Primeros sábados de mes.
- Fray Dino
- 1 sept
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Según explicó la Venerable Lúcia dos Santos, la Virgen pide cuatro actos el primer sábado durante cinco meses consecutivos:
+confesión con intención reparadora (aproximadamente dentro de los ocho días antes o después; algunos indican que durante este año jubilar puede ampliarse a 20),
+comunión —preferentemente ese día, admitiéndose dentro de la jornada siguiente si fuera necesario—,
+rezo de cinco decenas del rosario y, además,
+quince minutos de meditación sobre uno o varios misterios.
Estas indicaciones se remontan a 1925, en Pontevedra (España), ocho años después de Fátima, cuando la Virgen, con el Niño Jesús, se apareció a Lúcia, entonces postulante de las Doroteas. El Niño pidió «compasión del Corazón de tu santísima Madre, cubierto de espinas», y la Virgen añadió: «Prometo asistir en la hora de la muerte, con todas las gracias necesarias para la salvación, a quienes, durante cinco meses consecutivos, se confiesen, reciban la sagrada comunión, recen cinco decenas del rosario y me hagan compañía quince minutos, meditando los misterios del rosario, con intención de reparar».
La Virgen señaló dos condiciones para el fin de las guerras: el cumplimiento de los Primeros Sábados en toda la Iglesia y la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón, pedida posteriormente en Tuy (España) en 1929.
Qué es la devoción de los primeros sábados
La «devoción de los primeros sábados» es una práctica mariana orientada a la reparación por ofensas y blasfemias contra el Inmaculado Corazón de María —como negar su virginidad perpetua o la Inmaculada Concepción—. Nació en 1925 en Pontevedra (España) a partir de una aparición a Lúcia dos Santos.
Según el mensaje transmitido, se prometen dos gracias a quienes la practican con verdadera devoción y arrepentimiento: asistencia de la Virgen en la hora de la muerte con las gracias necesarias para la salvación y paz en la tierra. Además, se señaló la difusión de esta práctica en toda la Iglesia —junto con la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón— como condición vinculada al fin de las guerras.

























