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Viacrucis que rezamos en Medjugorje

Foto del escritor: Fray DinoFray Dino

 


 Escrito por: Tomislav Ivancic. 

 

INTRO:

Cada uno de nosotros huye a menudo de la cruz de cada día. Jesús, por otra parte nos dirige a la ciudad, al pueblo, a nuestro hogar, puesto de trabajo, a nuestra vida, para que con fe podamos hacer lo que tenemos que hacer y para que todo lo que es transitorio en nosotros pueda morir y todo lo que es eterno permanecer.

 

Oración preparatoria:

Jesús, yo quisiera encontrarme contigo, guíame por el camino de mi vida,

 

María, Enséñame cómo agarrarme a la palabra de Jesús cuando tenga que caminar por el sendero del Calvario de mi vida; Ayúdame a estar preparado como tú para obedecer y decir “que se cumpla en mí tu voluntad”. Ayúdame a hacer lo que Jesús quiere que haga.

 

Padre, Aquí estoy. yo quisiera conocer el secreto de tu hijo para que tú me reconozcas como un hijo tuyo, un hijo que vuelve a ti. Amén

 


 

I. PRIMERA ESTACIÓN: Jesús es condenado a Muerte

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando un falso testimonio contra Jesús con ánimo de darle muerte." (Mt 26,59)


PRIMERA CRUZ: Aceptar el Juicio

Jesús te habla, escúchalo: A mí me juzgaron y me condenaron. Los gobernantes del Estado y de la Iglesia pronunciaron su sentencia. El pueblo que antes escuchaba mis sermones, me condenó. Mis amigos y los apóstoles huyeron. Ayer me elogiaban, admiraban los milagros, ansiaban tocarme y prometieron ser mis amigos para siempre. Ahora se vuelven contra mí, pidiendo a Pilato que me mandase crucificar. Pilato, un extranjero en mi tierra, quería liberarme. Sin embargo, mis paisanos lo persuadieron para que me condenase.

La gente a tu alrededor, hasta tus mejores amigos, te van a juzgar y te van a condenar. Eso no significa que tú tengas la culpa de algo. Ser juzgado es inevitable. El sostén más importante y más seguro es Dios. Esta Cruz te libera de la gente en la que quieres encontrar apoyo y te invita a que te apoyes en mí cuando te juzgan. Ser condenado por los demás te aproxima a mí. Porque Yo también fui juzgado y condenado. No te defiendas al ser juzgado. El juicio no te puede hacer daño, solo te acerca a la verdad, te lleva a la gloria. Esta es nuestra primera Cruz. ¡No temas! Estás conmigo. Ahora nadie te puede condenar.


"Queridos hijos, hoy os ruego poner fin a las murmuraciones…"(Mensaje del 12 de abril de 1984)

Padre Nuestro.

 

II. SEGUNDA ESTACIÓN: Jesús carga la Cruz

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"Y con todo eran nuestras dolencias las que Él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado." (Is 53,4)


SEGUNDA CRUZ: Aceptar nuestra vida cotidiana

Yo hubiera podido defenderme o pedir que me defendiesen. Yo hubiera podido decir: “Soy inocente, ¿por qué sufrir?” Sin embargo, acepté mi Cruz sin quejarme. La Cruz es cada instante de tu vida. La puedes aceptar o rechazar. Puedes huir de ella o encaminarte hacia ella. Yo la acepté. Ahora sé dónde encontrarme.

Tu fuerza no consiste en huir de la Cruz. Cada momento de tu vida te empuja a tomar la decisión de dejar lo tuyo y proseguir conmigo. Esta es la segunda Cruz. Pocos la reconocen. Los hombres buscan unas cruces extraordinarias y la Cruz ya está aquí, en la aceptación de la vida cotidiana. A través de la Cruz que se acepta, recibes grandes misericordias y tu fe crece como un arroyo rebosante.


