 se descubre en Sudáfrica el Homo naledi (homo = «hombre», y del sesotho naledi, «estrella»)?
La especie fue descrita en septiembre de 2014 por Berger y colaboradores a partir de los fósiles de al menos quince individuos de edades diferentes encontrados en la cámara Dinaledi de la cueva Rising Star, cerca de Johannesburgo (Sudáfrica), en la denominada Cuna de la Humanidad.
Destaco la curiosidad de que, este eslabón en nuestra cadena evolutiva, tiene en sus manos unas falanges muy primitivas, largas y muy curvadas, como en Australopithecus, propios de una locomoción en ambientes arbóreos. mientras que posee un dedo pulgar y una muñeca muy desarrollados, similares a los de H. sapiens y H. neanderthalensis, capaz de la oposición del pulgar, indicando una gran precisión manipuladora.
Y otro dato: El Homo Naledi enterraba a sus muertos. ¿Significa esto que ya este homo tenía sentido de trascendencia?
Y una evidencia más de que estamos evolucionando.
El descubrimiento del Homo Naledi en 2014 hace, una vez más, replantear el árbol genealógico de nuestra especie. Una historia de dos millones de años de existencia del género homo.
¿Por qué los científicos están seguros de la teoría de la evolución?
Por diversas razones.
+Compartimos casi el 99 por ciento de nuestra secuencia genética con los chimpancés y los bonobos, lo que indica que compartimos un ancestro común. Hay miles de fósiles que documentan esta evolución de nuestro linaje después de que nuestros ancestros se separasen de los otros grandes simios.
Tantas especies nos han dejado ver esta evolución.
+Y más actualmente: la reciente aparición de microbios resistentes a los antibióticos es un ejemplo de esto. Por eso no hay duda de que el origen de la humanidad está en la evolución de un ancestro común al de los simios.
Los orígenes de la humanidad
La historia de la evolución humana comenzó hace unos 7 millones de años, cuando los linajes que condujeron al Homo sapiens y a los chimpancés se separaron.
¿Está la evolución reñida con la Biblia?
Por supuesto para quienes quieran ver en la Biblia un libro de ciencia. La evolución y el origen de la humanidad partiendo del registro fósil contradice la creación puntual de todos los organismos en su forma presente. Pero la biblia es un libro que habla de la obra de un Creador, no de cómo han ocurrido las cosas
¿Cómo funciona la evolución?
El ADN que conforma nuestros genes, al igual que el de todos los organismos vivos de la Tierra (a excepción de algunos virus), está sujeto a las “normas” de la mutación aleatoria. De vez en cuando, estas mutaciones afectan a un rasgo importante, como el color del pelaje de un animal.
Si un animal nace, por ejemplo, con una coloración gracias a la cual obtiene una mayor protección contra los depredadores, podrá sobrevivir más tiempo y tener más descendencia. Con el tiempo, el código genético de estos supervivientes hará que estén presentes en un mayor número de especímenes, con lo que mejorarán la raza, llegando en ocasiones a cambiarla por completo respecto al individuo original.
¿Cuáles son los principales hitos en la evolución humana?
El linaje humano se separó de la de los simios entre 7 y 13 millones de años atrás.
Los primeros antecesores que caminaban en posición erecta serían los Australopitecus, de los cuales el ejemplo más conocido es Lucy, una Australopithecus afarensis.
El fósil más antiguo conocido atribuido a nuestro género data de hace 2,8 millones de años. Durante mucho tiempo se pensó que el origen de la humanidad vendría marcada por el uso de las primeras herramientas de piedra, pero esto es un error, pues se han encontrado algunas de hace 3,3 millones de años, siendo anteriores a los primeros restos de homos que se conocen.
Por otro lado, existe un debate sobre cuándo comenzaron a utilizar el fuego nuestros antepasados, estimando la fecha oficial entre 1,8 millones y 800 000 años atrás. Se supone que gracias al fuego, se consiguió cocinar, y gracias a la alimentación más completa, hemos podido desarrollar nuestro cerebro y unas manos más precisas, requisito previo para los desarrollos que caracterizaron a los seres humanos, incluyendo el lenguaje complejo, el arte y la agricultura, los cuales han surgido en los últimos 100 000 años.
Durante mucho tiempo se dio por sentado que el arte y las representaciones simbólicas eran exclusivas del Homo sapiens, especie a la que pertenecemos los seres humanos actuales, pero un estudio publicado la revista Nature Human Behaviour en el que han participado investigadores del CSIC en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN), la Universidad Complutense de Madrid y el Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, entre otras instituciones, demostró que los neandertales ya usaban el simbolismo.
¿Donde sucedió todo esto?
