Toda persona busca alivio ante la dificultad de la vida, ante la realidad que conlleva sufrimiento, ante la gravedad de lo que sucede en el mundo.
Todo el mundo busca una razón para vivir, incluso en medio de esa adolescencia que te tiene ocupado en creerte Dios. Todos quieren ver más allá de uno mismo.
En la parroquia sabemos que tenemos la respuesta, si, en la parroquia, porque Cristo está aquí para dejarse encontrar.
Las personas, las familias, los matrimonios, las relaciones con sus hijos, ya sabes, todas estas cosas se ven afectadas por el roce diario.
Y nuestra comunidad está llena de testigos de Dios, que estáis respondiendo a la llamada de la evangelización. Vosotros, responsables de la vida en cada grupo, sois los testigos que estáis haciendo presente a CRISTO y su respuesta.
¿Qué tenemos para ofrecer que el ser humano no pueda darse por sí mismo?
Es el evangelio y es la gracia que viene por medio de Jesucristo.
¿No está ya evangelizando la iglesia?
En 1984, San Juan Pablo II pronunció un discurso a la Congregación para el Clero en el que dijo que la evangelización debe ser prioritaria, lo más importante.
La EVANGELIZACIÓN es lo primero.
Ocupa el primer lugar en importancia y el primero en orden.
Si no ponemos las cosas en orden, si no evangelizamos a las personas antes de catequizarlas y prepararlas para los sacramentos, antes incluso de atender tantas urgencias que nos ocupan, no sucederá algo grande.
Conocemos el catecismo, los documentos de la iglesia, el evangelio también. Pero en su mayor parte no lo vivimos.
No se trata sólo de hacer algo. Un ejemplo claro son los colegios, no se trata de hacer celebraciones, de qué sirve un plan pastoral sino vivimos el evangelio.
En el centro de esta primacía, de esta llamada a la primacía de la evangelización, está la normalización de algo que no es normal para muchos. Se trata de cambiar la cultura. No se trata sólo de ejecutar programas de evangelización, sino de crear una cultura de evangelización, un vida que sea testimonio de fe.
Esto necesitará tiempo.
Se trata de hablar de la prioridad de la evangelización, integrarla en nuestra vida y explicar a la gente por qué estamos llamados a hacerlo.
El pasado era el cristianismo cultural, bastaba la figura del capellán para organizar una pastoral. ¿Evangelización?. Ya no tenemos eso hoy. Ya no tenemos profesores que cuenten a sus alumnos que ayer fueron a misa y vieron tal cosa. Y tampoco muchos padres que acompañen a los hijos en oración cada noche.
Entonces, si no hacemos discípulos, no tendremos a nadie que adore a Dios.
El corazón de la vida de la iglesia y el corazón de la renovación de nuestra comunidad es la evangelización, el hacer discípulos.
La primacía de la evangelización es un factor crucial para una parroquia.
A través del primado de la evangelización, capacita a su pueblo para transformar la cultura. Y la gente llega a conocer a Jesús.
