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Fiestas cristológicas en Junio

Hemos terminado el tiempo de Pascua y el mes de mayo con la fiesta de Pentecostés. Si quieres saber más sobre esta palabra y esta fiesta:


Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. 1 junio 2023

El jueves posterior a la Solemnidad de Pentecostés


Esta festividad tiene sus orígenes en la celebración del sacerdocio de Cristo que se realiza en la Iglesia desde siempre, pero que en algunas localidades o diócesis, concretamente de España, cobró una forma particular al dedicársele un día del año en particular.

La celebración fue introducida en España en 1973 con la aprobación de la entonces Sagrada Congregación para el Culto Divino, con el patrocinio del Papa San Pablo VI. Posee textos propios para la celebración de la Santa Misa y el Oficio, aprobados dos años antes. En algunas diócesis de América s le denomina “Jornada por la santificación de los sacerdotes”.


San Juan Pablo II, en su encíclica “Ecclesia de Eucharistia” señalaba que “el Hijo de Dios se ha hecho hombre, para reconducir todo lo creado, en un supremo acto de alabanza, a Aquel que lo hizo de la nada… De este modo, Él, sumo y eterno Sacerdote, entrando en el santuario eterno mediante la sangre de su Cruz, devuelve al Creador y Padre toda la creación redimida. Lo hace a través del ministerio sacerdotal de la Iglesia y para gloria de la Santísima Trinidad”.


Santísima Trinidad. 4/6/2023

El lunes siguiente a Pentecostés retomamos el tiempo ordinario, tiempo de la Iglesia (color verde), tiempo para celebrar y vivir el evangelio de cada día.


La herejía de Arrio, que dudaba de la divinidad de Jesús y del vínculo entre la Santísima Trinidad, fue condenada por los concilios de Nicea (año 325, el Credo Niceno) y Constantinopla (año 381, el Credo Niceno-Constantinopolitano). Desde aquí se promueve la fe en la Trinidad. Alrededor del año 800, surge una misa votiva en su honor, que se celebraba en domingo -decisión que encontró oposición porque todos los domingos implican el recuerdo de la Trinidad- hasta que el Papa Juan XXII introdujo la fiesta para toda la Iglesia en el año 1334.


Celebramos esta fiesta cada domingo después de Pentecostés.

Corpus Christi. 8/11 de junio 2023

Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, antes llamada Corpus Domini (‘cuerpo del Señor’), es una fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la Eucaristía. Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de los creyentes en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento, dándole públicamente el culto de adoración (latría) el jueves posterior a la solemnidad de la Santísima Trinidad, que a su vez tiene lugar el domingo siguiente a Pentecostés (es decir, el Corpus Christi se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección).

Sagrado Corazón de Jesús. 16 junio 2023

Viernes 16 de junio de 2023, viernes después del segundo domingo tras Pentecostés: la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

Y al día siguiente: la fiesta del Sagrado Corazón de María.

Dos corazones, uno al lado del otro, rebosantes de amor.

Dos días para celebrar a Jesús, el Hijo, y a María, su madre, nuestra madre y su infinita misericordia.


Celebrar el Corazón de Jesús es celebrar el AMOR de Dios por ti, un encuentro de gracia, un lugar de presencia, de encuentro. El nos invita a habitar en su Corazón, allí donde estemos vivir en su presencia.

También es una llamada a la reparación, para consolar el Corazón de Jesús, para devolverle el «Dominio Universal» del mundo.

Con esta fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, Jesús mismo busca tu vida interior, tu crecimiento en la vida de fe, poner tu corazón mirando al Corazón de Cristo. Y asemejar tu vida a la Persona de Cristo. Hasta poder decir con San PAblo: ‘no soy yo quien vive; es Jesucristo quien vive en mí’.


