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Del trigo y la cizaña. DESPERTAD!. Domingo XVI 2023.

Foto del escritor: Fray DinoFray Dino

Actualizado: 23 jul 2023

Durante estas semanas estamos leyendo del capítulo decimotercero del Evangelio de Mateo, que/ es una obra maestra.

Contiene muchas de las grandes parábolas de Jesús, su forma típica de enseñar. Jesús raramente enseñaba de una forma doctrinaria. Enseñaba a través de estas historias evocativas.

Las parábolas a menudo ponen las cosas patas para arriba. Invierten nuestra expectativa. Nos hacen pensar de modo fresco y desafiante.

Tenemos muchas hoy, pero quiero centrarme en una porque es muy rica, tanto teológica y espiritualmente.


Es la famosa parábola del trigo y la cizaña, para nombrarla con su nombre clásico.

“El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espiga, apareció también la cizaña”.


El sembrador de la semilla aquí entonces es el Señor, pero también tú, y tu familia que cuida tu fe y te ha enseñado a cuidarla.

¿Y qué está sembrando? el trigo bueno del reino.

Piensa en todas las manifestaciones de la actividad de Cristo en el mundo.

Piensa en la Iglesia en su mejor versión.

Piensa en los santos.

Piensa en la santidad diaria.

Ese es el trigo que viene de estas buenas semillas que se han sembrado.


Pero “mientras dormían”, y eso es importante de resaltar, muy a menudo, la infiltración del mal llega de formas ocultas y clandestinas. Muy a menudo sucede a nuestras espaldas. Se nos insinúa de formas astutas, ocultas mientras todos duermen.


Dormidos.

Significa falta de conciencia espiritual.

Piensa en los tres discípulos durmiendo en el jardín de Getsemaní mientras Jesús está en apuros. Mientras estaban “durmiendo”, piensa en David tomando esa larga siesta en el techo de su palacio antes del incidente de Betsabé.

Dormir significa falta de atención espiritual.

Mientras estaban dormidos, sin atender, el mal logró infiltrarse en la Iglesia, en el mundo de los santos, etcétera. Así que cuando creció el cultivo y dio frutos, apareció también la maleza.

Esta es la lección número uno de esto.


Deberíamos esperar corrupción incluso dentro de las mejores manifestaciones del reino de Dios.

La Iglesia a lo largo de los tiempos en toda su gloria, está llena de santos.

Pero desde el comienzo, siempre hubo corrupción, pecado, degradación dentro de la vida de la Iglesia.

¿Por qué? Porque un enemigo ha estado trabajando.

Eso es lo que dice la parábola.

Pero sabemos lo que significa en el orden espiritual.

la Biblia habla efectivamente de estos poderes espirituales oscuros y destructivos que se levantan contra los propósitos de Dios.


Y efectivamente, cualquiera que tenga cierta madurez en la vida espiritual sabe esto, que cuanto más se manifiesta la gloria del reino, más lo persiguen los poderes oscuros.

Cuanto más clara es la operación de la gracia, más agresiva es la operación de los poderes oscuros.

Un enemigo ha hecho esto, ha sembrado a propósito estas semillas entre el trigo para que cuando crezca el trigo, allí está, sí, hermoso y sano, pero mirad cómo está ahora rodeado de cizaña.

Ahora bien, esto es lo realmente diabólico aquí, y la parábola es muy buena mostrándolo. Continua la historia.

Sus trabajadores le dijeron. “¿Quieres que vayamos a arrancarla?”. Él contestó, “No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también el trigo”.


Existe aquí una verdad metafísica y espiritual muy profunda.

Primero, la metafísica del mal.

Agustín vio esto. También lo vio Tomás de Aquino.

El mal no es algo sustancial en sí mismo.

El mal es, tal como lo expresa Aquino, privatio boni.

Es una carencia de bien.

Es una corrupción de lo que es bueno.

Es una falta en algo que de otra manera es bueno en sí mismo.


Un ejemplo cotidiano es la caries en un diente. ¿Qué es lo malo en una caries? Es la corrupción de algo bueno.

El diente es bueno y tiene un propósito natural importante, y ahora tiene una caries en él. Tiene una corrupción en él. Esto significa que el mal es siempre parasito del bien. El mal busca al bien. Porque tú te relajaste en cuidar ese diente.


De nuevo, no es como si, “Bueno, aquí está el bien y allí está mal, pùedo elegir”.

No, el mal por su misma naturaleza está dentro del bien.

Es una corrupción del bien.

Es parasitario del bien.

O piensa en un cáncer que está comprometiendo un órgano. el órgano es bueno, está haciendo su actividad saludable, natural, pero ahora lo está corrompiendo el cáncer. No hay que extirpar mientras sea posible una cura.


¿Cuál es la consecuencia?

Es prácticamente imposible querer llegar al mal sin amenazar de cierto modo al bien.

¿Ves el por qué? Si fueras un dentista experto y descubrieras, “sí, hay una caries en un diente. Bueno, permíteme entrar allí y quitarla, para liberar al diente”.

No vas simplemente y la quitas o haces a un lado el diente y luego luchas contra esa caries. No. La caries está en el diente.

