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Domingo III. TO. Jonás o la voz de Dios en la conciencia

Hay algo inagotable en Jonás, aunque es un libro muy corto, tiene unas pocas páginas en la Biblia, puedes leerlo con facilidad en una sesión.

 

“En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo: ‘Levántate y vete a Nínive,

la gran capital, para anunciar ahí el mensaje que te voy a indicar’”.

 

Es un lugar común en la Biblia el que Dios hable a cierta gente y les dé misiones,

Y tú dirás, “Yo nunca escuché a Dios”.

 

Escuchamos a Dios todo el tiempo, precisamente en la voz de nuestra conciencia.

John Henry Newman se refiere a la conciencia como el vicario primitivo de Cristo en el alma. ¡Qué buena descripción!

 

El papa es el vicario de Cristo, pero el vicario primitivo, el más primordial representante de Cristo en el alma, dice Newman, es su conciencia.

 

Es la voz de Dios diciéndoles que hagan ciertas cosas.

Pero es raro que la conciencia nos diga que hagamos cosas muy simples, fáciles.

No necesitamos a la conciencia para eso.

Cuando la conciencia nos habla, es a menudo para decirnos que hagamos cosas que son desafiantes, que son difíciles, exigentes.

 

El encargo se le da a Jonás: Parte a Nínive.

Ahora bien, ¿qué es Nínive? 

Era la ciudad capital, la muy, muy lejana capital de uno de los grandes enemigos de Israel.

Y entonces, se le dice a Jonás que tiene que ir y anunciar un mensaje de arrepentimiento. “Se siente perdido. Tiene que cambiar sus vidas”. 

Tengo que ir a la capital del imperio enemigo, y tengo que predicarles el arrepentimiento.  Quiero decir, eso sería lo último que cualquier israelita desearía hacer.

 

Y entonces, ahora, nuestra lectura del domingo no se entretiene en fuegos de artificio porque justo a continuación de esa frase viene la huida de Jonás.

Se dirige a la costa, reserva pasaje en un barco y zarpa -dice aquí- hacia Tarsis.

Tarsis para ellos significaba lo más lejano. Significaba el fin del mundo.

 

Jonás también somos todos nosotros.

 

Es por esa razón que esta historia nos habla con tanta fuerza.

Así somos todos.

Escuchamos la voz de Dios en nuestra conciencia que típicamente nos dice que hagamos cosas difíciles, cosas exigentes espiritualmente.

Preferimos el camino fácil.

Pero allí está la conciencia para decir no, no ese camino fácil, este camino espiritual desafiante.

Entonces, como Jonás, a la mayoría se nos dice que vayamos al este por tierra, y vamos al oeste por mar,  

La mayoría de nosotros corremos al barco más cercano y tratamos de llegar lo más lejos posible del pedido de Dios.

¿qué sucede?

Caos.

 

Entonces, Jonás está en el barco con los otros tripulantes, y se desata la tormenta, esta tormenta dramática y mortal. Está amenazando al barco mismo.

Para su crédito, él admite: “De acuerdo. Soy yo. Estoy desobedeciendo el mandato de Dios. Soy la razón por la que sobrevino esta tormenta”.

Y entonces, lo arrojan por la borda.

 

¿Qué sucede cuando rechazamos el llamado de la conciencia?

Es malo para nosotros, sí.

Pero es malo para todos los que están a nuestro alrededor, porque ningún hombre es una isla. Estamos todos conectados con los demás, y la conciencia nos envía en misión para beneficiar a los que tenemos alrededor.

Y entonces, cuando decimos ‘no’ a nuestra conciencia, se desatan problemas no sólo para nosotros sino para toda la gente a nuestro alrededor.

 Es difícil de hacer esta especie de revisión de inventario moral.

Pero piensa en las veces en tu vida, yo pensaré en las mías, en que rechazaste la voz de la conciencia.

¿Qué sucedió?

Caos.

 

Lo arrojaron por la borda y como es sabido, lo engulle este gran pez.

¿Qué significa esto?

Dios, que es el Señor de toda la creación, no puedes escapar de Dios.

Y piénsalo por un segundo.

No puedes escapar de tu propia conciencia.

Podrías navegar a Tombuctú, pero no escaparías de la presión de su conciencia.

No puedes porque estás en ti mismo,

No puedes escapar de Dios.

Así que Dios envía este gran pez y se traga a Jonás.

Significa que Dios envuelve por completo la voluntad renuente de Jonás.

Dios lo envuelve, lo restringe.

¿Por qué? ¿Para castigarlo? No, no.

Para regresarlo donde Dios desea que él esté.

 

El gran pez navega por las aguas y luego lo lleva justo a la costa cerca de donde Dios quiere que esté.

 ¿cómo interpretamos los tiempos de gran sufrimiento y depresión y ansiedad en nuestras vidas, cuando sentimos como que hemos sido tragados por este gran pez?

Bueno, puedes interpretarlo como un sufrimiento inútil o puedes interpretarlo como que Dios nos lleva donde Dios quiere que estemos.

Bueno, allí es donde retoma nuestra historia.

