Catequesis: Cuaresma
Lema: Ama con todo el corazón
NOS SITUAMOS
La Cuaresma es un camino hacia el acontecimiento más grandioso de la Historia, la Pascua de Resurrección. La Cuaresma es un tiempo muy especial y personal dentro del año litúrgico: es nuestra gran oportunidad para empezar de nuevo y llegar plenamente felices a ese momento único.
En los próximos cuarenta días, la Iglesia nos propone que revisemos nuestra vida, que transformemos todo aquello que -en cada uno de nosotros- necesita mejorar, que hagamos examen personal sobre lo que nos daña en nuestra forma de ser y de actuar para dejarlo atrás, poniendo en ello todo nuestro empeño. Dios nos susurra durante estos días, cuando oramos, que el amor no se queda en palabras, que se demuestra con gestos y acciones concretas.
Por eso la Cuaresma no es un sacrificio vacío. Es el camino hacia nuestra plenitud humana y nuestra fe más sincera. Muchos pensarán que la Cuaresma es sólo para “aguantar” hasta la Semana Santa, un tiempo triste. Y en absoluto lo es. Es un momento del año para amar más y mejor, para volver al corazón de Dios y aprender de Él el verdadero amor.
Hoy, con San Francisco de Asís en nuestra vida y rodeados de personas buenas, nos preguntamos:
¿Cómo podemos vivir la Cuaresma amando con todo el corazón?
PROFUNDIZAMOS
La Cuaresma tiene tres pilares fundamentales que nos ayudan a vivir este amor con todo el corazón.
La oración, que nos acerca a Dios y nos permite escucharlo y hablar con Él. Que nos ayuda a descubrir cómo Jesús nos llama a amar. Muchas veces pasa el día, nos quedamos dormidos, sin haber dedicado un solo minuto a orar con el corazón. Cuando eso nos suceda, simplemente pensemos que la oración no es un regalo que nosotros le hacemos a Dios. Es un regalo que Él nos hace a nosotros. No lo rechacemos. El propio Jesús lo comprendió cuando se retiró al desierto para orar y estar con el Padre.
El ayuno no es simplemente dejar de comer ciertos alimentos. Ayunar es aprender a desaprender. Saber dejar atrás lo que nos sobra para no distraernos nunca más del Amor verdadero. Como dice una preciosa canción de un cantautor católico: Desaprender la guerra, realimentar la risa, deshilachar lo miedos, curarse las heridas; reabrir todas las puertas, sitiar cada mentira, pactar sin condiciones, rendirse a la Justicia.Ayunar es, en definitiva, un ejercicio de libertad. Leímos en el Evangelio que “no sólo de pan vive el hombre” (Mt 4,4).
Y por último, la limosna, que es el gesto más simple y más grande del amor. No se trata de dar dinero ni nada material: eso es relativamente fácil cuando uno lo tiene o simplemente es desprendido. Se trata de darse a uno mismo. La generosidad real, la limosna real, es dar nuestro tiempo a los demás, nuestra escucha, nuestra ayuda, nuestra vida… “Ama con todo el corazón” significa estar atentos a quienes nos rodean.
Francisco entendió esto muy bien. Nuestro Santo de Asís cambió su vida cuando dejó de centrarse en sí mismo y empezó a amar como Cristo, con un amor total. Su desprendimiento, su servicio a los pobres y su alegría en la sencillez nos regalan una buena hoja de ruta para esta Cuaresma personal.
Y nosotros, ¿cómo podemos vivir estos tres pilares -oración, ayuno y limosna- con todo el corazón durante esta Cuaresma?
ACTUAMOS
Para amar con todo el corazón durante este tiempo, podemos proponernos:
- Orar más y mejor, escuchando a Dios y hablándole con toda confianza, sabiendo que la oración no es un servicio que nosotros le prestemos sino un regalo que Él nos hace.
- Ayunar de lo que nos aparta del amor: el egoísmo, las críticas, el mal humor, la mentira, la doble moral, los prejuicios, la falta de fe…
- Ser generosos con los demás, estando atentos a quienes necesitan nuestra ayuda, compartiendo nuestro tiempo y cuidando nuestras relaciones con cada persona.
Son tres retos personales, no grupales. La Cuaresma es un camino de conversión individual, y su éxito depende de que así seamos capaces de afrontarla. Resulta muy sencillo empezar a hablar de las dificultades de un grupo o de un proyecto colectivo, pero aquí la pregunta es más directa y difícil: ¿Cuáles son tus dificultades? ¿Cómo las vas a transformar?
En la respuesta estará siempre, de una forma u otra, la oración, el ayuno y la limosna.
Miremos hacia dentro para preguntarnos:
- ¿De qué cosas necesito “ayunar” para amar más?
- ¿Cómo puedo vivir la oración con más profundidad?
- ¿A quién puedo ayudar en esta Cuaresma de manera concreta?
ORAMOS
Señor, queremos vivir esta Cuaresma como un tiempo de amor verdadero.
Enséñanos a orar con el corazón, a descubrirte en el silencio, a escuchar tu voz en nuestra vida cotidiana.
Ayúdanos a desprendernos de lo que nos aleja de ti, a hacer espacio en nuestro corazón para amar más y mejor.
Danos un corazón generoso, atento a las necesidades de los demás, capaz de amar como Tú nos amas.
Señor, enséñanos a amar con todo el corazón.
Y para hacerlo, déjanos seguir descubriendo a San Francisco de Asís y su camino de continua conversión para llegar al Amor más sincero:
Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.




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