Y por lo tanto, si quieres resolver el problema de la caries manteniendo la integridad del diente, debes ser muy, muy delicado y cuidadoso.



¿Qué sucede con una parroquia corrupta, una iglesia corrupta, una comunidad corrupta, un alma corrupta? ¿Es mala la corrupción? Sí, por supuesto que lo es.

Entremos directamente y quitémosla.

Bueno, lo mismo que con el diente, lo que sea que esté corrupto allí, sea una parroquia, sea un pequeño grupo, es parasitario de lo bueno y saludable de esa parroquia.

Así es como funciona.

Puedes decir, “Esa comunidad, ¡cielos!, está plagada de pecado y de corrupción.

Sí, pero para quitarlo sin destruir la comunidad misma, tienes que ser muy cuidadoso"

Es una lección que pienso que tienen que aprender los sacerdotes jóvenes a menudo, porque se involucran en una parroquia, es un típico error de principiante, y lo ven inmediatamente,

“Oh, sí, esto es un caos y no está funcionando”.

Sí, de acuerdo. Cierto.

Pero el pastor sabio dirá, “Hum, pero…”. No puedes ir y arrancarlo directamente con las dos manos.

Debes ser extremadamente delicado y cuidadoso para extirpar el mal sin destruir el bien.

Y es por esa razón que el maestro dice en la parábola,

“No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también el trigo”.

Recordad todos ese principio. Piensen en la maleza envolviéndose alrededor del trigo. “¡Arranca esa maleza!”, y se arrancará el trigo con ella.



Así que, ¿cuál es la conclusión?

Escucha la parábola

El maestro dice, “Dejad que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuando llegue la cosecha, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y luego almacenen el trigo en mi granero”.


Lo que se está señalando aquí es que: sí, estamos a favor de lidiar con el mal cuando lo vemos y con la delicadeza requerida y todo lo demás.

Sí, efectivamente, pero también, al final de cuentas, ciertos males solo pueden ser enfrentados por Dios.

Es sólo Dios el que tiene la delicadeza y la sabiduría para separar el trigo de la cizaña.

Tal vez algunas veces ante la presencia de un mal terrible, debemos ser pacientes y permitir a Dios que realice su tarea.

Los jóvenes de Aleppo tienen tatuada esta frase: 'Eterna es su misericordia'

En estos pocos años que llevo de párroco, he podido distinguir algunos indicadores o distintivos de quién ama el bien frente a quien se esconde en el mal para otros propósitos, tantas veces insconscientemente:
+La pasión sincera y el ardor por el crecimiento de la fe en las personas.
+ la obediencia/escucha al párroco o responsables de grupo, en su misión de árbitro y padre que busca el encuentro de todos,
+la paciencia para que ocurran las cosas buenas frente a la impaciencia que lleva al juicio,
+el respeto a la comunidad, preferir morir o callar y esperar antes que romper la inocencia y la bondad de otras personas.
+la humildad para entrar pidiendo perdón aunque crea que no he ofendido...
+La capacidad de no enfadarse por nada, mirando las cosas desde arriba, siendo consciente de que somos madres cuidando de hijos y hay que formarles día a día


Y ahora, un punto más.

Podría ser el caso que algunas veces, sé que es un misterio elevado, lo sé, y es un misterio frustrante también, que algunas veces Dios permita el mal, como dijo Agustín, para obtener un bien mayor. Aquí podría traer el testimonio que hemos traído de Aleppo, cuna de una fe inquebrantable que obviamente molesta mucho al mal, pero ¿Puede Dios permitir a Job sufrir tanto para luego manifestar su gloria?


¿Será posible que Dios haya permitido cierta corrupción y cierto mal precisamente para sus definitivos propósitos buenos?


Tomás de Aquino dice, “Algunas veces Dios permite incluso hasta el pecado para permitir que afloren ciertas virtudes”.

Su ejemplo, “sin la crueldad del tirano, no existiría el temple del mártir”.

Piensen en todos los mártires que fueron asesinados por tiranos terribles.

Bueno, sé que suena raro de decir, pero sin la maldad de los tiranos, no hubieran visto esa virtud.




Maximiliano Kolbe, el gran santo de Auschwitz.

En todo su poder y gloria espiritual, el simple hecho de que sin la opresión de Hitler, no hubiera habido un Maximiliano Kolbe.

¿Permite Dios algunas veces —sé que es espantoso decirlo, y no siempre lo vemos, — pero permite Dios algunas veces que la cizaña se envuelva sobre el trigo para sus propósitos?

Ahora, nada de esto tiene el designio de dar una respuesta clara.

No, es una historia que echa luz sobre diferentes aspectos de este problema tan espinoso.


Toma la Biblia, ve a Mateo capítulo 13 y encuentra esta parábola, y piensa en tus propias batallas contra la maldad y contra el pecado a la luz de lo que nos está diciendo aquí el Señor.

Dios te bendiga.


Franciscanos en Nueva York rezando ante una manifestación abortista

HErmanas de Calcuta sirviendo a los pobres sin juzgar al mundo

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