"Queridos hijos! En estos días, en que con mucha alegría están celebrando la Fiesta de la Cruz, yo deseo que también para vosotros vuestra Cruz se transforme en alegría. De modo especial, queridos hijos, orad para poder aceptar con amor las enfermedades, los sufrimientos, todo cuanto Jesús os acepta. Solo de esta manera, podréis decir con alegría que sois semejantes a Jesús." (Mensaje del 11 de septiembre de 1986)

Padre Nuestro/Ave María. 


 

III. TERCERA ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"…y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma." (Ef 5,2)


TERCERA CRUZ: Tener fuerza para dejarse caer

Es difícil caer. Todos desean quedar en pie y ganar. Yo soy Dios, no obstante soy débil y caigo bajo la Cruz. Todos miraban los milagros que realicé, los admiraban, pero ahora me ven caer, me ven con desprecio y derrotado. Ten valor de caer y no escondas tu caída, sino reconócela. En la tierra no puedes ser diferente. ¡Aquí estás para morir! Porque "quien pierda su vida, la encontrará". ¿Por qué tienes miedo de tus caídas? ¿Por qué tienes miedo de mirar a los hombres a los ojos cuando eres derrotado y cuando los demás se muestran más inteligentes que tú? ¿Por qué tienes miedo del pecado?

Estás luchando para que parezcas bueno a los demás. Mira, cuando caes, te acercas a mí. ¡No tengas miedo! La caída no es el fin. ¿Por qué te parecen tan trágicas tus caídas? ¿Por qué esa vergüenza? La caída te sirve para acercarte a mí y te levantaré.

Cuando comprendas que Yo también caí, hallarás en tu caída mi cariño y mi fortaleza. Lo importante no es que te aferres a la causa de tu caída, sino que vengas a mí.


"Queridos hijos! Esta tarde en particular los invito a ser perseverantes en las pruebas. Consideren este sufrimiento, todo poderoso todavía hoy lo utiliza en su plan. Por eso cuando tengan sufrimientos, ofrézcanlos en sacrificio a Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!" (Mensaje del 29 de marzo de 1984)


Padre Nuestro/Ave María. 


 

IV. CUARTA ESTACIÓN: Jesús encuentra a su Madre.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"Simeón los bendijo y dijo a María, su Madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción. ¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma! A fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»"(Lc 2, 34-35)


CUARTA CRUZ: Hacer sufrir a los que te aman

Es importante no dañar a los que se ama. Yo habría podido evitar este encuentro con mi Madre. ¿Conoces tú la angustia de ver la decepción en la persona amada? Los demás me desdeñaron y me rechazaron. Fui considerado hereje y seductor. Mi Madre sabía todo eso. Ella pudo ver mi dolor físico y psíquico y sin embargo, me miró a los ojos. Esa es la Cruz: mirar a los ojos al ser más querido cuando todos se burlan de ti.

Es imposible no decepcionar a los que se ama. No es posible protegerlos de eso. No rechaces esa Cruz. Me vas a encontrar en el momento en que te des cuenta de que has decepcionado a tus amigos y a los que te aman. Estás mirando cómo tu caída os hace daño. Y eso te atormenta por dentro. Mi Madre vio en mi caída mi naturaleza verdadera. Cuando en Ella murió la última esperanza de ver mi éxito, su fe resplandeció enteramente. El amigo verdadero vendrá cuando todo lo bueno en ti muera. Así vendrá la fe a tu vida y como eres. Acepta las dificultades inevitables. Acepta la posibilidad de decepcionar a alguien. Desde este momento, acércate a mí y a mi Madre.


"Queridos hijos! Ya os he dicho que los he escogido de manera especial, tal como son vosotros. Madre los ama a vosotros como son y los acoge como son. Yo los amo aun cuando están lejos de mí y de mi Hijo. Os ruego: no permitan que mi corazón llore lágrimas de sangre a causa de las almas que se pierden en el pecado. Por eso, queridos hijos, ¡orad, orad, orad! ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!"(Mensaje del 24 de mayo de 1984)


Padre Nuestro/Ave María.