Jonás es arrojado en la tierra y dice luego, “Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor“.

Entonces, sí, para su crédito, finalmente lo hace.

Finalmente, sigue la voz del Señor.

Y llega a Nínive, dice que es una ciudad enormemente grande.

Se necesitaban tres días para recorrerla.

Y él sigue la voz del Señor y predica el arrepentimiento, y se convierte, casi cómicamente, en el más grande predicador de la historia de Israel, porque todos, desde el rey hasta el ganado, se arrepiente, porque incluso el ganado dice se vistió con ropa de penitencia.

 

Cuando se resisten a la voz de Dios, se resisten a la voz de la conciencia.

Se desatan problemas, para vosotros y para los que están a su alrededor.

Cuando sigues la voz de la conciencia, por más doloroso que sea, por más desafiante que sea, cuando sigues  la conciencia, ¿qué sucede?

Se libera una enorme gracia en el mundo.

 

Aquí está la capital de este imperio enemigo, la ciudad del pecado, y se convierte toda la ciudad a causa de este hombre que siguió su conciencia.

¿Qué estás haciendo ahora respecto a tu conciencia, a la voz de Dios?

 

Seguimos toda clase de voces.

La voz del éxito, la voz del placer, la voz de nuestra familia, la voz de nuestra cultura y sociedad.

 

Pero lo que de verdad ha de preocuparnos es: ¿estás siguiendo lo que Dios quiere que hagas?

Si no lo haces, no me interesa lo ricos que seais, no me interesa lo famoso que seais, no me interesa que tu familia piense que sois héroes, causarán caos en vosotros y en los que tengais alrededor.

Y podría traer a colación, una historia tras otra de grandes personajes de nuestra cultura, de nuestra sociedad, que han logrado todas estas cosas humanamente maravillosas.

Pero son como Jonás a bordo del barco.

Son como Jonás dentro del pez.

Lo que interesa es seguir la voluntad de Dios.

 

Con esa maravillosa historia de Jonás en mente, miremos ahora al Evangelio.

 

Está tomado del capítulo uno de Marcos, pues vamos a estar leyendo del Evangelio de Marcos durante este ciclo de lecturas este año.

“Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: ‘Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepentíos y creed en el Evangelio’”.

Este es el discurso inaugural de Jesús.

Estas son las primeras palabras que salen de la boca de Jesús en el primer Evangelio.

Necesitamos escucharlas, esa es la cuestión.

Necesitamos prestar atención.

Escucha.

“Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca”.

Cristo es aquel de quien vuestras conciencias son vicarios.

Pero aquí estamos escuchando, todos nosotros, la voz de Cristo mismo.

“Se ha cumplido el tiempo”. El tiempo se ha cumplido”.

¿A qué se refiere?

A sí mismo. Que él ha llegado, aquél en quien se reúnen la divinidad y la humanidad, aquel en quien se juntan el cielo y la tierra, aquel que es en su misma persona, el reino de Dios,

 

Autobasileia como dijo Orígenes, el reino en persona.

 

Por lo tanto, acéptalo, escúchalo, internalízalo. Házlo el centro de tu vida.

Haz que todo en tu vida se relacione con Él.

El reino de Dios ya está cerca, y escucha esta frase. “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.

La palabra, en griego, es metanoien.

Hablamos de metanoia, conversión.

 

Literalmente, meta significa en griego, más allá,

y luego noien deriva de nous, que significa mente.

 

Lo que está diciendo literalmente es, ve más allá de la mentalidad que tienes.

Pensad en eso por un momento.

Compañeros pecadores, escúchadme.

¿Qué mentalidad tenemos?

Es la mentalidad del mundo.

Lo que interesa es la riqueza y el poder y la opinión de los otros y ser exitosos y todo esto.

Esa es la mentalidad que nos ha legado el mundo.

Es una mentalidad fallida.

Una mentalidad comprometida.

Lo que dice Jesús aquí es: ve más allá de eso.

Ve más allá de eso.

Y como lo expresa Pablo más tarde, tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús.

¿Cómo luciría tu vida si Jesús fuera inequívocamente el centro de tu vida en todo aspecto?

La mayoría de nosotros, tenemos la mentalidad vieja del mundo, y entonces somos como Jonás.

Estamos en este barco y nos estamos causando problemas a nosotros y a todos a nuestro alrededor.

Tened la misma mentalidad que tuvo Cristo Jesús.

Entonces, te convertirás en mensajero de la gracia al mundo, a la manera en la que Dios desea que seas mensajero.

Podrías ser como Jonás, el predicador más impresionante de la historia del mundo.

Cristo quiere que vivamos la vida de Él de un modo particular, para llevar su GRACIA.

Al final todo se resume a si escuchamos la voz de Dios o no.

¿Escuchas lo que les dice la conciencia o no?

Si lo haces, eres vehículo de la gracia, para ti y para todos los de alrededor.

Si no lo haces, eres el caos acuoso.

 

Esa es la gran alternativa que estas magníficas lecturas nos presentan hoy.

 Dios te bendiga.





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