Papa León a los jóvenes de Chicago. 14 junio 24
- Fray Dino
- hace 3 días
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Actualizado: hace 3 días
Queridos amigos:
Es un placer para mí saludar a todos ustedes, reunidos en el estadio de los White Sox, en esta gran celebración como comunidad de fe de la Arquidiócesis de Chicago.
Un saludo especial al cardenal Blase Cupich, a los obispos auxiliares, y a todos mis amigos reunidos hoy en esta fiesta de la Santísima Trinidad. Comienzo mencionando esto porque la Trinidad es modelo del amor de Dios hacia nosotros: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas en un solo Dios, viven unidos en el amor más profundo y comparten esa comunión con todos nosotros.
Al reunirse hoy en esta gran celebración, quiero expresar tanto mi gratitud como también un aliento para que sigan construyendo comunidad, amistad, como hermanos y hermanas, en su vida diaria, en sus familias, en sus parroquias, en la arquidiócesis y en todo el mundo.
Quiero enviar un saludo especial a todos los jóvenes, tanto a los que están presentes como a aquellos que tal vez estén viendo este saludo por internet o por otros medios.
Al crecer, muchos de ustedes habrán notado —especialmente después de la experiencia de la pandemia, con sus tiempos de aislamiento y dificultad, incluso dentro de las familias— que tal vez el contexto de su vida no siempre les ha dado la oportunidad de vivir la fe, de sentirse parte activa de una comunidad creyente.
Por eso quiero invitarlos a mirar en su interior, a reconocer que Dios está presente, y que quizá de muchas maneras Dios les está hablando, llamando, invitando a conocer a su Hijo Jesucristo: tal vez a través de la Biblia, de un amigo, un familiar, un abuelo o abuela creyente. Descubran cuán importante es prestar atención a la presencia de Dios en el corazón, a ese anhelo de amor, a esa búsqueda de sentido, a esa inquietud que puede ser el comienzo de algo grande.
Cuando servimos a otros, cuando nos unimos en amistad, cuando construimos comunidad, descubrimos el sentido profundo de nuestra vida. En momentos de ansiedad, soledad, tristeza o incluso depresión, muchos pueden descubrir que el amor de Dios cura de verdad, da esperanza, y que vivir la fe juntos, como hermanos en la parroquia o en la comunidad, nos renueva y nos fortalece.
En medio de este mundo herido, ser signos de esperanza es un regalo para todos.
A ustedes, jóvenes que están aquí: ustedes son promesa de esperanza para el mundo. El mundo los necesita. Queremos que caminen con nosotros, que participen en esta misión común como Iglesia y sociedad, para anunciar un mensaje de verdadera esperanza, de paz, de armonía entre todos los pueblos. Hay que mirar más allá de nuestro propio egoísmo, buscar formas de unirnos y dar testimonio de esperanza viva.
San Agustín decía que, si queremos un mundo mejor, tenemos que comenzar por nosotros mismos, por nuestros corazones. Y cuando ustedes, como comunidad de fe, celebran juntos, comparten alegría y esperanza, ustedes también se convierten en luces —tal vez pequeñas al principio—, pero que brillan cada vez más cuando nos unimos en comunión.
Esa luz es nuestra fe en Jesucristo, y cuando la vivimos juntos, nos convertimos en un mensaje de esperanza para el mundo.
Todos llevamos muchas preguntas en el corazón. San Agustín decía: “Nuestros corazones están inquietos hasta que descansan en ti, oh Dios”. Esa inquietud no es mala. No hay que apagar ese fuego interior ni adormecerse frente a las tensiones o dificultades. Hay que conectar con el corazón, reconocer que Dios puede obrar en nosotros y a través de nosotros llegar a los demás.
Quiero concluir este breve mensaje con una invitación a ser luz de esperanza.
San Pablo dice en su carta a los Romanos: “La esperanza no defrauda”. Cuando los veo reunidos en la fe, veo con mis propios ojos cuánta esperanza hay en el mundo.
En este Año Jubilar de la Esperanza, Cristo, nuestra esperanza, nos llama a unirnos para ser testigos vivos, luces de esperanza en el mundo actual.
Así que les invito a todos a abrir sus corazones a Dios, a su amor, a su paz —esa que solo el Señor puede dar—, y a sentir lo hermoso, fuerte y profundo que es el amor de Dios en nuestra vida. Porque aunque no hacemos nada para merecerlo, Dios, en su generosidad, nos sigue colmando con su amor. Y lo único que nos pide es que compartamos con los demás lo que hemos recibido.
Que sean verdaderamente bendecidos en esta celebración, que el amor y la paz del Señor llenen sus vidas y sus familias.
Y que la bendición de Dios Todopoderoso, ✚ Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
Amén.
1. 🕊️ La Trinidad como modelo de amor y comunión
El misterio de la Trinidad muestra cómo Dios vive en comunidad de amor.
Se nos invita a vivir ese mismo amor trinitario en la vida diaria: en la familia, la parroquia y el mundo.
2. 👥 Llamado a construir comunidad
Agradecimiento por el testimonio de los fieles reunidos.
Invitación a seguir fortaleciendo la amistad, la fraternidad y la comunión en la vida cotidiana.
3. 🧑🦱 Mensaje especial a los jóvenes
Reconocimiento de los desafíos que enfrentan, especialmente tras la pandemia: aislamiento, crisis, pérdida de fe.
Invitación a reconectar con el corazón, donde Dios habita y habla.
Se les llama a ser protagonistas del Evangelio, testigos de esperanza y unidad.
4. 🔥 Dios habla en la inquietud
Inspiración en San Agustín: el corazón humano está inquieto hasta que descansa en Dios.
La inquietud interior no es mala, sino una oportunidad para descubrir el llamado de Dios.
No hay que apagar el fuego del alma, sino dejar que Dios lo transforme en misión.
5. 🌍 Llamado a ser luz y esperanza en el mundo
Frente al egoísmo y la división, los cristianos están llamados a promover la paz y la armonía entre todos los pueblos.
Cada persona puede convertirse en una luz que se une a otras para iluminar la oscuridad del mundo.
El mensaje es profundamente misional y eclesial, con dimensión comunitaria y social.
6. ✝️ Cristo, nuestra esperanza, no defrauda
En el contexto del Jubileo de la Esperanza, se recuerda que:
La esperanza cristiana es firme.
Cristo es la fuente de esa esperanza.
La comunidad creyente es signo vivo de que Dios actúa hoy.
7. 🤲 Gratitud y envío
Se agradece el testimonio de fe de los presentes.
Se les envía a compartir con generosidad el amor recibido de Dios, siendo signos de paz, unidad y esperanza en todos los ambientes.
✅ En síntesis:
El mensaje trabaja profundamente la espiritualidad de la comunión, la pastoral juvenil, el sentido vocacional y misional de la fe, y la esperanza cristiana como antídoto al vacío, la tristeza y el aislamiento de nuestro tiempo.
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