Esta devoción tiene una larga historia, que se remonta a San Bernardo, abad de Claraval, en el siglo XII, con su devoción a la humanidad de Jesús. Lutgarda, Matilde y Gertrudis practican personalmente y difunden con sus escritos la devoción al corazón de Jesús. Más tarde, en el siglo XVI, Luis de Blois y nuestro San Juan de Ávila predican y dan forma a la veneración del corazón de Cristo. Y San Juan Elides, ya en el XVII, la populariza y consigue incluirla en la liturgia.

Pero, sin duda, el espaldarazo a esta devoción lo da una monja recluida en su convento de Paray-le-Monial (Francia), llamada Margarita María de Alacoque. Entre 1673 y 1675, recibe cuatro revelaciones notables. Según propia confesión, la primera tuvo lugar mientras estaba en presencia de Jesús Eucaristía, que le confió: «Mi divino Corazón está tan apasionado de amor a los hombres, en particular hacia ti, que, no pudiendo contener en él las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame, valiéndose de ti, y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo».

Sobre la segunda manifestación (1674), la monja de la Visitación asegura: «El divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, más esplendoroso que el sol y transparente como el cristal, con la llaga adorable, rodeado con una corona de espinas, significando las punzadas producidas por nuestros pecados, y una cruz en su parte superior». Como se ve, en esa segunda revelación ya aparecen los elementos doloristas que marcarán fuertemente la devoción al Corazón de Jesús.


la más popular de sus visiones ocurrió en 1675, estando ante la Eucaristía, y escuchó de Jesús: «He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres, que ... no recibe en reconocimiento, de la mayor parte, sino ingratitud, ya por sus irreverencias y sacrilegios, ya por la frialdad y desprecio con que me tratan en este sacramento de amor (...). Por eso te pido que se dedique el primer viernes después de la octava del Santísimo Sacramento a una fiesta especial para honrar mi Corazón».


Por fin, en 1765, a petición del episcopado polaco y de algunos reyes, el papa Clemente XIII aprobó un oficio del Sagrado Corazón, limitado a algunas diócesis. Casi un siglo más tarde, en 1856, Pío IX instituyó esta solemnidad como fiesta universal para toda la Iglesia católica. el papa León XIII, en 1899, hizo la consagración solemne de todo el mundo al Sagrado Corazón, manifestando que era «el acto más grande de mi pontificado», y escribió la encíclica Annum sacrum, poniendo el Año Santo de 1900 al calor del Corazón de Jesús.

Pío XI firmó la encíclica Miserentissimus Redemptor, sobre la importancia de esta devoción para la espiritualidad cristiana, llamándola «el compendio de toda la religión y la norma de vida más perfecta».

Pío XII, siguiendo los pasos de su predecesor, en 1956, dedicó otra larga encíclica a ponderar y propagar la devoción al Corazón de Jesús, titulada Haurietis aquas, donde asegura que «el culto al Sagrado Corazón de Jesús se considera, en la práctica, como la más completa profesión de la religión cristiana».

Pablo VI, en 1965, da a luz la carta Investigabiles divitias, donde califica la devoción al Corazón de Jesús como «una forma noble y digna de esa verdadera piedad hacia Cristo que, en nuestro tiempo, por obra del Concilio Vaticano II en especial, se viene insistentemente pidiendo».

Juan Pablo II, en 1979, dedica su primera encíclica Redemptor hominis a Jesucristo, presenta su cristología desde la perspectiva del Corazón de Jesús. La segunda encíclica del papa Wojtyla, de 1980, titulada Dives in misericordia, está toda ella volcada en el amor misericordioso del Padre, manifestado en Jesucristo, todo corazón. […]


«Éste es mi mandamiento: que os queráis mutuamente». «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros». «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: en que os tenéis amor recíproco». Es la novedad religiosa más positiva en la historia del mundo. Las primeras generaciones cristianas lo practicaron tan bien que los paganos no tenían más remedio que exclamar: «Mirad cómo se aman!».


