La Navaja de Ockham
- Fray Dino
- 3 jun
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Un monje franciscano del siglo XIV, Guillermo de Ockham, (William of Ockham). Inglés. 1287-1347. Formado en Oxford. No dejó tratados de física ni inventó artefactos revolucionarios, pero formuló un principio que ha sobrevivido a imperios, guerras y revoluciones científicas: el principio de parsimonia, conocido como la Navaja de Ockham.
Una idea sencilla: cuando hay varias explicaciones, soluciones o posibilidades, la más simple suele ser la correcta.
Parece de sentido común. Pero no lo es. Porque lo habitual es lo contrario: complicar lo simple, enredar lo evidente, buscar causas ocultas donde bastaría con observar los hechos con lógica.
Ockham nunca escribió la frase que se le atribuye con esas palabras exactas. Pero sí dejó una formulación clara: “Frustra fit per plura quod potest fieri per pauciora”, es decir, “en vano se hace con más lo que puede hacerse con menos”.
Su método —observar, razonar, eliminar lo superfluo— pasó de la teología a la ciencia, de la filosofía a la cultura popular. Cuando dos teorías explican lo mismo, se prefiere la más simple. Lo hizo suyo Stephen Hawking.

Con eso desmontó buena parte del pensamiento escolástico de su época, que se había convertido en una telaraña de entes abstractos y explicaciones sobrenaturales. Su propuesta: eliminar lo innecesario. No añadir entidades si no hacen falta. Prescindir de intermediarios para explicar lo que ya es comprensible con lo que tenemos delante.
Se enfrentó al papa Juan XXII, a quien llegó a acusar de hereje por contradecir la doctrina franciscana sobre la posibilidad y conveniencia de la pobreza. Tuvo que huir de Aviñón y buscar refugio en la corte del emperador Luis de Baviera, donde escribió contra el absolutismo pontificio.
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