V. QUINTA ESTACIÓN: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"Sino alegraos en la medida en que participáis en los sufrimientos de Cristo, para que también os alegréis alborozados en la revelación de Su gloria."(1 Pedro 4,13)


QUINTA CRUZ: Aceptar a ser ayudado

Yo fui repudiado por todos. Me abandonaron los que había sanado. Me abandonaron las personas más cercanas. Estaba sangrando, estaba herido y conmovido a causa del encuentro con mi Madre. En ese momento, cuando esperaba el amor, un hombre fue forzado a que me ayudara.

Esperaba que me fueran a ayudar por amor o misericordia, pero Simón fue forzado a llevar mi Cruz. Esto también es una Cruz: no tener a nadie, estar sin nadie que te ame o tenga piedad de ti. Cuando aceptes todo esto, Yo estaré a tu lado y entonces no estarás solo.

¡Hay más! Ten el valor de dejar que te ayuden. Yo también, a pesar de ser Todopoderoso, hice lo mismo. Admite que los demás sean más fuertes que tú y admite que te defiendan. Admite que necesitas a los demás y acepta su ayuda.

Esta es la Cruz de la que no se puede huir. Así, te encaminas hacia mí.


"Vosotros parroquianos tenéis una Cruz grande y pesada, pero no debéis tener miedo de cargarla. Mi Hijo está con vosotros y os ayudará." (Mensaje del 15 de abril de 1985)


Padre Nuestro/Ave María.

VI. SEXTA ESTACIÓN: Verónica ofrece un paño a Jesús

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"Y el Rey os dirá: 'En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.'" (Mt 25,40)


SEXTA CRUZ: Saber recibir sin poder devolver

Se llevaron todo lo que me pertenecía. Y todos me abandonaron. Me quedé solo, sin nada, aguardando la muerte. En ese momento llegó Verónica y me ofreció un paño.

¿Sabes tú cómo es eso, sentirse conmovido, sentir gratitud y no poder devolvérselo? Yo tenía solamente mi sufrimiento y mi dolor para regalar. Y le regalé a ella mi rostro, empapado de sangre e impreso en su paño.

La Cruz es dejar que la gente te haga bien y no tener nada para devolver. Ten el valor para hacer lo que hice Yo. Acepta la bondad de los demás a pesar de que no puedas recompensarlo. Acepta que esté permitido deber el favor. No tienes que recompensarlo todo sino ofrecerte a ti mismo. Aprende a recibir sin la obligación de recompensarlo.

Aquí no se trata de negocios. Esta es la puerta hacia mí. Acepta la vergüenza que surge de la imposibilidad de devolver algo. Así, te encaminas hacia mí. He aquí tu sexta cruz: no poder devolver a Dios todo su amor.


"Queridos hijos! Deseo agradeceros a todos los que oran e invitan a los demás a la oración. No olviden que sin amor no pueden acogerme, ni a mí ni a mi Hijo. Sin amor, no pueden transmitir sus experiencias a los demás. Por eso, queridos hijos, los invito a comenzar a vivir el amor dentro de vosotros. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!" (Mensaje 27  marzo 1986)


Padre Nuestro/Ave María.


 

VII. SÉPTIMA ESTACIÓN: Jesús cae por segunda vez

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"Todos los que me ven, de mí se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza: 'Se confió a Yahveh, ¡pues que él le libre, que le salve, puesto que le ama!'"(Salmo 22, 8-9)


SÉPTIMA CRUZ: Caer una vez más

Ya había caído una vez. Todos esperaban de mí que fuese fuerte. Sin embargo, caí una vez más. Sabía que eso iba a espantar a mi Madre, suscitar la risa en mis enemigos, atemorizar y decepcionar a mis amigos. Mi fragilidad estremeció a todo el mundo. Se preguntaban: "¿Es éste Dios de verdad?" Yo acepté esa Cruz. Mi Padre quería demostrar que Él fue más fuerte en mí que cualquier miedo.

