13 sept
13 sept
Actualizado: 7 sept
¡Qué dolor verte por las calles camino de un juzgado!.
Nuestro claustro no es el mundo. Nuestro mundo es el claustro.
Fuera de la oración ¿qué hacemos? ¿Por quién luchamos, trabajamos, nos despertamos? Si sor Pureza pudiera hoy volver a ser ella misma, ¿Qué habría hecho ella?. Ponte en el lugar de su alma. ¿Ella también se habría visto iluminada por el Espíritu Santo para una vocación más alta que todos los papas y que deja a toda la familia franciscana y cristiana sumida en el error? ¿Se habría sentido parte de una iglesia no-iglesia dispersa y dividida?. Me gustaría seguir esperando a que encontraseis la luz y la paz, pasada esta tempestad y venidas al perdón y la comunión, pero veo asombrado que esto no pasa y va a más. Dice hoy un artículo de prensa: ‘Hay monjas para rato’. Para un rato. No hay futuro en ese camino. En vuestra nueva etapa en Orduña puede que me resulte más difícil visitaros, pero que sepas que yo sigo rezando por ti, y tus hermanas, para que encontréis la luz e ir a celebrar nuestra comunión plena. Hermana, es ya momento de poneros en manos de uno u otro obispo, le preguntéis como San Francisco: ¡¿Qué debemos hacer?' y todo se solucionaría al momento.
Dice nuestra Regla de Sta Clara: “Clara, indigna sierva de Cristo y plantita del muy bienaventurado padre Francisco, promete obediencia y reverencia al señor papa Inocencio y a sus sucesores canónicamente elegidos y a la Iglesia Romana.” Asimismo, ella y sus hermanas prometen guardar “inviolablemente esa misma obediencia a sus sucesores”.
Llegar al punto de insultar ‘cobarde’ al que puede sosteneros y ayudaros. Esta situación es fruto de muchas pequeñas y grandes decisiones no contrastadas con madre Iglesia para discernir la voluntad de Dios.
Esta imagen es representativa de que estamos fuera de nuestro lugar. No es en las calles ni defendiéndonos de nuestra madre, la Iglesia, donde tú y yo debemos estar.
Celebramos hoy la fiesta de Santa Clara, y debería ser nuestra fiesta, en comunión y obediencia mutua. Creo que este día coincide en nuestros respectivos calendarios litúrgicos. Como nos pedía san Francisco, siempre en obediencia, por encima de nuestro inteligente juicio personal. Qué bonito si para este día hubiera terminado vuestro camino fuera de la Iglesia madre y estuviéramos celebrando juntos en torno a San Damián.
Hemos sido convocados, al inicio de nuestra vocación, para esperarlo todo del Señor, en oración y confianza; sin salir a conquistar batallas que no eran nuestras. El error es no discernir de la mano de la santa madre iglesia y haber decidido todo con tantas prisas. Nadie quiere vuestro monasterio, éste será siempre propiedad de la Federación de Clarisas. La Iglesia quiere guardarlo para vosotras mismas, después de este extraño recorrido. Para toda decisión necesitamos un año en adoración, ¡cuánto más para decidir que Dios nos ha hablado a nosotros antes que a los Papas y obispos!!!.
En el concilio de Nicea, cuando los obispos estaban discutiendo y discerniendo la verdadera doctrina frente a Arrio; uno de ellos, San Nicolás, planteaba como criterio la verdad que viven las comunidades. Cada comunidad puede estar llamada a una vocación especial, a vivir una radicalidad concreta, a tener un carisma propio, … pero no está llamada a redefinir la fe católica por separado, sin someterse al discernimiento del concilio. Ninguna comunidad puede erigirse en más verdadera que las demás, pues la verdad se manifiesta en el discernimiento en comunión.
Para eso está el concilio, en comunión con el Papa puede dar un paso en la definición de fe católica. Dios no va a llamar nunca a una comunidad a un conocimiento teológico, que sitúe en el error a las demás comunidades. Una cosa son nuestros carismas propios y otra la unidad en la fe.
Si yo tengo cualquier descubrimiento, teológico, intuición o incluso empiezo una nueva actividad, yo debo comunicárselo a mi obispo y ponerme en su discernimiento para dejarme corregir o subordinarme a quien él quiera ponerme en obediencia.