Tanto las pruebas genéticas como las fósiles muestran que hasta hace relativamente poco, el origen de la raza humana estaba en el sur o el este de África. La evolución posterior y las migraciones vendrían dadas por las circunstancias climáticas y la consecuente adaptación al medio. Hace 60 000 años comenzarían estos desplazamientos, cruzándose con los Neandertales y los Denisovanos en Asia.
En los últimos 30 000 años, los únicos humanos que quedan sobre la faz de la Tierra son los Homo sapiens.
Un polémico estudio publicado en 2019 en la revista Nature sostiene que un oasis en Botsuana, denominado humedal Makgadikgadi-Okavango, no fue la «tierra natal» de todos los humanos modernos. Los investigadores estudiaron el ADN mitocondrial —el material genético almacenado en el motor de nuestras células que se transmite de madres a hijos— de los residentes actuales del África meridional. A continuación, superpusieron los datos genéticos con un análisis del clima pasado y la lingüística moderna, así como las distribuciones geográficas y culturales de las poblaciones locales.
Los resultados del estudio sugieren que los cambios del clima permitieron que las ramas de esta antigua población se expandieran desde el humedal a nuevas zonas verdes. Miles de años después, una pequeña población de parientes de estos trotamundos saldría de África y acabaría habitando todos los rincones del planeta.
¿Por qué no se ha encontrado el eslabón perdido entre los monos y nosotros?
Porque no existe. Los chimpancés y otros monos, no seguirían la línea evolutiva humana, a pesar de que partimos de un ancestro común, hemos evolucionado en direcciones diferentes. La cuestión que surge aquí es: ¿cuál es ese "padre" común? Y esa respuesta aún no la tenemos.
¿Ha terminado la evolución para nosotros?
Realmente no, los humanos seguiremos evolucionando, aunque de una manera más cultural y tecnológica que biológica. El resto de animales, lo harán condicionados por los cambios que el ser humano está ocasionando en el medio ambiente.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com y fue traducida en enero de 2017. La información ha sido modificada el 16 de mayo de 2024.
Recomiendo si puedes verlo: el Documental en Neflix, Sobre el Homo Naledi:
Lo desconocido: La cueva de los Huesos.
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Discurso de Robert Barron sobre la Compatibilidad entre evolución y teología católica en su tema: "Evolution and Catholic Theology"
Ideas principales:
Compatibilidad entre evolución y teología católica
La evolución y la creación no son conceptos opuestos, sino complementarios. La ciencia explica el "cómo" del desarrollo biológico, mientras que la teología explica el "por qué" y el sentido del ser humano en el plan divino.
Benedicto XVI enfatiza que el ser humano no es un producto "casual y sin sentido" de la evolución, sino el resultado de un propósito divino.
Dios como causa primera y providencial
La creación no es un evento único, sino un acto continuo de Dios que sostiene la existencia del universo en cada momento.
Aunque la evolución incluya eventos fortuitos (mutaciones, cambios ambientales), todo ocurre bajo la providencia de Dios.
El orden en la naturaleza guía la evolución
La evolución no es completamente aleatoria; existe un orden subyacente en el universo que permite su desarrollo.
La convergencia evolutiva muestra que formas similares emergen repetidamente en distintos linajes debido a principios físicos y químicos que rigen la biología.
Crítica al materialismo científico
La Iglesia no se opone a la teoría científica de la evolución, pero rechaza el materialismo y el cientificismo que reducen al ser humano a solo materia.
Juan Pablo II advierte contra la idea de que el alma pueda surgir de la materia por evolución.
La evolución como manifestación del orden divino
La existencia de estructuras ordenadas en la naturaleza, desde átomos hasta organismos, sugiere una inteligencia creadora.
La evolución puede ser vista como un proceso en el que el orden del universo revela su potencialidad de forma gradual.
Además:
Distinción entre causas primarias y secundarias
Dios es la causa primera de todo, mientras que las leyes naturales y los procesos evolutivos son causas secundarias.
No hay contradicción entre la acción de Dios y la presencia de eventos fortuitos en la evolución.
Ejemplos de orden en la evolución
La aparición repetida de estructuras como los ojos de tipo cámara en distintos grupos de organismos demuestra la influencia del orden físico sobre la evolución.
La química de las proteínas muestra que ciertas configuraciones son inevitables, lo que limita la aleatoriedad en la evolución.
La evolución no contradice la fe, sino que la invita a la reflexión
El estudio de la evolución y la naturaleza debería inspirar admiración por la obra de Dios.
El asombro ante la creación puede llevar a la contemplación teológica y filosófica sobre el propósito del universo y del ser humano.
En resumen, el texto argumenta que la evolución, lejos de ser una negación de la teología católica, es una manifestación del orden divino en la naturaleza y que la verdadera oposición no está entre evolución y fe, sino entre fe y materialismo absoluto.
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