Cuando caes por primera vez, todavía puedes encontrar las excusas. Pero cuando te ves derrotado por segunda vez, todos pueden decir que no vales nada.

Tú vas a resistir la Cruz, intentarás justificarte y enmendarlo todo. Así te alejas de mí, porque cuando rechazas ser mi testigo, te conviertes en testigo de ti mismo y de tus propias fuerzas. Sabes que seguirás cayendo y que Yo te seguiré levantando. Entonces dirán: Mira, alguien le ayudó a levantarse.. Tu séptima Cruz consiste en la aceptación de la caída. Es la derrota del cuerpo y la victoria del Espíritu.


"Queridos hijos! Os doy gracias por haber ofrecido al Señor todos sus esfuerzos, y los invito a que Él los tome en sus manos y los transforme. Quiero que sepan que Él los ama y que la razón de su amor es para salvarlos. Continúen ofreciendo siempre todas sus dificultades al Señor y no se preocupen. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!" (Mensaje del 11 de octubre de 1984)


Padre Nuestro/Ave María.


VIII. OCTAVA ESTACIÓN: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén 

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos.» "Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?»" (Lc 23, 28 y 31)


OCTAVA CRUZ: Consolar a aquellos que te consuelan a ti

Las mujeres me escuchaban, me querían y me creían. Yo bendecía a sus hijos. Me miraban con sus corazones y no podían comprender cómo era posible que Yo fuese sentenciado así. Lloraban por eso. Sentían que, con esto, la vida fue sentenciada a muerte. Se apenaron. Entonces Yo las consolaba.

Esto también es una Cruz: sobreponerte a tu propio sufrimiento, superarlo para divisar la salvación. Ningún dolor es trágico. La tragedia es la ceguera y la rigidez del corazón. Dejarse llevar por la autocompasión y no poder ver que cada muerte tiene una resurrección, cada enfermedad su curación y que cada ida es la vuelta, eso es una tragedia.

La victoria es consolar a los demás cuando tú también necesitas un consuelo. Entonces toda consolación proviene de Dios. Ten el valor de no depender del consuelo humano sino buscar la fuerza de Dios.


"Queridos hijos! Esta Cuaresma debe ser para vosotros un estímulo en el camino de la santidad. Los invito en este momento: apaguen el televisor y dejen a un lado las diversas cosas que no os son necesarias. Queridos hijos, los invito a la conversión personal. ¡Este tiempo es para vosotros! ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!"  (Mensaje 13 de febrero de 1986)


Padre Nuestro/Ave María.


 

IX. NOVENA ESTACIÓN: Jesús cae por tercera vez 

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"Pues mi vida se consume en aflicción, y en suspiros mis años; sucumbe mi vigor a la miseria, mis huesos se corroen. De todos mis opresores me he hecho el oprobio; asco soy de mis vecinos, espanto de mis familiares. Los que me ven en la calle huyen lejos de mí." (Sal 31, 11-12)


NOVENA CRUZ: Perder todo

Caí por tercera vez. Pensaban que ese iba a ser mi último fracaso. Y cuando todos pensaban que no podía seguir adelante, me levanté, tomé mi Cruz una vez más y la llevé al Gólgota. Uno puede hacer lo imposible aun cuando todos piensan que no es posible.

Llegará el momento en que todos te digan: "No lo vas a conseguir, se acabó". Y tú pensarás: "No puedo más". Es el momento de tu derrota total. El momento en el que reconocerás que no puedes seguir adelante. ¿Caerás en la desesperación? No tengas miedo. Son las puertas que se abren para que te puedas encontrar conmigo una vez más.


"Queridos hijos! En estos días deseo deciros que pongan la Cruz en el centro de su vida. Orad especialmente ante la Cruz, porque de ella se derraman grandes gracias. Hagan ahora en sus casas una consagración especial a la Cruz. Prometan no ofender más a Jesús ni a la Cruz, ni pronunciar más blasfemias. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!"  (Mensaje 12 de septiembre de 1985)


Padre Nuestro/Ave María.