Renovar la devoción al Corazón de Cristo es volver a la fuente de su mandamiento signo, para demostrar que no hay palanca más eficaz para elevar el mundo que el amor cristiano, No hay motor tan potente para mover la humanidad como amar como Cristo.

No sólo podemos compensar espiritualmente con nuestro amor el desamor de tantas personas al Jesús personal, sino también podemos y debemos neutralizar los egoísmos e injusticias cometidas actualmente contra los miembros del Cristo completo. Esta reparación está sólidamente basada en la doctrina paulina de «suplir en nosotros lo que falta a la pasión de Cristo, en favor de su Cuerpo» (2Co 1, 24). Y, sobre todo, tiene su fundamento en las palabras del mismo Jesús, que tomó como hecho a sí mismo todo aquello que hacemos en favor de los necesitados. Releer el discurso del Rey Jesús, en el capítulo 25 del Evangelio según San Mateo, es la mejor forma de vivir la reparación real, no sólo piadosa, al Cristo encarnado en la humanidad doliente, restañando las heridas infligidas a los miembros rotos de su Cuerpo social.


Consagración al Sagrado Corazón de Jesús.

Un último punto esencial en la devoción al Corazón de Cristo es la consagración. Si el amor con amor se paga, la lógica del corazón exige corresponder al amor personal de Jesús a cada uno de los seres humanos con la entrega propia de todos a él. De ahí nació la costumbre del ofrecimiento diario de la jornada, con todo su bagaje de acciones y pasiones, de alegrías y tristezas, de gozos y sombras, de sonrisas y lágrimas, al Corazón que tanto ha amado a los hombres. Los papas han considerado que esta consagración debía hacerla toda la Iglesia y, en su nombre, la humanidad entera. Así, Pío IX, el 22 de abril de 1875, León XIII, en 1898, Pío X, con motivo de la fiesta del Sagrado Corazón, y Pío XII, el 8 de mayo de 1928, leyeron y difundieron sendos actos de consagración colectiva al Corazón del Redentor.


San Ignacio lo formuló lúcidamente con su petición a lo largo de los ejercicios: «Pedir conocimiento interno de Cristo, para más amarle y seguirle». Un conocimiento de su intimidad -su Corazón-que nos atraiga como un imán y nos empuje a su imitación, hasta pasar por la tierra «haciendo bien».

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN

Para rezar cualquier día del año, o todos los días del año. Pero especialmente el día viernes de la festividad del Sagrado Corazón de Jesús y anterior al Inmaculado Corazón de María:

Oración de San Juan Pablo II:

La rezaremos juntos el viernes 16 de junio tras la Eucaristía de 20:00h

Señor Jesucristo, Redentor del género humano, nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón con humildad y confianza, con reverencia y esperanza, con profundo deseo de darte gloria, honor y alabanza. Señor Jesucristo, Salvador del mundo, te damos las gracias por todo lo que eres y todo lo que haces. Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo, te alabamos por el amor que has revelado a través de Tu Sagrado Corazón, que fue traspasado por nosotros y ha llegado a ser fuente de nuestra alegría, manantial de nuestra vida eterna. Reunidos juntos en Tu nombre, que está por encima de todo nombre, nos consagramos a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la verdad y la caridad. Al consagrarnos a Ti, renuevo (nosotros, esta comunidad, parroquia, ... renovamos) nuestra intención de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordioso y pleno amor. Señor Jesucristo, Rey de Amor y Príncipe de la Paz, reina en nuestros corazones y en nuestros hogares. Vence todos los poderes del maligno y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado Corazón. ¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti, al Padre y al Espíritu Santo, único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos! Amén.




¿SAbes que hay una capilla de adoración perpétua en el convento de Santa Clara en la ciudad vieja.

Y...

Cada tercer Viernes de mes: Ayuno a pan y agua

en comunión con las hermanas Clarisas de A Coruña

y

Eucaristía a las 18:30h por las vocaciones en esta ciudad,

en el convento de Sta Clara. Pza Sta Bárbara. Coruña.

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