Nosotros también celebramos en cada eucaristía el sacrificio de Cristo; y sería un regalo para todos nosotros vuestros consejos. Yo desde mis primeras conversaciones contigo intento ya no mirar fuera del altar, ni quien entra, ni sale, ni tose, etc.. por poner un ejemplo. Siguiendo vuestros consejos, sería tan bonito ir creciendo juntos. Me duele tanto que estés siendo mal conducida y que con tu alto sentido de obediencia y servicio estés asintiendo así a tu/vuestra propia soledad.
Los pecados de la Iglesia que rechazáis son también vuestros pecados. Sería vanidad pensar que no lo son. Estáis fundamentando vuestra andadura en algunas mentiras que te han hecho creer que son mensajes de Dios. Aun pido a Dios que todo sea para un día manifestar su gloria sin perderos para esta familia, en la que os necesitábamos tanto y que tanto hemos disfrutado de la fraternidad a la sombra de Francisco y Clara. En mala hora apareció D. Pablo en vuestras vidas y asuntos financieros que os hizo soñar planes para los cuales necesitabais separaros.
Aquellos días previos al día 8 de mayo en que el discretorio os comunica que si no dabais este paso el Señor Obispo iba a desmantelar vuestra comunidad era una imaginación imaginada buscando una voluntad ajena a la de Dios. Y tomasteis la oscura decisión de asumir ese manifiesto del sedevacantismo de D. Pablo. Por encima del sano juicio y comunión. Creyendo que así garantizabais vuestro proyecto más humano. Yo se que tú lo hiciste por fe y devoción y amor a Cristo. Pero qué te ha pasado para perder la capacidad de discernimiento individual y no defender tu comunión con Madre Iglesia. Ahí faltó mucha oración y buen acompañamiento para sentir la voz de Dios.
Nuestros servicios de gobierno tienen un tope de años, que no podemos sobrepasar, por salud comunitaria frente a los vicios personales, salvo justificando que no hay otra persona preparada para ese servicio/cargo. ¿Cómo es posible una cosa así cuando la lógica, la razón, la tradición, la realidad describen los procesos matemáticamente y sois todas tan capaces?. D. Mario, como obispo, en su apoyo a la comunidad, autorizó por tres años más el mandato de Sor Isabel. Ya eran demasiados años (12) como para seguir otros 3 años más. Esto sería lo único que D. Mario podría no concederos, por vuestro bien.. ¡Y tomáis una decisión así, sin renovar los cargos de autoridad!. ¿Cómo es que nadie en la comunidad ve que no es posible alargar más un cargo así, en una comunidad con tantas hermanas capaces?. Y Sucedió, como contó Ceacedo, que a última hora asumisteis y defendisteis públicamente el manifiesto de D.Pablo según el cual vuestra madre Iglesia, la que os ha engendrado a la vida y la que estamos aquí para ayudaros en el final de esta película, no es ya vuestra madre ni el camino recto, que todos estamos equivocados, nuestro sacerdocio no es válido etc… Alguna persona lo hizo por objetivos de este mundo. Tú lo hiciste creyendo servir a Dios. Por eso sigo aquí.
El día que la comunidad decidió que D. Pablo debía abandonar el monasterio te enteraste con la decisión ya tomada, no fue un discernimiento comunitario. Visteis con vuestros ojos que todo era mentira, no había 7 sacerdotes en Alar, no había comunidades de monjas, y la única que vimos no era en realidad una monja sino su mamá¡¡¡ Visteis que todo era mentira y sin embargo la doctrina de Ceacedo os la seguís creyendo al pie de la letra, afirmando que es la mejor formación que habéis recibido nunca!!!.
Yo no tengo formación ni tiempo para rebatir cada frase de ese manifiesto, pero sí quiero compartir una enseñanza de Newman, quien ahora el Papa va a proclamar Doctor de la Iglesia. En los tiempos de Newman, anglicanos y protestantes y creo que también ortodoxos acusaban a la Iglesia católica de lo mismo que vuestro manifiesto, de haber añadido novedades al "depósito" primitivo de la fe; novedades, que consideraban todos ellos adhesiones y corrupciones no legítimas que hacían de la Iglesia católica una distorsión del mensaje original de la primitiva iglesia, la de los apóstoles. Newman responde que la Iglesia católica, en todo tiempo, necesita desarrollar la expresión de la fe, del mismo modo que hicieron los primeros padres, los concilios, los papas, para responder a las dudas o exigencias de cada tiempo. Todo lo que la Iglesia ha expresado de nuevo después de cada concilio anterior o de las palabras de los Papas anteriores, son, en palabras de Newman, "desarrollos legítimos y necesarios”. Pues la Iglesia constituye "un Comité Apostólico permanente, para responder a las preguntas que los Apóstoles, al no estar aquí, no pueden responder, sobre lo que recibieron y predicaron" (Carta del 20 de octubre de 1871 a Richard Hutton, Cartas y Diarios, XXV).