 

 

X. DÉCIMA ESTACIÓN: Despojan a Jesús de sus vestiduras 

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"Puedo contar todos mis huesos; ellos me observan y me miran, repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica." (Sal 22, 18-19)


DÉCIMA CRUZ: Proteger tu intimidad

Permití que me viesen desnudo y que me robaran lo más íntimo. Permití que la maldad del infierno se ensañara conmigo. Permití que deshonraran mi cuerpo y mi pudor. Siempre aspirarás a poseer un pequeño trozo de la vida y del mundo solo para ti, un rincón en el que puedes estar solo, algo que quieres proteger de los demás o algo de lo que, incluso, te avergüenzas de tener, algo que los demás no pueden ver, ya que te deshonraría. Lo protegerás y lo esconderás pensando que a eso tienes derecho. Precisamente aquí se encuentra tu temor del pecado. Querrás proteger tu intimidad a cualquier precio y lucharás por eso. Sin embargo, llegará el momento en el que no vas a conseguir proteger tu intimidad. Tendrás que llevar esta Cruz también.

En la vida llega el momento cuando te roban todo, cuando uno no tiene nada suyo. Así, ya no te queda nada. Regala a Dios todo lo que tienes. Mi Padre y Yo seremos lo más íntimo para ti. La Cruz no representa únicamente la desnudez del cuerpo. Lo que es más duro es la desnudez del alma. Pero los pecados te habían desnudado hace tiempo. Toma esta Cruz y nadie jamás podrá desnudarte. Permite a Dios que te regale unas nuevas vestiduras. Entrégale tu intimidad a Dios. En vano te empeñas en guardar tu inocencia. Deja que Dios la vista de una inocencia perfecta. Admite hoy que eso es tu punto débil. He aquí tu décima cruz: la Cruz de la timidez, la vergüenza, y de no ser digno de permanecer inocente. La Cruz del miedo de que alguien se ría de tus caídas. La Cruz y pronto más se va a encontrar. Aquí te espero. Entonces no temerás. Solo acepta que eres débil, que no eres diferente de los demás: el hombre con una intimidad deshonrada. Pero debido a eso nos vamos a encontrar y nadie podrá deshonrarte jamás.


"Mirar alrededor, queridos hijos, y veréis cuán grande es el pecado que domina en esta tierra. Por eso orar para que Jesús triunfe." (Del mensaje del 13 de Septiembre de 1984)  Padre Nuestro/Ave María.


XI. DECIMOPRIMERA ESTACIÓN: Jesús es clavado en la Cruz 

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados." (Is 53,5)


CRUZ DECIMOPRIMERA: Ser clavado en tu propia Cruz

Mientras que llevas la Cruz todavía es posible deshacerte de ella. Pero cuando te claven en ella, son inseparables. Ahora sabes que la Cruz es tu destino hasta que llegue la muerte. Es sumamente difícil aceptar eso. A ti te gustaría liberarte de tus cruces pero ahora estás clavado en ellas. Es el lugar en el que se muere. La gente te seguirá clavando en las cruces. ¿Te vas a asustar o te vas a fiar de mí? Hay cruces que se llevan hasta el final. En vano te empeñas en liberarte de ellas. Te toca dejar de luchar en vano y venir a mí. Entonces morirás y empezarás a vivir. ¡No temas! No quiero que te ilusiones con algo que nunca llegará. Las cruces nos acompañan hasta el final; cuanto antes mueras antes resucitarás. Cuanto antes dejes de resistirte antes me encontrarás. Acuérdate de esta Cruz. Este es nuestro encuentro decimoprimero. Y me alegro de este encuentro.


"Rezar especialmente delante de la Cruz, de la cual vienen grandes gracias." (Del mensaje del 12 de septiembre de 1985)


Padre Nuestro/Ave María.


 

XII. DECIMOSEGUNDA ESTACIÓN: Jesús muere en la Cruz

 

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua." (Jn 19,34)


RUZ DECIMOSEGUNDA: Morir en la Cruz

Morir. Abandonar la tierra. Pero para vivir, no para desaparecer. Con mi muerte se cumple la voluntad del Padre y por eso digo: "Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu". Yo cumplí con el plan de mi Padre. Tú piensas que la muerte es el final y por eso tienes miedo. Te resistes y, sin embargo, sin ese momento en el que aceptes la muerte la vencerás. Entonces me encontrarás. Mientras te resistas a la muerte pidiéndome que te libere de ella, Yo estoy lejos. Entiende que me encontrarás en tu muerte. Porque la muerte destruye todo lo que es pecado y todo lo mortal. Pero Yo, Yo destruyo a la muerte. La muerte te libera de las cruces y Yo te libero de la muerte. Hoy mira la muerte a los ojos. Toma tu Cruz como el regalo del Padre. Tú eres un ser mortal. Pero eso es un regalo de Dios. Mientras te resistas, no me vas a encontrar. La Cruz decimosegunda es como una fiesta, como el culmen y el final de todo. Pero, en verdad, es el comienzo de la vida.


"Queridos hijos: No deseo otra cosa más que vosotros orad y mediten en el Corazón de mi Hijo Jesús. Pensar en las heridas causadas en el Corazón de mi Hijo, este Corazón herido por tantos pecados." (Mensaje del 5 de abril de 1984)


Padre Nuestro/Ave María.


 

XIII. DECIMOTERCERA ESTACIÓN: Desclavan a Jesús y lo entregan a su Madre

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"Vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante al dolor que me atormenta, con el que Yahveh me ha herido el día de su ardiente cólera." (Lam 1,12)


CRUZ DECIMOTERCERA: No gozar los frutos de la propia labor

Justo cuando morí, se me aproximaron mis amigos. Tú eres como una semilla para los tiempos futuros y, sin embargo, quieres ver los frutos de tus manos ahora mismo. Mis discípulos a menudo mueren desesperados y desdichados, mientras que otros prosperan de sus muertes. A los demás les tocará vivir alegría. Yo a ti te he puesto por sembrador de los mundos nuevos. Es tu Cruz. Te doy la fe porque en la vida pocos éxitos tendrás. Solo después de la muerte te desclavarán de la Cruz y te elogiarán. Pero en la eternidad vas a vivir sin la Cruz por haber tenido el valor de llevarla durante la vida. Esforzarte y no poder disfrutar de los frutos de tus obras es la Cruz decimotercera. La valentía es sembrar para que otros cosechen. Soy Yo quien salgo a tu encuentro. Eso es la Pascua.


"Queridos hijos: El segundo mensaje para los días de Cuaresma es que deben renovar la oración ante la Cruz. Quiero daros gracias especiales, y Jesús, desde la Cruz, os concederá dones especiales. ¡Acójanlos y vívanlos! Mediten en la Pasión de Jesús y únanse a Jesús en sus vidas. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!" (Mensaje del 20 de febrero de 1986)


Padre Nuestro/Ave María.


 

XIV. DECIMOCUARTA ESTACIÓN: Jesús es sepultado

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador. Amén

"En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto." (Jn 12,24)


CRUZ DECIMOCUARTA

Quedar sin esperanza

Mis amigos pensaban que me concederían el mayor honor poniendo mi cuerpo en la sepultura. Cuidaban de mi cuerpo y eso fue todo lo que podían hacer. Se olvidaron de lo que les había dicho: En tan solo tres días. Pero la muerte no tiene el poder sobre mí. La tumba te provoca el miedo. Después de que cierren la tumba dejarás de existir para el mundo. Y cuando ya no sea posible dejar huella en este mundo, ¿qué harás? Cuando te des cuenta de que nadie se va a acordar de ti, cuando te vuelvas anónimo y miserable, cuando no quede nada de ti, ¡me encontrarás! La Cruz es renunciar a cada deseo de representar algo, de ser alguien, de dejar huella en este mundo. El mismo deseo te impide ser luz. Aquí me encontrarás, pero ¿cómo (si todavía temes entrar en la tumba del egoísmo) acabar sepultado?