Creo que el pasado junio no renovasteis vuestra profesión a la regla de Sta Clara, sino a ese manifiesto resumido. Pues la Regla empieza prometiendo obediencia a la Iglesia, en la persona del papa, sus obispos y sucesores, en comunión. El obispo Cloquel me ha caído muy simpático y coherente con sus ideas pero él no puede recibir vuestra profesión, porque no tiene la autoridad para ello, que pertenece al obispo diocesano, o a quien éste, en plena comunión, delegue.
Es un gran error insultar a un obispo, despreciar la colegialidad de la Iglesia en la que habéis sido engendradas. Vosotras no pertenecéis al mundo del sedevacantismo mejicano, nunca vais a encontrar ahí vuestro descanso. D. Rodrigo me contaba que la única forma de unir a todo el sedevantismo en la obediencia a Roma es que surja un Papa que anule el concilio Vaticano II y vuelva todo al año 1960. Sería anular el deber y poder de la Iglesia de atar y desatar, paralizando la labor de Pedro y los apóstoles de llevar el evangelio a todos los rincones de la tierra. El sedevacantismo, por definición y por su enorme división, nunca podrá llegar a ver a un Papa que reúna a todos los cristianos y entregue a Cristo, el último día del mundo, las llaves de Pedro. ¿Vais a estar siempre tan afanadas extra ecclesiam, sin una 'madre' que os de, por fin, descanso?
Afirmáis que la verdadera transmisión del sacerdocio viene por un cardenal que no quiso reconocer la autoridad de los Papas y del concilio, -cuando le debe su vida al concilio, pues de haber estado en 1963 en Vietnam habría sido masacrado junto a su hermano-. Cardenal que ordenó sin licencias a los ‘papas’ del Palmar entre otros. ¿En qué manos estamos?. El mundo del sedevantismo está totalmente dividido y vosotras mismas no reconocéis a ninguno como autoridad. ¿A dónde vamos en semejante soledad? Imagínate que saliera adelante esa iglesia sedevacantista española, no sois vosotras el objeto de su cuidado y cariño. (https://x.com/sedevacante_esp?lang=es). Nadie os va a querer más que nosotros.
La mentira que ahora os sostiene es un entretenimiento y engaño para que sigáis perdiendo dinero y quedando todas obligadas a trabajar y trabajar para conseguir pagar a esas personas, sin tiempo para adorarLe. El abogado defiende que si toda la comunidad está de acuerdo en cambiar de confesión, el edificio también cambia de confesión. No es una buena defensa porque no hay fundamento jurídico. Es impensable que si yo ahora con mi guardián nos pasamos a Hare Krishna, nuestra iglesia se transforme, ipso facto, en un templo a Buda bajo mi custodia.
Podéis ser una comunidad católica y celebrar según el Vetus Ordo –en los tiempos que la conferencia episcopal permite- si esa fuese realmente vuestra motivación para llegar a esta situación. Y podríais corregir a los sacerdotes en todo aquello que no hacemos bien, si alguna vez dejamos ver nuestras personas más que el misterio que celebramos. He visto en vuestros capellanes una buena voluntad, tal cual la veo en ti, voluntad de servir a Dios y a vuestras comunidades. Fray Pedro especialmente, un hombre bueno que me ha ganado por su austeridad y la pobreza de su convento. O el Obispo Cloquell con muchas ganas de razonar las cosas bien hechas. Padre Manuel, P. Sergio, padre Diego.... Todos ellos, al igual que vosotras, razonan la necesidad de estar divididos porque no hemos hecho bien las cosas, porque no hay comunión, seriedad, coherencia, rigor o disciplina aquí o allá. Hermana mía. Dime quién hace bien las cosas. Solo la hermana comunión y obediencia en humildad nos permite ir creciendo cada día en santidad y buen hacer. Una humildad que no anula voluntades, sino tan solo las une en diálogo y escucha mutua y oración. ¿Podemos nosotros decidir qué está bien hecho, por delante de nuestros papas y concilios?
Unidos en oración. Tu hermano.
Comentarios