¿Cómo nos vamos a encontrar, si al Cruzar el puente hacia mí no quemas los puentes detrás de ti? Para acercarte a mí tienes que dejar atrás. Sólo a partir de este momento Yo ya podré transformar tu vida. Es la Cruz decimocuarta sobre la cual se adivina la Resurrección. ¡Cómo me alegra ver la tumba de la soberbia! Pero todavía te resistes a tu tumba, te resistes a tu muerte. Por eso si te estás muriendo. Si tan solo pudieras tender en la tumba del orgullo y morir para ti mismo, entonces resucitarías a través de mi vida. Sólo un hombre muerto puede resucitar. Porque todavía la muerte no te ha despojado de lo último de tu resistencia, ¡No temas! Este es el puente entre tú y Yo. La muerte del pecado es una alegría y el abrazo entre tú y Yo.

Es como una explosión del amor más hermoso que existe. Yo he recorrido ese camino y te estoy esperando. ¿Por qué no comprendes que Yo nunca he abandonado esta tierra? Vine como huésped. Ahora soy el dueño de la tierra. Y tú también serás así. Deja que la muerte lleve lo que de cualquier modo le pertenece a ella. No contemples la tumba como un final y una desesperación. La tumba es el nacimiento y el comienzo. Deja morir tu soberbia. El alba de Pascua está por venir.

"¡Queridos hijos! También hoy los invito a que me consagren su vida con amor, para que yo pueda guiarlos con amor. Queridos hijos, los amo con un amor especial y deseo conducirlos a todos al Cielo con Dios. Deseo que vosotros comprendan que esta vida, en comparación con la del Cielo, dura poco. Por eso, queridos hijos, decídanse hoy nuevamente por Dios. Solo así podré mostraros cuán queridos son por mí y cuánto deseo que todos se salven y estén conmigo en el Cielo.


¡Gracias por haber respondido a mi llamado!" (Mensaje del 27 de noviembre de 1986)


Padre Nuestro/Ave María.


ORACIÓN FINAL

JESÚS, tú has aceptado sufrir por el amor que tienes por nosotros, y por eso tu sufrimiento se ha convertido en nuestra Redención. Te damos gracias por tu Cruz. Te damos gracias por tus llagas y por tus tres horas de agonía. Te damos las gracias por tus heridas sobre la Cruz, por medio de las cuales nos diste a María como nuestra Madre: "¡AQUÍ ESTÁ TU MADRE!" (Gv 19,27)

Te damos gracias por las palabras pronunciadas en la Cruz, con las cuales nos enseñas qué cosa significa realmente perdonar: "PADRE, PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN." (Lc 23,34)

En esta hora nos acercamos a Tu Cruz a ofrecer todos nuestros sufrimientos: sufrimientos en la familia, en la Iglesia, en el mundo.

Sabemos que Tú, oh Jesús, quieres redimirnos. MARÍA, Madre amorosa, bajo la Cruz, reza con nosotros y por nosotros. ¡Por medio de la Cruz, SIGNO DE SALVACIÓN, Dios Todopoderoso puede protegernos de todo mal! Por medio de la Cruz, SIGNO DE TRIUNFO, Dios Todopoderoso puede liberar a todos los que sufren a causa de la influencia del mal! Por medio de esta Santa Cruz, Dios puede darnos todas las gracias que necesitamos, la gracia de la reconciliación, de la paz, del amor, de la fe y de la salvación. Con este Signo de la Cruz, Dios Todopoderoso puede bendecirnos y protegernos a todos nosotros. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


"Abandona tu orgullo, prepárate para morir y el amanecer de la Pascua surgirá por ti."



 

 
 
 

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